La economía de España vive un buen momento.
Mientras el resto de países europeos caían en el estancamiento o en la recesión, el Producto Interno Bruto (PIB) español aumentó significativamente.
Con un ritmo de crecimiento similar al de Estados Unidos, la española fue la que más creció de las grandes economías de la Unión Europea en 2023. Mientras Alemania creció un mínimo 0,1%, Italia un 0,7% y Francia un 0,9%, España lo hizo un 2,5%.
Y las previsiones oficiales apuntan a que el crecimiento español será notablemente superior al de los países de su entorno también en 2024.
La relativa bonanza de la economía española tras la grave crisis causada por la pandemia de covid coincide con un gran aumento de la migración hacia el país europeo.
Según los datos del Observatorio Permanente de la Inmigración del gobierno español, al terminar 2023 había 593.014 extranjeros con documentación más de los que había solo dos años antes.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) también arrojan un notable aumento de la población extranjera.
Solo en 2022, 1.120.474 extranjeros fijaron su residencia en España, un 41,8% más de los que lo habían hecho el año anterior. Eso convierte a 2022 en el año con el mayor saldo migratorio (la diferencia entre inmigrantes y emigrantes) de los últimos diez.
Esto ha convertido a España en el segundo Estado de la Unión Europea (UE) que más inmigrantes recibe, solo por detrás de Alemania.
Pese a la baja natalidad y la tendencia al envejecimiento que caracteriza a los locales, la población de España aumentó en 2023 en más de 500.000 personas, un aumento debido casi en exclusiva a la llegada de extranjeros.
Muchos de ellos proceden de América Latina. Según el INE, en el último trimestre de 2023 los que más llegaron fueron, en primer y segundo lugar, colombianos (42.600) y venezolanos (27.300).
Pero, ¿qué papel tienen estos migrantes en el buen momento económico de España?
Una estimación reciente del economista Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, un centro de análisis económico en Madrid, indicó que los inmigrantes son los responsables de la mitad del crecimiento económico español.
Y un reciente informe del Banco de España estimó que la población extranjera residente debería triplicar las previsiones actuales en 2053 para poder mantener la ratio entre trabajadores y pensionistas, vital para poder afrontar los pagos a las personas ya retiradas del mercado laboral.
Las claves del buen momento de España
«La economía española ha podido mantener un crecimiento sólido que el año pasado fue cinco veces superior al de la media europea”, dice Raymond Torres a BBC Mundo.
«España se ha beneficiado de que depende menos del gas ruso que el resto de Europa, cuyo suministro se vio alterado por el inicio de la guerra de Ucrania en 2022, y su factura energética no se ha visto tan afectada como la de otros países europeos”, indica el experto.
La vigorosa recuperación del turismo, una actividad fundamental para la economía española que ya muestra números de visitantes similares a los anteriores a la pandemia, y la llegada de los fondos Next Generation EU de la Unión Europea, de los que España es el segundo receptor en términos absolutos, también ayudan a explicar el buen momento.
Y aunque España sufre una de las tasas de desempleo más altas de Europa, con un 12,2%, los expertos recuerdan que es uno de los mejores datos de la historia reciente y las empresas se quejan de que no encuentran candidatos para cubrir muchos puestos.
“Muchas empresas se están viendo obligadas a gastar muchos recursos para encontrar candidatos idóneos dentro y fuera de nuestras fronteras”, le dijo a BBC Mundo Jorge Martín Blanco, especialista en Relaciones Laborales de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), la principal asociación de empresas del país.
Y aquí juegan un papel clave los extranjeros.
Profesionales cualificados
España lleva muchos años recibiendo inmigrantes y es un destino particularmente atractivo para los latinoamericanos por la facilidad que supone el idioma compartido y un marco legal que establece un acceso más sencillo a la residencia y a la ciudadanía para los migrantes de estos países por los fuertes lazos históricos con España.
Tradicionalmente se emplearon en los sectores menos apreciados por los españoles, como la hostelería, la agricultura o la atención a ancianos y enfermos, pero últimamente encuentran también su espacio en sectores en crecimiento donde habitualmente se requieren profesionales de mayor calificación, como los servicios de asesoría y los relacionados con las tecnologías de la información.
«Los inmigrantes acuden porque la economía está creciendo, pero su llegada favorece a su vez el crecimiento y le dan un impulso adicional a la economía», le dijo a BBC Mundo Rafael Doménech, de BBVA Research, el centro de análisis económico de uno de los mayores bancos españoles.
El ingeniero venezolano Gabriel Rondón llegó en 2022 con la intención de completar una maestría y no pasaron tres semanas hasta que encontró trabajo en una trasnacional española dedicada a proyectos industriales, energéticos y arquitectónicos.
Para él, todos han ganado con su llegada. «Me encanta España y me siento muy feliz aquí. Estoy contribuyendo enormemente al país y aprovechando que aquí, como en otros muchos países industrializados, hay una escasez enorme de ingenieros», cuenta a BBC Mundo.
La argentina Lara Villafañe es otra de las que llegó recientemente. El año pasado, ante la falta de perspectivas en su país, dejó su apartamento en Buenos Aires.
Pese a que contaba con la ventaja de tener un pasaporte italiano, lo que le permitió trabajar legalmente desde el primer día, los comienzos no fueron fáciles para ella.
«Mi primer trabajo fue en una panadería y tenía que madrugar mucho», le dice a BBC Mundo.
Pero poco después le hablaron de una empresa dedicada a la hostelería que buscaba personal para su departamento de Recursos Humanos, justo lo que ella había estudiado en Argentina.
Ahora trabaja como técnica de selección en Madrid mientras estudia una maestría con la que quiere “seguir progresando”.
Lara forma parte del 18% de habitantes de España que nacieron en el extranjero, un porcentaje que acerca al país a las cifras de Suecia y Alemania, países europeos con una larga tradición de acogida.
La peruana Marlene Risco llegó en 2022.
En España hay una alta demanda de trabajadores de la salud y ella ha sido una de las beneficiadas.
Graduada en Medicina, trabajaba en Lima para una trasnacional estadounidense dedicada a las investigaciones clínicas y le ofrecieron la oportunidad de trasladarse a cubrir una de las muchas vacantes en España.
«Me preocupaba que Lima se estaba volviendo cada vez más insegura, sobre todo desde que en mi edificio asaltaron a un vecino a mano armada».
Como tiene dos hermanos en Alemania, pensó que afincarse en España podía ser una buena oportunidad de acercarse a ellos.
Le dijo que sí a su empresa, obtuvo un permiso para trabajadores altamente cualificados y se trasladó allí con su esposo, sus tres hijos y su madre.
Ahora, dirige investigaciones para probar la efectividad de medicamentos y dispositivos médicos experimentales para el cáncer y otras enfermedades en hospitales repartidos por toda la geografía española.
Incluso su madre, también médica y jubilada en Perú, encontró trabajo en una residencia para personas dependientes en Madrid.
«Fundamentales para el estado de bienestar»
Mientras en algunos de sus socios europeos y en Estados Unidos ganan terreno los políticos que presentan la inmigración como una amenaza, el discurso xenófobo sigue siendo minoritario en la política española.
El Congreso de los Diputados (Parlamento) aprobó recientemente por abrumadora mayoría tramitar una Iniciativa Legislativa Popular avalada por 700.000 firmas para regularizar a los extranjeros sin papeles.
España es un país muy envejecido y tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, por lo que el aporte de los inmigrantes resulta imprescindible para mantener su economía y su generoso sistema de seguridad social.
“Los extranjeros son fundamentales para que pueda seguir funcionando el estado del bienestar y, como en los próximos años se va a jubilar la denominada generación del ‘baby boom’, vamos a necesitar gente para trabajar en todos los sectores”, anticipa Doménech.
«Lo importante es aprovechar la oportunidad para crecer que representa su llegada para hacerlo de una manera equilibrada y sostenible», indica.
No siempre sucedió así.
Entre la década de 1990 y 2008 España vivió otra etapa de expansión económica que se acompañó de una alta inmigración. Pero entonces, recuerda Doménech, «hubo una retroalimentación entre la burbuja inmobiliaria y la inmigración. Se necesitaban trabajadores para construir las casas y esos trabajadores necesitaban a su vez casas en las que vivir, por lo que se construían más».
Esa espiral se quebró dramáticamente con la crisis de 2008, que supuso un duro golpe para la economía española y dejó sin trabajo a muchos de los inmigrantes que habían llegado.
Ahora, indica Doménech, «no se ven factores de desequilibrio como los que se veían entonces».
La otra cara
Entre los factores que suelen citarse como los que hacen de España un destino atractivo para los migrantes está su pertenencia a la Unión Europea y a una moneda sólida como el euro, la calidad de sus servicios públicos y que es un país más seguro que la mayoría de los de América Latina.
Pero los extranjeros también se encuentran con problemas.
Según Cristina Antoñanzas, del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), “muchos inmigrantes encuentran muchas dificultades para homologar oficialmente los títulos universitarios obtenidos en sus países de origen, lo que les obliga a trabajar en empleos muy por debajo de su nivel educativo”.
Este es un problema que padecen más los latinoamericanos, usualmente más formados que otros inmigrantes también habituales en España, como los marroquíes o los llegados del África subsahariana.
Colectivos de profesionales extranjeros han denunciado que el Ministerio de Ciencia e Innovación y Universidades, el encargado de las homologaciones, acumula un retraso de años en el trámite de las peticiones y ni siquiera tiene un teléfono o una oficina para atender a los afectados.
Un portavoz del Ministerio le dijo a BBC Mundo que sus responsables reconocen que «hay un gran margen de mejora en todo el procedimiento de la homologación de títulos extranjeros y se ha encargado un estudio interno para afrontar esta situación». En los próximos meses está previsto presentar un nuevo procedimiento que permita agilizar las homologaciones, pero aún no se conocen los detalles.
Los burocráticos no son los únicos potenciales obstáculos.
La fase expansiva que atraviesa la economía también podría agotarse, y con ella, las oportunidades de empleo.
Según Doménech, “la migración es muy sensible al ciclo económico y algunos de los factores que explican el momento actual de la economía española podrían tener fecha de caducidad”.
La ventaja comparativa resultado del actual contexto energético europeo puede desaparecer si cambian las circunstancias, como seguro lo hará la masiva inyección de capital que suponen los fondos de la Unión Europea.
Y persiste uno de los principales retos estructurales de la economía española, el de aumentar su productividad y desarrollar actividades de mayor valor añadido que la hostelería, con gran peso en una economía muy centrada en el turismo y los servicios.
Y pese a que cada vez más migrantes encuentran trabajo en actividades como como la arquitectura, la asesoría o las tecnologías de la información, los datos muestran que el peso de los trabajadores sin estudios superiores es cada vez mayor entre quienes llegan.
De hecho, los datos indican que todo el crecimiento del empleo en sectores donde habitualmente se requiere una menor formación económica, como la hostelería, se ha cubierto con mano de obra inmigrante.
Doménech señala que «un crecimiento extensivo basado solo en el aumento de la población acabará encontrando sus límites» y recuerda que ya hay zonas de España, como las Islas Baleares, en las que los servicios turísticos y el mercado de la vivienda se han saturado tanto que cuesta vislumbrar cómo podría crecer su economía si no aumenta la productividad.
El de la vivienda se perfila como el otro gran problema. Los expertos coinciden en que no hay oferta suficiente para cubrir toda la demanda de alquileres, algo que el aumento de la población no ha hecho sino agravar.
El precio de los alquileres en algunas grandes ciudades, según Doménech, «es ahora un cuello de botella» que hará de España un país menos atractivo para los inmigrantes si no se soluciona pronto.
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