Por ahora nos referimos a esta primera etapa. La que debe concluir el próximo 28 de julio con la elección presidencial convocada prematuramente por el régimen. Pretendieron sorprendernos, pero los sorprendidos han sido ellos. El poder ciega y corrompe cuando se ejerce a discreción. Es decir, sin tomar en cuenta los verdaderos intereses del pueblo que deberían representar. Lamentablemente es el caso venezolano. Tampoco les ha importado, durante estos veinticinco años, el respeto al ordenamiento constitucional y legal existente, válido para gobernantes y gobernados. Sobre todo para los primeros debido a la enorme responsabilidad que tienen.
Para el día de hoy, a la hora de escribir estas líneas, no tenemos ninguna duda sobre la espectacular derrota que Nicolás Maduro Moros, aparente cabeza del régimen y candidato a la reelección, a pesar de tener ya trece años como Presidente en ejercicio, además de las importantes posiciones que ocupó con Hugo Chávez, como vicepresidente y canciller entre otras cosas. Los resultados están a la vista para propios y extraños. Imposible gobernar peor que como lo han hecho.
Es fácil opinar de la manera que lo estamos haciendo. El problema está en que ha sido demasiado grande el mal causado a la nación en general y a los ciudadanos en particular. Ellos lo saben y preparan todo tipo de maniobras sucias para retener el poder como sea. Están claros en que, como todo gobierno saliente, están obligados a rendir cuenta de su gestión y afrontar ante la justicia las consecuencias que pudieron haber generado sus acciones. Ojalá y puedan evitarse las previsibles serias y graves confrontaciones que pueden derivarse. Para ello sería de mucha utilidad establecer criterios que orienten la política de todos los sectores en los seis meses que de manera insólita, pero impuesta por ellos, durará la transición desde la elección del nuevo presidente hasta la toma de posesión a principios del año próximo.
El diálogo y los entendimientos básicos entre las partes no son incompatibles con la lucha electoral. Tampoco con la consecuencia de los resultados, ajustados al Derecho y al Bien Común de la República.
Venezuela entera, los países del continente y del mundo que aspiran continuar viviendo en democracia o lograrla, tenemos mucho que reconocer y agradecer el enorme esfuerzo que realiza María Corina Machado en esa dirección. Consecuente con el mandato recibido por el pueblo al convertirla en líder fundamental de la oposición, más allá de la candidatura presidencial, da ejemplo diario de lealtad a esa enorme responsabilidad.
Por todo lo dicho y mucho más, Edmundo González Urrutia será el próximo presidente de Venezuela. Excelente persona y profesional de primera categoría, tiene todas las condiciones necesarias para dirigir al país en los años de reconstrucción que se avecinan.
@osalpaz
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