Juntos «de nuevo y para siempre», así aparecen el guitarrista español Tomatito y el pianista dominicano Michael Camilo, después de casi 30 años de alianzas esporádicas pero constantes, y tras grabar un cuarto disco conjunto en el que redefinen la memorable La leyenda del tiempo del flamenco Camarón de la Isla.
«Ya no pega que otros cantaores la hagan. Lo que sí lo puede cantar es un piano, que viene de otro lado que no es flamenco», justifica en una charla con EFE el músico español ante esta versión, después de haber compartido tantas veces en el pasado el icónico tema con letra de Federico García Lorca junto a su intérprete original.
Es solo uno de los atractivos del recientemente publicado Spain Forever Again, que toma el relevo a los anteriores encuentros musicales en el estudio de Tomatito y Michel Camilo: Spain (2000), Spain Again (2006) y Spain Forever (2016).
«La nuestra, con el piano y la guitarra flamenca, era en origen una fórmula complicada, pero el público tiene mucho que ver con nuestras vueltas, porque son ellos los que en todos los conciertos, cuando íbamos a firmar autógrafos, nos preguntaban: ‘¿Cuándo viene el próximo disco?'», comenta Camilo (Santo Domingo, 1954).
Para Tomatito, llamado realmente José Fernández Torres (Almería, 1958), el secreto de su éxito conjunto es «parte de inteligencia y parte musical». «Si eres competitivo y todo lo quieres para ti, el que todo lo quiere todo lo pierde; compartir es lo más bonito que hacemos nosotros», destaca.
Después de tantos años de conocimiento mutuo, hay mucho de intuición en su proceso creativo, algo que se aprecia especialmente en sus interacciones en vivo ante el público.
«A veces él comienza una frase y la termino yo de forma natural, y viceversa, a veces comienzo una frase y nada más con una mirada ahí sale él y la pilla», comenta el genio dominicano, que admira de su compañero su «lirismo» y su personalidad al tocar.
Citan el Sketches of Spain de Miles Davis como un referente claro, también a Chick Corea, aunque este sea el primer álbum en el que no dieron cabida a alguna versión de su repertorio. «Esta vez le tocaba a Chucho (Valdés)», justifican ante un trabajo en el que reinterpretan ‘Mambo influenciado’.
Como un puente está su particular mirada al clásico de Mercedes Sosa «Alfonsina y el mar«.
«Está llena de nostalgia, es un lamento y, al mismo tiempo, es la quintaesencia del repertorio latinoamericano universal; además se prestaba a ver hasta dónde podíamos profundizar de forma muy personalizada, con un toque aterciopelado», apunta Camilo ante la consigna al abordarlo: «Que estuviese lleno de romanticismo pero profundo, con una intensidad controlada».
Después llega una balada que Pat Metheny grabó ya en dos ocasiones, «Antonia»; otra pieza original que salió de la imaginación de Camilo, «Remembrance»; y un tema que Miles Davis compuso bajo su influjo hispánico, «Nardis», y que Bill Evans terminó convirtiendo en un estándar de jazz.
El dúo, que además reinterpreta el «Concierto de Aranjuez» de Joaquín Rodrigo, celebra la magia que consiguieron en este álbum una vez más sin palabras. «Y mira que a mí, como a Paco de Lucía, me hubiera gustado ser cantaor también, porque el cante es el instrumento natural de la vida y nosotros lo que queremos es imitarlo para meternos en el corazón», confiesa Tomatito.
A de Lucía, maestro de la guitarra flamenca, que en vida acudió a disfrutar en directo de la música que salía de la unión de sus talentos, le dedica también buena parte del terreno cosechado por el flamenco al internarse en el ámbito de la improvisación con el jazz.
«Él abrió las puertas del mundo para que nosotros fuéramos. Al asociarse con músicos de otros géneros, dejó claro que el flamenco es importante, que es una música de raíz también auténtica, del pueblo», reivindica Tomatito.
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