El francés Pierre Boulle (1912-1994) fue un ingeniero, militar y espía aliado antes de embarcarse en una prolífica carrera de escritor. Sin embargo, su fama, si existe, es debida a dos adaptaciones al cine que devendrían clásicos: El puente sobre el río Kwai (David Lean, 1952) y El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968). Esta primera versión, protagonizada por Charlton Heston, se apartaba bastante del original literario. Había sido escrita por una leyenda de la televisión: Rod Serling, el productor de La dimensión desconocida. Probablemente, el paso de Boulle por la Indochina colonial influyó en su fantasía. Un planeta en el cual los simios hablan y dominan a unos humanos salvajes. Ambas, novela y película tenían vueltas de tuerca finales distintas y sorprendentes. En el caso del cine este giro posibilitó cuatro secuelas, una serie de televisión y un dibujo animado. Son objeto de culto y no mucho más, pero su éxito dependió en buena medida en la polarización de los violentos años setenta en los cuales el poder estatal era el gran cuestionado. En 2001, Tim Burton ensayó una remake desangelada y sin consecuencias. Pero en 2011 vimos un “reboot” ingenioso con una trilogía que se prolongó hasta 2019.
Este nuevo reino retoma la historia varias décadas o centurias después de la consolidación del planeta de los simios y propone un giro original. Si la primera entrega de 1968 era contada desde el punto de vista de los humanos, esta adopta el punto de vista de los simios y vuelve a la distinción original entre los chimpancés, buenotes y pacíficos y los orangutanes autoritarios y despiadados, dejando espacio entre ellos para los gorilas estudiosos y sabios. La cuestión de fondo es si ambas especies pueden convivir o si están condenadas a odiarse por los simios de los simios. Ahora bien, el ingrediente político es el legado de César, el mono inteligente que organizó a sus congéneres y les dio la libertad. Los gorilas doctos lo ubican en su dimensión visionaria y pacífica, pero los orangutanes, capitaneados por César Maximus lo enarbolan como un estandarte de guerra contra el enemigo. La historia suena conocida, ¿verdad?
La película se regodea en el movimiento de la cámara y la parafernalia de efectos visuales que permiten inyectar verosimilitud plástica a la empresa. Obviamente es un nuevo “reboot” que retoma la premisa original. Los humanos sometidos tienen dos caminos, enfrentarse al simio dominador como un todo o hilar fino y leer las diferencias entre las tres aristas de poder señaladas. En ambos casos los humanos deben replegarse para mantener viva la posibilidad de retomar el poder en tanto que los simios deben decidir entre un liderazgo civil y otro autoritario. La abuela lejana de los sesenta aludía veladamente a la revuelta contra el establishment y las convenciones apoyadas por la fuerza bruta que hacían de unos amos y otros esclavos, amparándose en la ironía genial de Boulle de invertir los términos de la ecuación. Sesenta años más tarde, el peligro no es la fuerza bruta de los orangutanes (son tan torpes que ni pueden abrir la puerta de un búnker y su ciudad es de mantequilla). El peligro es la manipulación de la historia y la reformulación de la imagen de César, el mono fundacional.
Lamentablemente, la película no hurga suficientemente en esta premisa y se queda en los efectos especiales que son sencillamente deslumbrantes, pero hay una lentitud importante generada por el vacío de una trama que no termina de estructurarse lo suficiente, porque los personajes carecen de estatura propia. El simio protagonista es poco más que un buen muchacho ingenuo, la humana resistente no convence mucho, el colaboracionista ilustrado no desarrolla mucho su papel y tal vez el villano, mentiroso, manipulador, imponente con su vocación de muralla, es un buen eco de Donald Trump. La secuencia final, sin embargo, le da un sentido a toda la película, la ata a su origen y gatilla lo que sin duda serán varias secuelas. No conviene revelar esa vuelta de tuerca sutil e ingeniosa. Hay gorilas para rato…
El planeta de los simios, nuevo reino (Kingdom of the planet of the apes). EE UU, 2024. Director Wes Ball. Con Owen Teague, Freya Allam, William Macy
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional