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¿El Esequibo es nuestro?

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“Venezuela no se opondrá a que empresas extranjeras exploren yacimientos petroleros y gasíferos en el disputado territorio de Guyana…”. Hugo Chávez F.

Con el preámbulo del párrafo anterior escribimos un artículo en este diario el 14 de junio de 2015, en el cual referíamos que el extinto Hugo Chávez manifestó en Georgetown durante la visita oficial que realizó a esa nación que “…Venezuela no se opondrá a que empresas extranjeras exploren yacimientos petroleros y gasíferos en el disputado territorio de Guyana…”. Venezuela, antes del año 2004, se oponía tajantemente a las concesiones para la exploración petrolera en su frente Atlántico por parte de Guyana, específicamente en el delta del Orinoco y la Zona en Reclamación. Pero las cosas cambiaron pese a los antecedentes de las reservas que se hicieron en 1999, 2002 y 2003.

Lo más grave de esta serie de afirmaciones de Chávez Frías en febrero de 2004 en Georgetown, es que indudablemente llevan apareadas intrínsecamente una renuncia, entrega o desistimiento de la reclamación territorial venezolana, pues en otras declaraciones sentenció tajantemente que “…abordaría las relaciones con Guyana con un perfil distinto… colocando el reclamo del Territorio Esequibo a un lado de los vínculos económicos y políticos, de los dos países”. Como se puede apreciar, fue clara, precisa y concisa su postura en el año 2004, y es a partir de esa fecha, y ello es evidente, que se obvió la reclamación de los territorios al oeste del río Esequibo y cayó en el olvido la reclamación venezolana sobre ese vasto territorio. Maduro tampoco mostró interés en reactivar la reclamación venezolana, negligencia imperdonable que tendrá que responder algún día, por cuanto dejó de lado tan importante asunto de Estado en su afán de perpetuarse en el poder y para abocarse a la satánica ideologización de quienes ponen en duda las bondades de la revolución socialista, marxista y mal llamada bolivariana, que no es otra cosa que comunismo, tal como lo afirmara en cierta ocasión Fidel Castro.

De nada ha valido que la opinión pública nacional levantara su voz de protesta, entre otras la Academia Nacional de Historia y la demanda interpuesta ante el Tribunal Supremo de Justicia por el abogado Hermann Escarrá, mediante la cual solicitó la anulación de las declaraciones de Hugo Chávez, pronunciadas el 19 y el 20 de febrero del año 2004 en la ciudad de Georgetown en la República Federativa de Guyana, por considerarlas “lesivas a los intereses nacionales, contrarias a la Constitución y violatorias de decisiones previas que forman parte de una serie de negociaciones internacionales para la recuperación de la zona en reclamación Guayana Esequiba”. ¿Qué opinará ahora Escarrá devenido de opositor a oficialista? Nos gustaría escuchar su opinión al respecto.

En los últimos tiempos Guyana ha intensificado sus pretensiones sobre la zona en reclamación del Esequibo desconociendo el Acuerdo de Ginebra, firmado en Suiza el 17 de febrero de 1966 entre Venezuela por una parte, y el Reino Unido junto con la Guayana Británica, que para esa fecha aún no había recibido su independencia, acuerdo en el que se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe territorial sobre la Guayana Esequiba, dada la contención venezolana ante la ONU, en 1962, en la que considera nulo e írrito el Laudo Arbitral de París de 1899 emitido por el Tribunal Arbitral de la capital francesa, el cual definió la frontera entre Venezuela y la otrora Guayana Británica, decisión que quedó en tela de juicio tras hacerse público el Memorándum de Severo Mallet Prevost, y otros documentos que comprometieron la validez del Laudo.

Ahora Guyana aprovechando la infinita ineficiencia, ineficacia e ineptitud del régimen que preside Maduro, amenaza a Venezuela con llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y subraya que deberá aceptar el dictamen o habrá sanciones. Su reacción es inadmisible desde todo punto de vista, por cuanto Guyana transgredió el Tratado de Ginebra con la entrega de concesiones a la Exxon Mobil, con el apoyo de Cuba y de los países miembros del Caricom, a los que Chávez empalagó con favores en procura de ganar con sus votos en cenáculos internacionales. Todo hace presumir que el gobierno guyanés está honrando las palabras que en aquella ocasión pronunciara Chávez en la capital de la otrora colonia inglesa, las que presumiblemente interpretaron como una renuncia, entrega o desistimiento de la reclamación territorial venezolana.

El gobierno de Guyana debería recordar la nota diplomática venezolana de fecha 26 de mayo de 1966, al reconocerla Venezuela como nuevo Estado, la cual reza textualmente: “En representación de la nación venezolana y de su soberano, solo le reconoce a la nueva República de Guyana su soberanía al este del río Esequibo. NO, al oeste porque la nación venezolana aspira a que se le haga justicia, en su reclamación, reivindicación recuperación, unificación, e integración de esos territorios a la República de Venezuela, de donde fueron despojados o usurpados”.

Venezuela siempre consideró «nulo e írrito» el Laudo de 1899, y por ello el gobierno de Guyana debe atenerse al marco normativo del Acuerdo de Ginebra, el cual establece, entre otras cosas, que las zonas territoriales en disputa no deben ser explotadas. El territorio Esequibo abarca un área de unos 160.000 kilómetros cuadrados, lo que supone las 3 cuartas partes del territorio de Guyana.

El Esequibo está bajo mediación de la ONU desde la firma del Acuerdo de Ginebra en 1966, pero la disputa territorial se agudizó en los últimos años después de que la estadounidense Exxon Mobil descubriera yacimientos de petróleo en aguas en la zona del litigio. El gobierno de Venezuela emitió en la misma época un decreto presidencial que dictaba una orden administrativa de defensa del país, con una demarcación que incluía como propias todas las aguas del Atlántico frente a la costa de Esequibo.

Sin embargo, a pesar de los antecedentes anteriores, el gobierno de Hugo Chávez no se opuso a las concesiones y contratos, cuyo conocimiento se hizo público en julio de 2012, otorgadas a Anadarko Petrolium, con sede en Estados Unidos, dentro de la ZEE de Venezuela (Delta Amacuro- Zona en Reclamación), en el Bloque Roraima. Igualmente sucedió con las concesiones otorgadas a la Exxon Mobil y Shell para sus exploraciones en la fachada Atlántica, según comunicado oficial del ministro del Ambiente de Guyana, Robert Persaud, en febrero de 2013. Todo lo cual, al parecer, ha sido aprovechado al máximo por el gobierno guyanés, que ahora pretende hasta desconocer el Laudo Arbitral de 1899.

¿El Esequibo es nuestro?

Ya ni en los mapas aparece la zona en reclamación, que hasta hace pocos años atrás era visible notoriamente, lo cual nos permite inferir que hemos ido perdiendo hasta mentalmente su configuración geográfica estratégica, cuyo rayado cual cebra permitía identificarla. ¿Dónde está la defensa de la soberanía nacional, argumento del discurso antiimperialista que exhibe permanentemente el régimen de Maduro? Todo lo contrario, ha sido absolutamente incapaz de emplear sus alianzas internacionales para elaborar la estrategia necesaria que le hubiese permitido hacer valer los derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo. De hecho, Cuba, su principal aliado ideológico, siempre ha respaldado a Guyana en su propósito de asegurarse para sí la integridad del Esequibo. La reclamación del territorio Esequibo es un tema tan serio porque es un asunto de Estado y requiere de una estrategia nacional coordinada por todos los sectores del país.

¿Patrioteros o antipatriotas quienes detentan el poder? La RAE define patriotero como un adjetivo utilizado para quien alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo. Coloquialmente se ha convertido en una forma irónica para denominar a los falsos patriotas que pretenden enmascarar como algo bueno lo malo.

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