Quienes observan el panorama político actual previo a un proceso electoral presidencial, determinan la debilidad e inoperatividad que el oficialismo tiene frente a una sociedad burlada, cansada del engaño y la pobreza socialista.
El terreno pantanoso y movedizo creado por las altas esferas del poder se ha convertido en un obstáculo, no solamente para la dirigencia política opositora sino para sus mismos diseñadores también.
El relanzamiento de las misiones prescritas pretende llamar la atención de la ciudadanía con grandes anuncios efectistas cuyo alcance tiene un impacto imperceptible ante lo descabellado e imposibilidad de ejecutarse en un país en crisis. El ejemplo más evidente es la misión vivienda, de la que pocos hemos hecho énfasis. El aspirante oficialista a la reelección prometió a finales del 2023, la construcción de 500.000 nuevas viviendas para el año 2024. Ya han transcurrido más de 4 meses desde aquel anuncio y no se ha movido la primera piedra para construir las primeras. Si esa promesa tuviera un fundamento real, transcurrido un tercio del año 2024, al menos deberían haberse construido y entregado 160.000 mil. Como era de esperarse esto no ha sucedido, ni sucederá.
Los venezolanos en todos los estados, municipios y parroquias del país donde existe un centro salud, bien sea urbano o rural que pertenezca a red hospitalaria o ambulatoria formal o el paralelo bajo control cubano, se preguntan, por qué existe tanta precariedad y desasistencia por parte del estado y nunca se ha visto una mejoría en el sistema de salud. Con esta debacle a la vista de todos, quien puede pensar que dándole continuidad a la revolución socialista esto va a cambiar.
Los comandos de la guardia nacional en todo el territorio nacional exhiben gran cantidad de unidades antimotines, la mayoría de ellas estacionadas al sol y al agua, cuando en los hospitales y centros de salud de todo el país no hay ambulancias y mucho menos equipos médicos especializados de alta tecnología para atender tantas necesidades.
Grandes operativos están desarrollando gobernadores y alcaldes oficialistas para en nombre de su candidato entregar silla de ruedas, muletas, bastones, colchones, medicamentos y otros insumos en este periodo de precampaña electoral, por supuesto todo canalizado por las estructuras creadas para el control social y condicionamiento del voto. Estas acciones analizadas a profundidad terminan siendo poco efectivas para los fines que ellos persiguen pues los grandes problemas de salud que padece la sociedad venezolana en su mayoría se originan en el poco bienestar que brinda el estado a la ciudadanía.
Como ejemplo, la mala alimentación general, debido a la precariedad salarial hoy catalogada de esclavismo, que hace imposible que la mayoría de los venezolanos hoy en situación de pobreza tengan acceso a una dieta balanceada. Crecimiento exponencial de enfermedades o padecimientos cardiacos psicológicos y psiquiátricos que esparcen como una pandemia, la insania mental, en una sociedad abrumada por la crisis económica y presión permanente de sus gobernantes e instituciones que no dan respuesta a tantos problemas sociales que inciden directamente en la salud y buen vivir que debería tener cada venezolano, como lo garantizan los derechos humanos y constitucionales, mil veces obviados y violentados.
Un joven de 22 años recibió unas muletas debido a su imposibilidad de poder caminar, tras el accidente de moto que tuvo y que lo dejó con varias fracturas. Cayó en un enorme hueco en una avenida que está en muy mal estado y sin iluminación. Estuvo varias semanas en el hospital, pero lo enviaron a su casa hasta que se consiguieran los insumos para su operación. Con dificultad sus familiares corrieron con los gastos de transporte, alimentación y medicinas para su tratamiento. Sus padres, ambos trabajadores de la administración pública con salarios pírricos y sin ningún seguro como los que tenían antes de la revolución, vendieron su carrito para poder operar a su hijo. ¿Será que esas muletas entregadas por la UBCH o la jefatura de calle -como también las llaman- servirán no solo de apoyo a ese infortunado muchacho, sino también para comprar el voto y las conciencias de esa familia acorralada y desasistida?
Un mecánico que entró en la etapa de la tercera edad, preocupado y angustiado por sus bajos ingresos e inminente quiebra de su taller debido a la crisis y disminución del trabajo, la presión tributaria nacional y municipal hacia su pequeño fondo de comercio, la falta de servicio eléctrico y agua en las horas diurnas laborables, para operar sus herramientas y realizar su acostumbrado oficio, el alza del alquiler del local, el aumento de las tarifas de los servicios públicos, todo esto aunado con la dispersión de su núcleo familiar por la migración de sus hijos, le produjo un ACV ante un estrés permanente. Imposibilitado de trabajar con su taller cerrado y acumulándose las deudas, su señora esposa pidió ayuda para un bastón que le fue suministrado por un viejo cliente del taller que trabaja en una institución de desarrollo social, no sin antes pedirles lealtad a la hora del voto el 28 de julio. La pregunta es: ¿Será que este trabajador venderá su conciencia por un bastón que le dieron para ayudarle en su movilidad, conociendo él todo lo que ha pasado y originado su condición de salud?
Cada venezolano tiene su historia vivida, en un hospital, en un tribunal, en una fiscalía, en un comando policial o de la guardia nacional, en una escuela, liceo o universidad o en cualquier otra institución del país siempre emana una historia que dibuja el difícil panorama que ha vivido y vive el venezolano, que lo alinea con un deseo de cambio urgente. El oficialismo no tiene tiempo para seguir mintiendo o de fingir rectificación.
He consultado miles de personas sobre el tema que hoy nos ocupa y la gran mayoría coincide que el país unido vencerá y desplazara el modelo socialista, en el venidero proceso presidencial. Nadie tiene duda de eso, por más que su maquinaria mediática e informativa trate de manipular la realidad.
Cada venezolano tiene algo que reclamarle y en gran parte cobrarle al régimen de turno y esto lo digo con responsabilidad por haberlo consultado y valorado durante los últimos años. Casos como los que describí en estas líneas y muchísimos más están presentes en cada hogar venezolano que espera vivir en un país mejor, donde la justicia se haga presente y reivindique a cada ciudadano víctima directa o indirecta de la ostentosa, perversa y fallida revolución bolivariana. Describir y resumir en un artículo tanta tragedia humana e indolencia gubernamental es imposible. Habría que escribir y crear al menos mil tomos de mil páginas para reseñar para la historia este capítulo oscuro de nuestra república.
Ninguna estrategia diseñada y aplicada por el oficialismo podría darle alguna posibilidad electoral a pocas semanas de las elecciones. Eso está certificado estadística y numéricamente. La mayoría del país desacata el direccionamiento de los politiqueros, por lo que igual que en el proceso de las primarias opositoras del 22 de octubre del 2023, será el pueblo quien conduzca el proceso electoral y haga valer sus resultados.
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