PEDIDO DE AUXILIO
«si tienen familiares o amigos que aún no han salido de aquí por diversas circunstancias, no lo piensen dos veces y envíen ayuda, no se imaginan el calvario de vivir aquí y no poder alimentarse bien. Pido a Dios por los venezolanos, sus hijos y familias en esta hora de desolación”. Se trata de uno de los tantos pedidos de ayuda que el peruano Carlos Fernández Prada realiza mediante una red social, en la que además cuenta la pesadilla que es vivir en un país sumergido en una crisis humanitaria.
Fernández Prada, quien nació en el Callao en octubre de 1960, viajó a Venezuela en el año 2000 para cumplir con el último deseo de su madre (que era venezolana): ser enterrada en su tierra. Y se quedó a residir en la ciudad de Maracaibo a pedido de su esposa, una ciudadana uruguaya con quien tenía dos hijas: Sai y Michelle.
Fernández Prada, músico y periodista de profesión, se ganaba la vida deleitando los oídos de la gente. Sin embargo, actualmente, las actividades culturales están detenidas y los locales artísticos han quebrado, cuenta a El Comercio.
Un apagón interrumpió durante dos horas la conversación que sosteníamos vía Facebook con Fernández Prada. Al retomar la conexión comentó: “Esto es cosa de todos los días”.
La situación más dramática que describe el peruano fue la muerte de su esposa Virginia hace nueve meses, víctima del cáncer y de la falta de atención médica.
“Ella tenía cáncer de mama y estaba en tratamiento. El problema era la falta de reactivos y suministros médicos. Además, era difícil conseguir efectivo para poder comprar vegetales o frutas para su alimentación. Pese a que mi esposa tenía seguro, los exámenes y las medicinas debían ser pagados aparte. No conseguíamos la forma de tener un tratamiento. La familia en Uruguay con mucho esfuerzo mandó un pasaje; sin embargo, cuando la lleve al aeropuerto no le permitieron subir al avión porque no tenía acompañante. En la oficina del SAIME [Extranjería], luego de darle largas al asunto y pedirme que demuestre que mi esposa realmente estaba enferma, me entregaron un pasaporte provisional, pero fue muy tarde. Luego de un mes pudo venir su hermana, pero mi Virginia falleció tres días después producto de una caída de la cama. Ella se había fracturado una pierna, conseguimos que la llevaran en una camioneta al hospital y allí sin anestesia le colocaron mal el yeso, mi esposa gritaba del dolor. Finalmente falleció”, narra Fernández Prada.
“En Venezuela hay tanta falta de humanidad por parte de las autoridades que estoy muy preocupado y pido ayuda para mí y mi hija. Necesitamos dos pasajes de avión, queremos salir de aquí, pero no podemos comprarlos porque yo gano lo equivalente a cuatro dólares al mes”, señala el peruano.
Fernández Prada indica que se siente muy apenado de haberle dejado de pagar los estudios de química pura a Michelle, la menor de sus hijas. Agrega que siente alivio de que por lo menos su hija mayor haya podido salir de Venezuela el año pasado y migrado a Uruguay.
“Estoy vendiendo mis instrumentos musicales para sobrevivir. Pese a mi precaria situación, siempre me sentiré orgulloso de representar al Perú con mi arte”, finaliza Fernández Prada.
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