Eustoquio Contreras, exdiputado a la Asamblea Nacional en 2015 por el Partido Socialista Unido de Venezuela, expresó su preocupación sobre la posibilidad de que Nicolás Maduro decida suspender las elecciones presidenciales. La medida podría ser tomada si no logra separar el liderazgo de María Corina Machado de la candidatura del exembajador Edmundo González Urrutia ni reunir los votos para asegurar la victoria en los comicios del 28 de julio, es decir, dentro de tres meses.
El político destacó, en entrevista con El Nacional, la gravedad de la situación al señalar que la eventual exclusión de la candidatura de González sería extremadamente perjudicial y acarrearía mayor costo político para el régimen. Esto ocurre luego de que se ratificó la inhabilitación política contra Machado, quien obtuvo una victoria contundente en la primaria de la oposición el 22 de octubre, y de que se bloqueó la postulación de Corina Yoris como su representante, sin hasta ahora ofrecer una explicación.
«No descarto que bajo ese laberinto que presenta la no disposición de entregar el poder, la angustia de que los votos no le dan para ganar el 28 de julio, (el gobierno) podría sucumbir a la tentación de suspender las elecciones. Y eso sería una cuestión demasiado grave para la tranquilidad política en el país», manifestó.
Eustoquio Contreras, quien se rebeló contra Maduro y denunció acciones inconstitucionales, ocupó importantes cargos durante el gobierno de Hugo Chávez. Fue vicecanciller de la República en 2024 y diputado a la Asamblea Nacional en el periodo 2005 y 2010. También estuvo al frente del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela.
—Usted ha mostrado interés en los últimos años en que en Venezuela haya un proceso de negociación. ¿Cómo evalúa este escenario, cuando se ha denunciado que el gobierno de Maduro ha incumplido los acuerdos?
—Lo que pasa es que los problemas son tan graves y es tan débil la institucionalidad política en el país que el Estado de derecho no permite por sí solo, en sus deberes y en sus derechos que consagra a los ciudadanos, los procesos para resolver los problemas y tiene que haber acuerdo de voluntades. El acuerdo de Barbados, por ejemplo, es una demostración de eso. Todo lo que ahí está escrito está en la Constitución. Entonces, ¿por qué si la Constitución está vigente y este es un país que invoca el Estado de derecho tenemos que ir a un acuerdo para garantizar el cumplimiento de esos principios? Eso demuestra por sí solo la debilidad de las instituciones del Estado y la moral del cuerpo ciudadano, del país, expresado en los dirigentes políticos. Eso es muy grave. Eso ha escalado posición y ya hoy en día la fuerza que tiene la negociación es muy importante porque ha involucrado a actores internacionales muy importantes. La conferencia de Europa que se convocó con el primer ministro francés y después la reunión de Barbados, que dio lugar a ese resultado, donde hay países garantes. Y, para muestra: la posición de Lula y de Petro, presidentes de Brasil y Colombia, era impensable antes del pacto de Barbados. Sin embargo, cuando se ve que el pacto de Barbados está siendo violado, que Estados Unidos reacciona frente a ello en cuanto a las sanciones y a los otros mecanismos de presión que tiene, y (la oposición) se pone de manifiesto, se activa, propone y encamina positivamente hacia la definición de los candidatos —en el caso de la oposición con las primarias el 22 de octubre y después los logros de recomposición de Unidad en torno al candidatos Edmundo González— se empezó a hablar de los problemas para la transmisión de poder por el adelanto de las elecciones y de la propuesta de Colombia de un referendo para determinar la transición. Entonces, sí creo que las negociaciones, si no han alcanzado todos sus objetivos, se están haciendo presentes sus efectos en cuanto a la presión para que el gobierno sea más cuidadoso a la hora de administrar su hegemonía política. Sí creo que está dando resultados y en los actuales momentos no se ven, pero son intensas las reuniones y las negociaciones que existen.
—¿El hecho de que a la presión internacional se le haya sumado presidentes que han estado en la línea de Nicolás Maduro ayudará a que se logren resultados positivos (la salida del chavismo del poder) en la presidencial? Se ha hablado de que Petro y Lula temen una nueva ola migratoria.
—Recuerda cuando Estados Unidos declaró a Venezuela un país de peligro para el continente, lo calificó de extraordinario e inusual, porque siendo un país pequeño, que no tiene tecnología, armas químicas ni armas de guerra para amenazar a una potencia, sirve de santuario para las organizaciones terroristas y la delincuencia internacional, a la luz de lo que dijo Estados Unidos. En la medida en que la crisis económica, social y moral ha ido acentuándose, mira la diáspora que tenemos, que ha afectado servicios públicos y el derecho de muchos países que han sido receptores de más de 7 millones de venezolanos. Es una vergüenza para la dirigencia venezolana. Pero no solamente eso, el problema, por lo menos Brasil y Colombia, que son gobiernos de izquierda, ya están vislumbrando lo que podría pasar a partir del 11 de enero en Venezuela si este problema de ahora no se dirime electoralmente como está planificado. Porque si aquí se seguía con la judicialización de partidos políticos, de inhabilitación de candidatos, con un gobierno electoralmente de franca minoría y con una capacidad de maniobra cada vez más reducida, más pequeña, indudablemente que esto se iba a ir por la vía de los hechos. Porque un proceso electoral donde el 92% de la voluntad popular no tenga expresión electoral ni tarjeta que pueda postular ni candidatos que no sean postulados, no puede ser una elección y mucho menos democrática y libre. Entonces estarían obligando a que la controversia pase de la legalidad a la vía de los hechos, que es un método de lucha que nadie ha deseado pero que está presente con ejemplos recurrentes en la historia políticas de las luchas por el poder. Y eso es muy peligroso. Me parece muy inteligente que la comunidad internacional, con Colombia y Brasil a la cabeza, tal vez por la cercanía que tienen con Venezuela, se ocupen por adelantado para fortalecer los mecanismos institucionales y democráticos en el marco de estas elecciones para que sea el 28 de julio cuando se dirima este problema, y eso es producto del diálogo. Ayer mismo (jueves 25 de abril) veía al candidato Edmundo González Urrutia, en su desempeño comunicacional, hacer tres afirmaciones importantes: una, que está dispuesto a reunirse con Maduro, porque él dice que es civilizado para buscar acuerdos; la otra cuestión es un gesto de lealtad: reconoció que él no tiene apetito hegemónico y que la gran electora es María Corina Machado, que él solo prestó su nombre para este momento crucial que vive el país; y lo que es más importante: habló de una transición negociada para que todo el mundo se sienta en confianza y eso a mí me parece que no solo es una gran contribución, sino que deja sin excusa a aquellos sectores que desde el entorno del gobierno quieren crear un ambiente de desconocimiento de los resultados electorales de ganar Edmundo o de crear condiciones para no dejarlo llegar definitivamente como candidato si con el apoyo de María Corina se convierte en imbatible en el camino. Yo creo que esta postura de sensatez política le va a bajar la temperatura a la confrontación y abrirá una nueva ruta de relación civilizada, pacífica y de convivencia para buscar definitivamente la salida por la vía institucional y legal.
—Hay temor de que posiblemente se inhabilite la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática o haya alguna estrategia para impedir la candidatura de Edmundo González. De hecho, entregaron a José Brito la tarjeta de Primero Justicia.
—El gobierno sigue en su cadena de actuaciones lamentables y de maniobra, porque un gobierno que no quiere entregar el poder no está mentalizado para entregar el poder, y no tiene votos para ganar el 28 de julio, vigilado como está por la comunidad internacional, con unos tiempos atropellados en el calendario electoral, está en un gran laberinto. Indudablemente al gobierno no le ha quedado más remedio, por ahora, que aceptar el curso de la candidatura de Edmundo González Urrutia, postulado por la tarjeta de la Unidad. Pero no nos llamemos a engaño, esto puede ser para ganar tiempo porque yo creo que el gobierno dice que podría ser un costo demasiado alto que después de inhabilitada María Corina y no permitir que la señora sustituta propuesta Corina Yoris y, sin explicación alguna no la dejaron inscribirse, ¡caramba!, una tercera barbaridad no permitiendo que Edmundo se postule, cuando ya judicializó otras tarjetas… eso es muy peligroso. Ellos dejan correr el nombre, la candidatura de la tarjeta de la manito, de la Mesa de la Unidad Democrática, y lo van a seguir evaluando porque ellos creen que pueden maniobrar para que Edmundo González no sea competidor; otra cosa sería, si ellos no pueden desvincular la votación de María Corina de la candidatura de Urrutia, no sabemos qué podría ser, incluso, no descarto que bajo esa mentalidad, ese laberinto, que presenta la no disposición del gobierno de entregar el poder, la angustia de que los votos no le dan para ganar el 28, podrían sucumbir a la tentación de suspender las elecciones. Y eso sería una cuestión demasiado grave para la tranquilidad política en el país, pero sería una actuación que se parece mucho a las que ya el gobierno ha hecho para mantenerse en el poder. Hay que tener cuidado con eso.
—¿Cree que el gobierno se atrevería a hacer algo tan grave?
—El problema es el costo-beneficio. Te voy a decir lo que dijimos cuando se veía que a María Corina Machado le suspendían o no la inhabilitación: nuevamente el gobierno se ve en un dilema porque con la inhabilitación de María Corina Machado ellos lograron que María Corina no sea candidata, pero no fue un plan de inversión porque pagaron un costo muy alto y María Corina sigue siendo la gran electora. A las cuatro horas de que María Corina le levantó la mano a Corina Yoris, ya le había endosado la votación suficiente para ganarle a Maduro. Y en este momento, y de la misma manera se registró, cuando María Corina propone, logrando adicionalmente la ventaja de que ese proceso sirvió algo impensable, que es recomponer la unidad total de la MUD, y entonces ahorita, en los actuales momentos, cuando María Corina es conocida por el país como la gran madrina electoral de Edmundo y que Edmundo, con gran sentido de lealtad, humildad política lo reconoce, que la gran líder es María Corina, ya los niveles de aprobación que en este momento tiene Edmundo le gana sobradamente a Nicolás Maduro. Bueno, el nuevo dilema es que es ¿qué es más costoso para el gobierno? ¿Dejar que Edmundo llegue al 28 de julio y gane la elección y tengan que entregar el poder o asumir los costos políticos que implica no dejarlo llegar? Porque no creo en eso que dicen, que el problema es que el riesgo está localizado hacia el 10 de enero, día en que debe asumir el nuevo presidente, no. Si Maduro quiere despachar esto, y la estrategia del gobierno quiere liberarse de este riesgo de perder las elecciones y entregar el poder, tiene que hacerlo antes del 28 porque después del 28 de julio no solamente es tarde, sino que es imposible, a menos de que se atrevan a correr consecuencias de las dimensiones que tú precisas correctamente. Ese es un riesgo que está ahí, repito, porque se dan dos situaciones: ni están ganados para entregar el poder ni los votos le dan para ganar el 28. Ese es el drama que tenemos. De allí nosotros tenemos que es válido lo que ha dicho Gustavo Petro, buscar un mecanismo de transición de mando porque hay quienes dicen que Maduro cometería cosas para no llegar al 28 con las elecciones o no entregaría por el temor a la persecución política. Nosotros observamos que se le ha prestado muy poca atención a la propuesta de Petro, que dicen que es bien vista por Lula, el presidente de Brasil, y proponemos más bien que se elabore una ley de estatuto en la Asamblea Nacional, consensuado lógicamente, oposición y gobierno, para llevar esta transición de poder en la convivencia paralela de un presidente en ejercicio y otros electo del 28 de julio al 10 de enero
—Es mucho tiempo.
—Mucho. La otra vía que proponemos es un acuerdo complementario o un anexo del acuerdo de Barbados dado que están vivos los efectos de los principios del acuerdo de Barbados y hay garantes que están muy pendientes de esto. Nosotros preferíamos esto en el Movimiento Independientes por Venezuela, por eso propusimos a la Sala Constitucional, en tiempo útil, una interpretación del artículo 30 que dice que el periodo presidencial es de seis años y el 231 dice que ese periodo constitucional comienza el 10 de enero. Entonces, no nos respondieron. Se confirmó lo que todos sospechábamos, que era que estaba en plan de adelantar peligrosamente las elecciones, porque si tú adelantas las elecciones el periodo se reduce, por eso hay que llevarlo hasta el 10 de enero y ahí hay un vacío constitucional que debe ser llenado de cualquier manera. Allí vemos otro aspecto de lo que opinó el candidato Edmundo González, muy importante, que es el problema de la transición. Una transición que debe ser llevada de mutuo acuerdo, que tiene varios momentos. Para las fuerzas del cambio, el primer momento de la transición es el que va desde ahorita hasta el 28 de julio, que es el momento de la composición de la fuerza para ganar las elecciones. El otro tramo de la transición es del 28 de julio al 10 de enero, tiempo útil para el traspaso de mando, donde ese instrumento que debe aprobarse y los acuerdos juegan un papel fundamental. Incluso, Edmundo habló de la posibilidad de reunirse con el presidente porque los otros cambios tendrán que venir en el futuro; hay que crear una fuerza alternativa para la transformación del país, una fuerza, un planteamiento, un pensamiento político, que le dé respuesta a todos estos males que está viviendo el país.
—¿Ve posible la entrega del poder, sin violencia ni impedimentos?
—Ese es el deber ser. Si esto es una democracia, si hay una Constitución que rige el comportamiento, los deberes y los derechos, no solo de los naturales sino de las personas jurídicas, eso está taxativamente en la ley.
—Pero es que el propio gobierno no cumple la ley.
—Pero fíjate en las consecuencias. Aquí se están cometiendo los mismos errores del 2018, lo que pasa es que hoy Maduro es más débil y la oposición es más fuerte; y la comunidad internacional no tendría excusa para voltear su simpatía a Maduro si persiste una conducta contraria a la Constitución. Este es un proceso de acumulación. Un paralelo con el tramo de Pérez Jiménez. Él llegó al poder en 1952, con un problema de origen porque le hizo un fraude a Jóvito Villalba. Luego tuvo un desempeño terrible, grandes obras e infraestructura, pero un desempeño de las libertades políticas graves que lo llevaron al calificativo de “dictador”. Pérez Jiménez tenía que durar cinco años en el poder y, en consecuencia, tendría que convocar a unas elecciones presidenciales en 1957, pero él, que se sabía perdedor por la horrible legitimación de origen y de desempeño, le dio miedo convocar a unas elecciones presidenciales limpias en el 57 y se fue por la vía de un plebiscito. En aquel plebiscito ganó el ‘Sí’ enormemente y aquello fue celebrado con solemnidad y con una fuerza increíble, ese plebiscito se llevó a cabo el 15 de diciembre de 1957. ¿Qué pasó 38 días después? Lo que se conoce como el 23 de enero de 1958. Ahora yo me pregunto: ¿es que, acaso, era menos fuerte aquel gobierno? ¿Era menos capaz Pérez Jiménez? ¿Acaso el miedo y la desesperanza que había era menor? Al fin y al cabo, Pérez Jiménez huyó, pero eso fue producto de una negociación.
—¿Es posible que Maduro huya si se aferra al poder?
—Es que hay ejemplos en el mundo, pero yo termino diciendo, para evitar malos entendidos y te agradezco que me lo plantees así: yo no estoy diciendo que si ese Maduro hoy, un gobierno hoy que luce fraudulento y negado a todo, que la gente dice que Maduro no sale ni por las buenas ni por las malas… no, Maduro va a salir por las buenas, pero hay que llevarlo al terreno de la negociación, con inteligencia y estrategia. Porque Pérez Jiménez fue producto de una negociación. Le tocó negociar la salida a Pérez Jiménez en las peores condiciones porque un hombre que tuvo la posibilidad de negociar salidas democráticas, concertadas, su límite de negociación llegó al hecho de pedir que le dieran unos minutos para sacar a la familia y unos maletines con dólares e irse del país. Esa es una cuestión primitiva, pero la historia está ahí. De tal manera que yo sí creo que, en otras condiciones, que no son otras que la lucha por elecciones libres y justas, y cada día la comunidad internacional apoya más esa salida, cada día los venezolanos asumen más esa salida y cada día ese planteamiento es unitario, cohesionador, articulador y esa es la gran fortaleza que tiene la propuesta que tiene la candidatura de la oposición en este momento.
—¿Cómo observa la articulación de la Plataforma Unitaria después de años de intentos infructuosos y luego del 22 de octubre? ¿Cómo valora la movilización de María Corina Machado, a pesar de no ser la candidata?
—Nosotros somos observadores del proceso, puesto que no somos parte de la Plataforma Unitaria. Tenemos coincidencias en muchos aspectos. Por ejemplo, creemos que es necesario un proyecto programático para resolver los grandes problemas estructurales del país, pero entendemos que sin un cambio de gobierno esto es imposible. De tal manera que el cambio de gobierno tiene carácter de prelación, y ahí hay que buscar una coincidencia para sumar la fuerza que tenga la capacidad necesaria para eso. Nosotros creemos que la oposición, después de pagar un alto costo político por el “carmonazo”, por allá en el 2002, se ha venido recomponiendo, pero es en los últimos meses, donde se han reunido algunos aciertos de la dirección política de la oposición ayudado con muchos errores del gobierno.
—Pero recientemente hubo el conflicto de 2018 para la “presidencial”, en 2019 sucedió el interinato y también las regionales en 2021.
—Claro. El gran error de origen fue el “Carmonazo”, que desmoralizó, desmotivó, desmovilizó, acabó con el prestigio y la moral de la dirigencia y, en sentido contrario, Maduro cobró políticamente todo eso. Después se han cometido una serie de errores que consistía en caer en las provocaciones del gobierno, salirse de la participación electoral y asumir posturas en las que el gobierno salía ganando. ¿Cuándo se endereza esto? Yo diría que los grandes momentos en los que la oposición rectificó y encontró su rumbo comenzaron de la idea de la celebración de las primarias, que terminaron siendo el 22 de octubre, en donde se lograron grandes resultados, el país se movilizó, la dirigencia levantó el espíritu de unidad, encontraron un método que los comprometiera, que no pudo ser evitado por el gobierno, que dio suficientes demostraciones de no querer y no dejar que se realizara. Sin embargo, se hizo de la manera que todos sabemos y eso es un triunfo político que sintió la masa opositora, la fuerza de cambio, arrojando como resultado dos grandes legitimidades: la del proceso de las primarias por la gran cantidad de electores que asistieron y con la que seleccionaron una candidata y una conductora política que reunió en torno a su figura más de 90% de la concurrencia.
—Y que además estaba desprendida de las organizaciones políticas tradicionales.
—Eso demostró la crisis que tienen los partidos políticos y la invalidez de los extremos ideológicos, y esta crisis en los partidos políticos también deja al gobierno con una gran equivocación, donde, pagando un costo político muy alto por la judicialización de siglas políticas, lo que logró fue la reunión de siglas, de estructuras partidistas, porque dejó al descubierto la falta de independencia de los poderes públicos, la falta de escrúpulos, de institucionalidad, de respeto y reconocimiento a la pluralidad política que supone la democracia, esos son costos políticos que cayeron sobre el gobierno y que lo hicieron más débil política y electoralmente y que lo debilitó ante la mirada de la comunidad internacional. Ahora, ¿qué es lo que ocurre? Esa brecha en contra del gobierno y a favor de la fuerza de cambio, a partir de los resultados del 22 de octubre, se profundiza cuando no le quitan la inhabilitación a María Corina Machado, violando el pacto de Barbados, pero se agrava más cuando María Corina, en un gesto político de audacia y de lucidez, construye esa gran imagen de ser responsable como líder político y en dirección de los resultados del 22 de octubre propone a la doctora Corina Yoris y, de manera, inexplicable y muy grave para la imagen del gobierno y la institucionalidad, no la dejan inscribir. Todavía no se ha dicho por qué no. Pero no la dejan inscribir y eso se convierte en un caldo de cultivo para sortear la dificultades últimas de los factores de la oposición y la Unidad; y terminan poniéndose de acuerdo unánimemente en torno a la figura del doctor Edmundo González Urrutia, que eso pone al gobierno en mayor dificultad e incrementa el liderazgo de María Corina y la referencia de la Mesa de la Unidad Democrática. Esas son las circunstancias por las que hemos llegado a este momento.
—El exministro Héctor Navarro dijo recientemente: “Si no hay una opción de izquierda que pueda ser triunfante, hay que acabar con Maduro desde el punto de vista electoral. Vamos a votar en contra de Maduro y propongo que votemos por González Urrutia”. Usted, que formó parte del chavismo, estuvo en cargos importantes, ¿de qué forma pide a los venezolanos que voten?
—Para nosotros, lo primero es el programa, qué hacer con el país, con la pobreza, con la inflación, con la parálisis del desarrollo industrial y económico. Y eso se resuelve con programas y eso está por verse porque eso se está discutiendo. Para nosotros lo más importante no es el candidato, sino el programa, la dirección política y el compromiso que se tenga. Ahora, el candidato es importante porque ya hemos dicho, al comienzo de esta entrevista, que el cambio de gobierno es prelativo porque si no tenemos un nuevo presidente o nueva presidente, no tendríamos el poder institucional y de Estado para aplicar el plan de recuperación de la nación. Creemos en los cambios de la democracia, en la necesidad de reordenar constitucionalmente la República, la elección directa del fiscal y del procurador, reducir el mandato presidencial a un solo periodo, revisar la proposición de la bicameralidad en el Senado; hay una cantidad de cosas de fondo que se deben discutir y para nosotros es fundamental. Entonces, si hablamos de cambio, no podemos apoyar a Nicolás Maduro, porque a este gobierno ya se le venció el tiempo y demostró que el modelo económico, el estilo político y la manera de usar desde el gobierno el poder del Estado, le ha traído más daños que bien al país. Cualquier candidato que uno apoye, por mucha desconfianza que tenga, abre la posibilidad de cambio. Lo que no ofrece posibilidad de cambio es la reelección de Maduro. Esta es la segunda definición. La primera es el acuerdo programático, qué hacer con el país; la segunda definición es que hay que sustituir a Maduro. ¿Por quién hay que sustituirlo? Eso está en estudio. No nos negamos a discutir que sea entre las candidaturas que se han propuesto. Pero también entendemos un tercer aspecto: aquí estamos casi en un escenario único porque la fuerza de cambio que verdaderamente está plantada es la que recoge el sentimiento mayoritario de no trabajar a favor de la estrategia del gobierno y, en ese sentido, ha aparecido la figura del doctor Edmundo González Urrutia, que estamos analizando y con cuyo equipo tendremos que discutir. Nos gustan mucho tres aspectos en la observación que tenemos: aspecto número uno, su humildad, su honestidad, su decencia política y el gran sentido de lealtad, que no tiene completo en presentarse como un hombre que presta su nombre cuando el poder electoral y político lo tiene María Corina Machado y la Plataforma Unitaria; el otro aspecto es el gran sentido de convivencia y de relación humana cuando dice que está dispuesto a reunirse hasta con Nicolás Maduro si fuera necesario y, en tercer lugar, su firme convicción de que será un hombre para la transición y esa es una necesidad que se debe tener en cuenta para garantizar así tener una figura que, siendo capaz de ganar las elecciones para hacer un cambio de gobierno, presenta condiciones también de flexibilidad, de integración, de consenso, de articulación, para un programa de cambios estructurales en el país. En esa dirección estamos enfocados.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional