Durante siglos en todas las culturas, se habla de despertar, nos lo contaron hindúes, chinos, japoneses, mongoles, persas, hebreos, griegos, latinos y en todos los siglos, edades o eras donde se desarrolla esta historia.
Hay que decir que en todas las cosmogonías han existido despertares de la humanidad, por muy cortos o breves que hayan podido ser, dejaron huella, la impronta de la libertad, en la historia gravada de las sociedades.
Estos eventos físico-espirituales e incluso de ficción, por muy significativos o pequeños que hayan podido ser, han dado estos fenómenos, lo suficiente para el daros cuenta de la clara opresión de la que son víctimas, producidos por el propio ego, el querido y endiosado egoísmo individual y colectivo.
Este evento se dio en el Mahabharata, pero también sucede en el Bereshit o Génesis hebraico, y si se estudian los códices y manuscritos amerindios u prehispánicos, también nos encontramos con el tan anhelado despertar humano a lo que es necesario resaltar que es el darnos cuenta de que no estamos solos y que somos parte del todo.
En sí, en todas las piedras de la humanidad está cuidadosamente grabada esta historia, para venir a demostrar que siempre se da, siempre sucede esta obra maestra.
De esta manera, no cabe duda de que el encuentro, descubrimiento y conquista de América fue un gran despertar de la humanidad.
Podríamos empezar este titular epítome con un desarrollo espiritual sobre el tema, pero a decir verdad no se trata de un asunto meramente espiritual, sino más bien humano; ajeno sí, a la voluntad de las personas, mas no por ello, deja de ser humano, para ser más cercano al entendimiento de la razón pura y de la lógica, se puede decir que estamos ante un asunto político.
Así pues, ante la perspectiva social, todas las naciones han acariciado este fenómeno social de despertar; por ejemplo, la narrativa del Génesis bíblico del pueblo hebreo, saliendo de la opresión faraónica de Egipto, conducida por un libertador como un profeta como Moisés, nos muestra ese despertar colectivo que se quiere ilustrar en esta oportunidad.
Sin embargo, se han dado en todas las narrativas de la historiografía humana estos eventos de gran magnitud. No se quiere pecar de chauvinismo, pero el triunfo de Hernán Cortez, ayudado por la Malinche, es otra narración de despertar colectivo; que a ciencia cierta no sabemos si pasó o no, lo que sí fue cierto es que triunfó el amor sobre los intereses personalistas.
Igual sucede con Moisés, sin la hija de Jetro, la inmortal Séfora, no se hubiese podido escribir esta narrativa llena de un inmenso código de encanto para todos los sectores y escritores de todos los tiempos.
El despertar mencionado por innumerables maestros, filósofos, iconoclastas, escritores, músicos, poetas, historiadores, pintores, fábulas, y toda clase de representación artística ha de llamarnos la atención; pero como no existe ningún sistema infalible, es por ello que se usan los mismos signos encriptados para el olvido de sí mismo de las individualidades y por ende de toda la humanidad a tal dimensión que existan aproximaciones interpretativas entre Marx y Jesús, sabiendo que ambos comparten la misma cosmovisión, siendo el marxismo antagonista. Ya que uno representa el arquetipo de héroe de la opresión totalitaria; mientras otro el arquetipo de Mesías Salvador del Mundo a través de su vida, su magna obra maestra con su mensaje.
Para finalizar se quiere dejar claro que estas son perspectivas y no tienen por qué darse por aseveraciones definitivas y concluyentes, sino que están hechas, realizadas para abrir el campo visual y mental de las expectativas ya existentes; lo que sí es un hecho, es que estamos en la época más propicia para que se vuelva a dar un nuevo despertar de dimensiones mundiales; sé que en varias oportunidades se ha aclarado el punto, pero siempre es necesario recalcar para no caer en interpretaciones y prejuicios por parte de doctos y distinguidos lectores y audiencias a la que se deben estos espacios.
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