Una de las premisas del libro Entregada pero no sometida, de Laura Doyle, es que las mujeres hemos confundido ser iguales en derechos y en el trabajo, con el rol de esposa y amante.
Si pensamos en seguir siendo la madre de nuestro marido o lo vemos como alguien con quien debemos competir y pelear por un puesto, como en el trabajo, mi relación de pareja se irá por una ventana. Es imposible que exista intimidad, deseo sexual y un lazo fuerte con alguien especial, si vivimos criticándolo, maltratándolo, juzgándolo, comparándolo.
Los hombres y las mujeres somos diferentes, y es esa diferencia la que nos permite madurar, es en esa diferencia que crecemos y nos desarrollamos. Nos sentimos atraídos por las semejanzas, pero son las diferencias las que nos nutren.
Es un hecho que las mujeres somos quejosas. Quejarse y vivir con una cantaleta no es más que un síntoma de agresividad mal manejada, mal controlada. Si algo no le gusta, dígalo. El punto es comunicarlo. No se lo calle nunca, pero tenga muy en cuenta el “cómo” lo dice. Recuerde: no es lo que usted dice, sino cómo lo dice. Esto puede parecer fácil, pero no lo es.
Si hay algo difícil de lograr es comunicarnos sin herir ni maltratar, pero a la vez dejando salir lo que pensamos y sentimos. Si usted vive peleando con la persona con que hace el amor, la cosa se pone color de hormiga. Se supone que nunca debemos pelear con quien vamos a la cama. Disentir sí, pelear no.
Cuando el respeto se pierde, cuando caemos en humillar, abusar, insultar, agredir la autoestima y el autorrespeto del otro, algo empieza a romperse muy dentro, algo se debilita. El vínculo que nos une comienza a desmoronarse y la pasión se va.
Si siente que su matrimonio o relación ya no es la misma, si el deseo sexual está desapareciendo, si su relación sexual se ha tornado muy genital, si el romance no existe y usted está empezando a pensar que el matrimonio es la tumba del amor, es hora de leer Entregada pero no sometida, de Laura Doyle.
No hemos sido educados para el matrimonio. Nadie nos dice cómo ser pareja, ni cómo ser padres, ni cómo ser hijos, pero eso ya es ciencia. ¿Edúquese usted sola/o!
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