El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, autorizó este viernes una nueva ronda de negociaciones con vistas a una tregua en la Franja de Gaza, sitiada y bombardeada sin descanso por Israel desde hace casi seis meses, y donde la población está al borde de la hambruna.
El ejército israelí lanzó el viernes una nueva andanada de bombardeos sobre Gaza, matando al menos 71 personas en las últimas 24 horas, según el Ministerio de Salud del territorio palestino, gobernado por Hamás desde 2007.
Tras una reunión con los servicios de inteligencia israelíes, Netanyahu autorizó «una nueva ronda de negociaciones en los próximos días en Doha y El Cairo (…), para avanzar», señaló su oficina en un comunicado.
Egipto, Qatar y Estados Unidos lideraron en los últimos meses varias rondas de negociaciones para conseguir una tregua en la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino, pero sin resultados. Ambos bandos se acusan mutuamente de bloquearlas.
Desde que estalló el conflicto, solo se ha logrado una tregua de una semana a finales de noviembre. Este cese el fuego hizo posible que se liberara a un centenar de rehenes secuestrados por Hamás a cambio de palestinos presos en Israel.
La guerra se desencadenó tras el ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, en el que los comandos islamistas mataron a 1.160 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en fuentes israelíes.
Los combatientes islamistas también capturaron ese día a 250 personas, 130 de las cuales siguen retenidas en Gaza, incluido 34 que habrían fallecido, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel prometió «aniquilar» Hamás y lanzó una ofensiva sobre Gaza que ya dejó 32.623 muertos, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud de Hamás.
«Pesadilla constante»
La operación militar israelí dejó también a los 2,4 millones de gazatíes al borde de la hambruna, según la ONU.
«No hay ningún otro lugar en el mundo donde haya un número tan importante de gente enfrentando una hambruna inminente», declaró Matthew Hollingworth, encargado del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para los Territorios Palestinos.
«No tenemos suficiente comida ni agua», declaró a AFP Amani, una palestina de 44 años y madre de siete hijos que se refugió en el campamento de Shati, cerca de Ciudad de Gaza.
«Tengo la impresión de vivir una pesadilla constante que no quiere detenerse», añadió.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de la ONU, ordenó el jueves a Israel que garantice «sin demora» la entrega de «ayuda humanitaria urgente» a Gaza.
La ayuda terrestre apenas entra con cuentagotas en el territorio. Varios países lanzan alimentos en paracaídas, especialmente en el norte, donde la situación es crítica.
Israel afirmó el viernes que no se encarga de la distribución de alimentos en Gaza y acusó a las agencias de la ONU de ser incapaces de administrar la cantidad de ayuda que llega ahí cada día.
También denunció un informe del organismo que advirtió contra un riesgo de hambruna en el territorio palestino, y dijo que contiene «inexactitudes».
Un segundo barco cargado de ayuda humanitaria podría salir de Chipre el sábado con destino a Gaza. El primero llegó a mediados de marzo.
Bombardeos en Rafah y Jan Yunis
El ejército israelí, que acusa a los combatientes de Hamás de esconderse en hospitales en Gaza, señaló que prosigue sus «operaciones» en y alrededor del complejo hospitalario de Al Shifa, en Ciudad de Gaza.
En otras zonas de Gaza se registraron bombardeos, incluyendo en Jan Yunis, más al sur, donde varias víctimas fueron llevadas a un hospital.
«Dispararon un misil sin previo aviso contra un edificio de cuatro plantas» en el que vivían más de 50 personas, declaró Ibrahim Amak, un desplazado.
«El mundo entero mantiene los ojos cerrados ante esta situación», denunció.
También se reportaron bombardeos en Rafah, en el extremo sur de la franja y que Israel considera como el último bastión de Hamás en Gaza. Cerca de 1,5 millones de personas se hacinan en esa localidad, la mayoría desplazadas por los combates.
Netanyahu está decidido a lanzar una ofensiva terrestre en Rafah, ignorando los llamados de la comunidad internacional, preocupada por el destino de los desplazados.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, discutirá sobre esta cuestión con una delegación enviada por Netanyahu a Washington.
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