Louis Vuitton ha sido el encargado de clausurar la Semana de la Moda de París, con una colección femenina para el otoño-invierno 2024-25 que buceaba en el pasado reciente, rescatando lo mejor.
El vestido largo con finas aplicaciones metálicas, los ligeros impermeables y las pieles de pelo de origen no animal son tres de las propuestas que se van a ver dentro de seis meses.
La firma ha vuelto al patio del Museo del Louvre, poniendo en pie una gran instalación efímera. Fue aquí donde Nicolas Ghesquière, director creativo de las líneas para mujer, presentó su primera colección hace justo hoy 10 años, el 5 de marzo de 2014.
Con motivo de la efeméride, ha querido destacar algunas de sus creaciones más sobresalientes de su década al frente de la emblemática firma parisina.
En este desfile no hubo maletas, accesorio mítico de la «maison», aunque sí los archiconocidos bolsos, de formas que en algunos casos recordaban a las bomboneras.
La noche y el día se combinan, con vestidos de fiesta sobre chaquetones de aire sport o estampados originales en más de un bolso y hasta en prendas que nos remiten a piezas históricas de esta firma fundada en 1854.
La paleta de colores va del blanco al negro, pasando por grises, azules o camel. Los colores se combinan en más de un caso, como los materiales y las prendas. Reflejo de la sociedad actual, en la que se han disipado las reglas estrictas al vestir.
No ha sido un desfile retrospectivo, sino más bien el testimonio de una década de moda, desde el prisma de un diseñador.
Para ello, valiéndose de su talento e imaginación, Ghesquière ha querido hacer un ejercicio de introspección, subrayando lo más relevante de su producción.
Nada de logotipos grandes y bien visibles en las prendas. La calidad de sus materiales y la construcción de estas deja en evidencia que nos encontramos ante el rey del lujo y la estrella del Grupo LVMH.
El retorno de Lacoste antes del desfile de Louis Vuitton
Horas antes del desfile de Louis Vuitton le tocó al turno a otra tradicional firma francesa, Lacoste, que retornó a la pasarela parisina tras haber estado un largo tiempo en la Semana de la Moda de Nueva York.
El verde y el negro forman una pareja ideal del invierno de esta firma, como se vio en abrigos envolventes, chaquetas y vestidos.
Los estampados, generosos en cuanto a tamaño, tienen peso en la colección, donde el chic prima sobre el sport. La manta, en verde y amarillo, colores de la bandera de Brasil, es una prenda-objeto que se impone en la estación más fría.
Sorprenden positivamente con propuestas de brillos para la noche, como si quisieran transmitir la idea de que Lacoste no solo se ha de unir con el deporte y los momentos más relajados. En el plano de los accesorios, llaman la atención las maletas de aire retro en las que se aprecia la forma de una raqueta, igual que los bolsos en verde.
Un año después de su último desfile en la capital del Sena, Lacoste regresó con nueva directora creativa, la griega Pelagia Kolotouros, y nada menos con el famoso estadio de Roland Garros y su pista estrella.
Bajo la frase de «la victoria pertenece al más obstinado», del tenista Garros, se ha presentado una colección realista y práctica, alejada de imposibles, para mujer y hombre. Y es que la enseña del cocodrilo tiene esa buena costumbre.
Si en el pasado sus desfiles tenían lugar en Nueva York, donde aportaba la nota «frenchy» en la Semana de la Moda de la Gran Manzana, Lacoste ha vuelto a casa, desde donde la firma del cocodrilo tiene la intención de seguir sorprendiendo.
Por Abraham de Amézaga
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