El cuerpo del exmilitar venezolano Ronald Ojeda, recuperado el pasado viernes bajo una estructura de cemento en una toma de agua en Maipú, Chile, no presentó heridas por arma de fuego.
El Mercurio reseñó que este hecho llamó la atención de los investigadores que habitualmente ven casos relacionados con el crimen organizado, en que principalmente se usan armas de fuego en contra de las víctimas.
Se analiza si los autores del crimen usaron un sistema alternativo con el objetivo de no dejar huellas de balas que después pudieran ser rastreadas.
Evitaron dejar armas
Tras dos allanamientos el viernes en la toma de Maipú, donde fue encontrado el cuerpo de Ojeda, en dos domicilios cercanos no se pudieron levantar evidencias de armas de fuego, según indicaron fuentes del caso a El Mercurio.
Esto da cuenta, agregaron, del cuidado que tuvieron los involucrados para no dejar huellas. Tampoco fueron halladas armas en el vehículo usado en el secuestro, un Nissan Versa, abandonado en un punto ciego de la autopista Costanera Norte, el 21 de febrero pasado.
«Es en ese marco que los investigadores analizan cuál pudo ser la causa de muerte del exmilitar, sin haber usando armas de fuego. También se revisan prendas de vestir con sangre cuyo origen se verifica», aseguró el medio.
En paralelo, el Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH) de la Fiscalía se encuentra preparando la formalización que se llevará a cabo este lunes en contra del único detenido hasta ahora por el caso. Se trata de un adolescente de 17 años de edad, de nacionalidad venezolana, quien se encuentra en forma irregular en el país.
El medio local aseguró que se espera que otros avances en la investigación se conozcan este lunes, en la audiencia de formalización del menor, capturado el mismo día del hallazgo del cuerpo.
La Fiscalía informó que el adolescente podría ser imputado en «calidad de autor en el delito de secuestro por homicidio».
Hallazgo del cadáver
Tras nueve días de angustiosa búsqueda, el cuerpo del exmilitar fue encontrado descuartizado dentro de una maleta, enterrado bajo una estructura de cemento en una toma de agua en Maipú.
La Policía de Investigación de Chile (PDI) y la fiscalía, encargadas del caso, revelaron los horrores que vivió este exmilitar de 32 años, cuyo móvil de secuestro aún no está completamente esclarecido.
El fiscal Héctor Barros, que conduce la investigación, confirmó que la muerte de Ojeda ocurrió entre 7 y 10 días antes del hallazgo.
El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, expresó su pesar por el acontecimiento y extendió sus condolencias a la familia, calificando el suceso como un acto de «criminalidad extrema».
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