Honduras necesita fortalecer su sistema de asilo y mejorar las condiciones de recepción de migrantes que transitan por el país, un paso obligado de miles de extranjeros que quieren llegar a EE UU o Canadá, señaló la representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), Kathryn Lo.
En un escenario de una crisis migratoria sin precedentes, Honduras se enfrenta al desafío de «mejorar las condiciones de recepción para que cualquier persona que entre al país pueda tener acceso a la información y también servicios básicos», subrayó Lo en una entrevista con Efe.
Los migrantes necesitan ropa, alimentos y asistencia médica, así como alojamiento temporal y protección, señaló Lo, al tiempo que reclamó solidaridad y empatía con los extranjeros en tránsito.
Los migrantes en Honduras necesitan protección internacional
Alrededor de 40% de los 38.495 migrantes que ingresaron en enero a Honduras salieron de sus casas huyendo de la violencia y al menos 30% reportó necesidad de protección internacional, según datos del Monitoreo de Movimientos Mixtos de Acnur.
«Las personas realmente están enfrentando riesgos de protección grandes y tienen necesidades de protección enormes, entonces es importante generar empatía, no tienen la opción de regresar a su país de origen porque puede ser un riesgo para su vida», enfatizó Lo.
Sobre la gran cantidad de migrantes que transitan a diario por Honduras, Lo indicó que es el «reflejo de lo que está sucediendo en muchos países de Latinoamérica y también a escala global».
De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM), más de 545.000 personas, principalmente de Venezuela y Cuba, entraron a Honduras de manera irregular en 2023.
La cifra representa un aumento importante con respecto a 2022, cuando alrededor de 189.000 extranjeros entraron al territorio hondureño.
La representante de Acnur no descarta que este año también se registre un aumento en el flujo migratorio en Honduras, país que en lo que va de 2024 ya reporta la entrada de más de 80.300 migrantes debido a que las causas de la migración irregular «siguen en los país de origen, como la violencia o la falta de acceso a derechos humanos, también el cambio climático».
Una labor humanitaria muy compleja
Lo dijo que los altos flujos de migración por Honduras hacen la labor humanitaria «muy compleja» e insistió en la importancia de «mejorar la recepción» de migrantes para que el Estado, las ONG y la ONU puedan «responder a las necesidades básicas» y garantizar un «tratamiento digno» a esas personas.
Destacó la creación del primer Centro Integral de Asistencia para refugiados y migrantes, gestionado por el INM en la ciudad de Danlí, en el este de Honduras, donde más de 36.000 personas fueron acogidas en 2023.
La representante de Acnur celebró que el Parlamento hondureño aprobó en enero, hasta el 31 de diciembre, una nueva ampliación de la amnistía sobre el pago de una multa administrativa de más de 200 dólares a los migrantes.
La amnistía migratoria contribuye a mitigar los riesgos que enfrentan las personas en tránsito, reduce las vulneraciones de derechos humanos y las causas que les llevan a la mendicidad o situación de vulnerabilidad, lo que propicia la trata, especialmente con fines de explotación sexual y laboral, enfatizó Lo.
Por ello considera esencial que la amnistía sea un mecanismo «permanente» y que Honduras fortalezca el sistema de asilo para garantizar los derechos humanos de los migrantes.
La amnistía migratoria se aprobó originalmente en abril de 2022, entró en vigor en agosto de ese mismo año y la última ampliación expiró el primero de enero pasado.
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