Es importante aclarar: la actuación política requiere ética y asesinar alguien por muy criminal que sea es inaceptable.
Propiciar la muerte de un asesino es convertirse en tal. Así lo ha señalado el bloque opositor y ratificado como postulado fundamental en las elecciones internas, avalando la lucha democrática y libertaria. Deben responder es ante la justicia, mediante un debido proceso, sin violar las garantías. Eliminar definitivamente los asesinatos, encarcelamientos injustos, persecución de las ideas, desapariciones forzadas, incomunicación, torturas. Abolir estos métodos que nos presenta en escena un auténtico tirano.
Esta ola irregular que engendra el régimen, desviando el bien común de la sociedad, mediante la violencia y el terror, justificó en el mundo griego y medieval la inclinación al tiranicidio, muy distinto al magnicidio, ambos detestables. No se puede combatir la violencia con más violencia. Esos actos son propiedad absoluta del aborrecido tirano.
El magnicidio se define como: “Un tipo de asesinato violento de una persona destacada por su cargo o por el poder que tiene en la sociedad”. (RAE). El presidente Kennedy fue asesinado de dos disparos en 1963.
El tiranicidio fue concebido desde la antigüedad como la muerte del tirano en defensa de la legitimidad política. En el desarrollo de los sistemas políticos occidentales es criticado el término, considerado inaceptable por los reparos morales que genera la pena de muerte.
Los tratados internacionales han extendido su abolición, tal como se plantea en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En el Pacto de San José se establece contra cualquier señalamiento de atentado contra las personas.
Nuestra Constitución subraya el derecho a la vida como fundamental. Es repudiable cualquier tipo de crimen. Desde el punto de vista del ámbito político, quien debe responder por la muerte de centenares de venezolanos es precisamente el régimen usurpador. Vale recordar los atentados cometidos contra 43 personas en el año 2014, impunes por órdenes superiores enlutando numerosos hogares, sin respuesta a su solicitud de justicia.
Las ejecuciones extrajudiciales ordenadas directamente por el tirano a un escuadrón de exterminio contra Oscar Pérez y otros 6 compatriotas masacrados en El Junquito es un hecho constatado por la CIDH.
Los crímenes, estilo Putin, cometidos en las mazmorras del régimen al concejal Albán, al general Baduel y un centenar de opositores ajusticiados por oponerse a la opresión del régimen deben ser castigados.
La persecución contra miles de venezolanos, que hoy se resume en la defensora de los derechos humanos Rocío San Miguel y los atentados a dirigentes políticos opositores, que además del artículo 43 señalado, violan el 44: “La libertad personal es inviolable”; el 45 en torno a la desaparición forzada de personas, el 46 sobre el respeto de la integridad física, psíquica y moral y el 49 referido al debido proceso.
Falsos atentados contra el tirano
El guion es el mismo, inventado por los cubanos para justificar la represión y profundizar la violación a los derechos humanos. Se repite la historia de expulsar los organismos internacionales y perpetrar sus actos violentos sin contrapeso alguno.
La calificación al régimen chavista es claramente una tiranía, así como la señaló Aristóteles: «Poder arbitrario de un individuo en menoscabo del imperio de la ley». A decir de Platón: «Extrema enfermedad de la polis». Juan de Mariana SJ la definió “como poder supremo con licencia desenfrenada”. Criticó los gobernantes absolutos y planteaba la necesidad de ponerle límites. Límites a los excesos de los tiranos.
De allí surge el concepto de tiranicidio, observándose en nuestro acontecer político unanimidad a su repudio y el planteamiento de lucha democrática por la justicia. Sacar el tirano no quiere decir asesinarlo. Su castigo devendrá mediante la aplicación de la Constitución y el total respeto a los Derechos Humanos. No se plantea la sustitución mediante métodos violentos de una tiranía por otra. Libertad es el anhelo de un pueblo.
Tirano repotenciado
Esconde su miedo con medidas violentas, represivas, ilegales. Con la liberación de su testaferro favorito y estructurado de nuevo el negocio del lavado y el narcotráfico, se siente poderoso y arremete sin freno alguno:
- Intensificación represiva contra la sociedad civil y ratificación de inhabilitación fraudulenta de la candidata opositora, escogida por casi tres millones de venezolanos.
- Expulsión de 13 funcionarios de la oficina del alto comisionado de la ONU.
- Torturas a los presos políticos y militares por organismos de seguridad.
- Detención e incomunicación de la activista de derechos humanos Rocío San Miguel, con falsas acusaciones, bajo receta aplicada a todo aquel que disienta de las barbaridades del régimen.
- Encarcelamiento del militar Alejandro González Canales, con idéntico proceder.
- Detención de Carlos Salazar López, luchador social, por grabar a Alex Saab burlándose del pueblo venezolano.
- Carcelazo y tortura al dirigente magisterial Víctor Venegas por pedir mejoras salariales para los educadores.
- Tortura al estudiante John Álvarez por los esbirros del régimen.
- Detención de 32 civiles y militares sin prueba alguna de las acusaciones.
- Patean el acuerdo de Barbados.
Es la revitalización de una tiranía usurpadora del poder en Venezuela. Allí tienen las pruebas de lo acontecido en el segundo mes del año 2024.
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