Venezuela y Honduras: las naciones más pobres de América Latina

«Ninguna fe impulsa a los hipócritas; no sospechan el valor de las creencias rectilíneas. Esquivan la responsabilidad de sus acciones; son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. Conspiran y agreden en la sombra, escamotean vocablos ambiguos, alaban con reticencias ponzoñosas y difaman afelpada suavidad. Nunca lucen un galardón inconfundible: cierran todas las rendijas de su espíritu por donde podría asomar desnuda su personalidad, sin el ropaje social de la mentira»

El hombre mediocre, José Ingenieros

Tanto en Venezuela como en Honduras se están dado de manera contemporánea varios hechos en analogías que no pueden desvincularse porque pareciera que ambos gobiernos declarados “socialistas”, entienden que en las manipulaciones y acciones de sus respectivos gobiernos, es que pueden continuar extendiendo las ramificaciones del poder, aunque en ambos países se multipliquen la pobreza y la emigración; máxime cuando Latinométricas {1} las indica en su más reciente informe como las naciones más pobres de América Latina; lo cual es más grave en el caso venezolano, porque si bien Honduras – además de no ser nación petrolera – siempre ha estado en esa miserable condición; esto quiere decir que el gran logro del régimen de Nicolás Maduro ha sido llevar a la ruina, a la otrora nación más rica del continente, que según la misma empresa de análisis, ubicaba a Venezuela con el más alto ingreso per-cápita para 1980 {2}; y más aún en sus relaciones comerciales con Estados Unidos; y de allí se explicarían las razones de la constante emigración, porque al no existir inversiones y menos intercambios de actividades económicas, el resultado inmediato es la pobreza.

Por supuesto, ante tal situación, vemos como estos gobiernos, en vez de buscar alternativas con diálogos amplios, concertaciones, y respeto por las normas constitucionales, al ver que también se incrementan los rechazos sobre sus gestiones, atizan las confrontaciones, e intentan desde tales acciones, abacorar a quienes no se sujeten con sus designios. En el caso de Venezuela, vemos el cómo se “inhabilita” a María Corina Machado con subterfugios y planteamientos inequívocos de un régimen agotado, y donde además de los problemas sociales señalados, la corrupción ha desbordado las arcas públicas en lo inimaginable para una sociedad. Más allá de esto, vemos cómo en la cadena de preboste político, que se perpetúa de manera numantina en el poder, establece “cronogramas electorales” con individuos carcas, y que prácticamente son desconocidos, o con ausencias de escritos o actividad política marcada como auténticos opositores, que si algo pareciera tiene en superávit es oligofrenia política.

En tal contexto, otra de las acciones que ha orientado el madurismo, está en una implacable persecución política a sus críticos y detractores, al punto que hasta familias enteras son detenidas, partiendo de “supuestos” hechos de conspiración que solamente estarían basadas en la “acusación” de algún detenido; algo que jamás ocurrió con la familia Chávez-Frías, cuando el entonces teniente coronel, intentó un golpe de Estado, aquel 4 de febrero de 1992, y que fue un hecho concreto y comprobado de alteración del orden constitucional con muertos y heridos, así como daños al patrimonio nacional.

Y si las sujeciones de Venezuela tienen un marcado control político-jurídico, y por ende societario, en Honduras, una “comisión delegada” del Congreso, integrada por menos de una decena de tales integrantes, designa al fiscal general y fiscal adjunto de ese país, pasando por encima de la voluntad de 86 miembros parlamentarios, que sería el equivalente a los dos tercios necesarios del parlamento para la selección de tales autoridades, es decir, un asalto institucional, que en la misma medida que se concreta, más se hunde la economía del país, porque ahuyenta los posibles inversionistas.

Además, el Poder Ejecutivo huyendo hacia adelante, prácticamente designa a una de sus ministras –hoy exministra– y siendo la más cercana a la cúpula del poder, Rixi Moncada, para que se adelante en una campaña electoral como posible candidata presidencial, ante unas elecciones pautadas para 2025; pero que resulta una clara violación sobre los procesos electorales, porque estos actos proselitistas de la candidata del partido político Libertad y Refundación (Libre); se están realizando simultáneamente con los actos oficiales, propios de Xiomara Castro; obviamente, sin que exista investigación de la Fiscalía, al estar bajo control de una familia, donde el apellido Zelaya-Castro marca prácticamente todos los espacios del poder público y judicial. ¿Similitud con Venezuela?

De hecho, son tantas las convergencias entre los gobiernos de Venezuela y Honduras, que mientras el primero está siendo condenado por la mayoría de los países democráticos, el segundo acaba de condecorar a Nicolás Maduro con la orden única Francisco Morazán. Verbigracia, una afrenta tanto para venezolanos como para hondureños.

Ante tales acciones, no se puede descartar que estos “gobiernos” actúen en condiciones articuladas, porque pareciera que sus sostenimientos en vez de ser auténticamente democráticas, apuntan como el caso de Venezuela, entre una simbiosis fascista, nazista y estalinista, junto con políticas protervas del castrismo y el propio madurismo, sobre las cuales, aunque no tenemos elementos para decir que eso está ocurriendo en Honduras, existen marcados pasos hacia esa ruta, sobre todo con la llamada desinformación y fake news que son generados en redes, por la llamada “tropa digital” – también en Venezuela– y que son coordinados por la Secretaría de Planificación del gobierno de Xiomara Castro.

Dos naciones autodeclaradas «socialistas» son las más pobres de América Latina y lo único que crece en ellas es la pobreza y la emigración. Continuaremos ampliando el tema.

@vivassantanaj_

{1} https://twitter.com/LatamData/status/1757389473573441674

{2} https://twitter.com/vivassantanaj_/status/1757765341168460091