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Carta a abogados y portadores de honor como divisa

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Organización de hondureños, indignada por una condecoración de Xiomara Castro a Maduro

Foto EFE

«Vamos a ganar por las buenas o por las malas» es ilegal y es punible como crimen, por ser agresión contra la libertad personal, que afecta la psicología en la etapa de surgimiento de la voluntad para una decisión (que en este caso es de grave importancia para el país). Es una amenaza de lesión que desestabiliza la tranquilidad normal de la persona amenazada, que se quiere doblegar con la amenaza y con la ejecución de la amenaza, todo lo cual se produjo inmediatamente después de que Maduro la declaró (cruel ataque bestial de Charallave) que fue hecho por bandoleros civiles adictos al madurismo.

Por otra parte, además de amenaza, es una orden (cumplida por los bandoleros) y que es dada también a los cuerpos armados del Estado (que debe entenderse como cumplible particularmente por los militares que son maduristas contra el chavismo).

Recuérdese que las consecuencias de este delito abarcan familiares de las víctimas y aun de relacionados por razones de trabajo y otros compromisos con diversas personas. Por todo ello se justifica severa penalidad en todos los países.

La culpabilidad de Maduro depende de los exámenes médicos que ocasionan la suspensión de sus funciones (que puede ser para siempre).

El examen médico puede concluir que el presunto delincuente no estuvo en su sano juicio cuando hizo la amenaza/orden. El Poder Judicial debe decidir si Maduro es o no culpable, pero también deberá decidir sobre otras consecuencias como los daños causados a las víctimas, entre otras (mientras se produce la sentencia, este presunto delincuente no puede ejercer funciones).

El país debe decidir si la amenaza/orden no es impedimento para que Maduro continúe ejerciendo sus funciones (legítimo o no) y también si Maduro puede ser aceptado como candidato presidencial en el próximo proceso electoral. No faltará que alguien diga que habiéndolo dejado sin poder ejercer funciones por cierto tiempo, no debe permitirse que las vuelva a ejercer.

El brazo armado de la dupla régimen cívico-militar hasta ahora no demuestra rechazo a la corrupta frase, como si el honor no es divisa y por eso el deshonor ya se divisa.

Si Venezuela continúa como lo está ya en esta menguada hora, no es por su suerte. No, es por su maldita suerte. Hasta cuándo, hay que preguntar, pero no hay sortilegio que lo presagie. El país va a continuar con honor cívico, no militar.

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