Después del montaje de la revelación de las cinco conspiraciones que trajo tumultuosas consecuencias la trama continúa. Como ya sabemos, el primer capítulo consistió en dictar autos de detención contra opinadores, defensores de derechos humanos y militares, casi todos fuera del país, además de la implicación de un grupo de militares, que inicialmente contemplaba 33 nombres y que según reveló la muy informada periodista Sebastiana Barráez 8 de esos nombres fueron reciclados porque ya habían sido separados de la institución en 2020. Finalmente, Padrino López, el ministro perpetuo, habló de 18 militares profesionales, varios de ellos, de alto rango, que fueron castigados por su “deslealtad”, y según se supo sometidos a una inusitada vejación.
Cosa curiosa esta de presumir de la lealtad de las FANB y no sólo haber intentado inflar la cifra de desleales, sino que, de acuerdo con información de noviembre de 2023 del Foro Penal, de la cifra total de 271 presos políticos que existen actualmente en el país, 54% fueron identificados como funcionarios militares, quienes principalmente fueron privados de libertad por el gobierno, acusándolos de planificar o intentar presuntas operaciones conspirativas.
Comenzó el mes de febrero con el segundo capítulo de la Furia, tuvo lugar en la Asamblea Nacional conducido por Jorge Rodríguez, su presidente, quien ha desempeñado distintos roles protagónicos en el régimen, entre otros el de representante de Maduro en la mesa de diálogo y encargado a la vez de violar dichos acuerdos, pero sigue ahora asediando al CNE y decidió disfrazar su intromisión en las funciones de ese organismo, con unas “sugerencias” de fechas para lo cual montó una reunión con representantes de 29 organizaciones políticas fantasmas, entre ellos 9 precandidatos presidenciales anodinos, cuyo verdadero punto de agenda es tratar de garantizar el triunfo de Maduro.
Nótese que se repite el guion de 2020 cuando se armó la tristemente célebre “mesita” para pactar entre otras cosas las elecciones parlamentarias de ese año. En esta nueva versión repiten algunos como Timoteo Zambrano y Javier Bertucci. Además de Antonio Ecarri, Bernabé Gutiérrez, Daniel Ceballos, Didalco Bolívar, Gustavo Duque, José Brito, Juan Barreto, Leocenis García, Luis Ratti, Ricardo Sánchez, entre otros. Unos más abiertamente tránsfugas que otros, pero todos de dudosa catadura moral.
Trabajan rápido en esta mesa, en menos de 72 horas ofreció Rodríguez se tendrá una propuesta de calendario electoral. Ya hay varias sugerencias, Bertucci propone entre septiembre y octubre, mientras que Bernabé Gutiérrez se arriesga a una más cercana, el 5 de julio de 2024, para agregarle un contenido patriótico y Daniel Ceballos se aventuró aún más proponiendo que se realicen entre mayo y junio.
¿Cuál cree usted que será la fecha elegida para la “propuesta” que presentarán a los rectores del CNE? No nos sorprenderá que el organismo electoral elija la fecha más cercana materialmente posible, la que perjudique más a la oposición en el entendido de que de persistir la inhabilitación de MCM, como parece que será, en algún momento habrá que sustituirla por otro candidato al que habrá que dar a conocer, lo que implica tiempo. Ya Jorge Rodríguez, adelantó que los observadores internacionales invitados serán decididos y deberán acoplarse a lo estipulado por ellos.
Esta serie no termina aquí. El gobierno norteamericano ha acudido a Gustavo Petro como mediador entre Maduro y María Corina Machado y el gobierno de Lula en un comunicado señaló que Brasil continúa apoyando la implementación de los acuerdos de Barbados para la celebración de elecciones presidenciales este año en el país, e hizo un llamado a las partes a «continuar construyendo la confianza mutua». (Hay que leer entre líneas). ¿Qué hará el gobierno de Maduro ante esto? Se atreverá Jorge Rodríguez a responderle a Petro y especialmente a Lula lo mismo que le recomendó al gobierno de Estados Unidos que hiciera con sus recomendaciones, metérselas donde no le dé el Sol?
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