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Unas veces se gana, otras se pierde y Juan Pablo Pernalete no estaba dispuesto a perder

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«Quédate tranquila, mamá, protestar no es un delito. No me va a pasar nada. Te amo, bendición». Fueron las últimas palabras que Juan Pablo Pernalete les dijo a sus padres horas antes de ser asesinado por al régimen opresor de Nicolás Maduro durante las protestas de 2017. Dispuesto a marchar para lograr un cambio en Venezuela, el joven estudiante becado por excelencia deportiva en la carrera de Administración en la Universidad Metropolitana (Unimet) pidió la bendición varias veces. Elvira y José Gregorio Pernalete, sus padres, temían por él como cada vez que su hijo de 20 años protestaba como lo hicieron cientos de jóvenes ese año buscando un futuro mejor que no llegó. Ese 26 de abril de 2017, la rutina fue la de siempre: le dieron la bendición con miedo y lo vieron partir mientras pedían con fe que regresara sano y salvo. No sucedió.

Era un día normal para la familia. Juan Pablo se levantó a las 6:00 am, practicó baloncesto, se comió dos arepas, paseó a los perros que rescató de la calle y se fue al gimnasio. Usualmente sus padres lo recogían, pero eso día él volvió por su cuenta, dispuesto a marchar. La escasez de insumos médicos le afectaba directamente: su hermana Gabriela era uno de los tantos pacientes oncológicos que no contaba con recursos para costear el tratamiento, si es que lograban conseguirlo.

Llegó a la casa, se bañó, grabó un video para su canal de YouTube llamado «No es asunto tuyo», se preparó y salió. No cambió de parecer aun cuando sus amigos más cercanos le pidieron que no se arriesgara. «Tú vas a encontrar tus razones para marchar con el tiempo», respondía él. Así fue: cuando el impacto de una bomba lacrimógena lanzada por un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) le causó la muerte en la brutal represión que se vivió esa tarde en Altamira, muchos de sus amigos encontraron motivos para unirse a la lucha.

El elenco de Unas veces se pierde y otras se gana | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Han pasado seis años y nueve meses de aquel fatídico día, que cada 26 de abril la universidad conmemora en su honor. Fue en uno de esos encuentros cuando el grupo de teatro Thespis decidió representar una obra a partir de su historia. Sus directores, Elvis Chaveinte y Rossana Hernández, contactaron a los padres de Pernalete para mostrarles el texto que querían llevar a las tablas. Aunque la noticia les sorprendió, tanto Elvira como José Gregorio se sintieron conmovidos y agradecidos por el gesto. Desde el inicio participaron activamente en el proyecto e, incluso, colaboraron con el montaje porque la obra les resultaba sanadora a pesar del dolor.

Así surgió Unas veces se gana y otras se pierde, estrenada en 2022 y ganadora del Premio Isaac Chocrón a la Mejor Autoría Escénica. El título se basó en un tuit de Juan Pablo Pernalete publicado en 2013 en el que aseguraba, además, que él no estaba dispuesto a perder. La pieza hace uso del recurso metaliterario para contar su historia y, a su vez, explicar cómo se gestó el proyecto. Dirigida por Hernández y escrita por Chaveinte, la obra vuelve con un elenco de ocho actores, esta vez al Teatro Luis Peraza. Serán solo seis funciones los sábados y domingos a las 4:00 pm del 3 hasta el 18 de febrero.

Pernalete soñaba con jugar en la NBA | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Ese 26 de abril de 2017

Cada vez que Juan Pablo Pernalete protestaba por la situación del país, su mamá intentaba detenerlo, sin éxito. Él se mantenía firme: nadie le iba a robar su derecho a manifestar, no iba a permitir que desde el poder le robaran el futuro. Se mostraba tan comprometido que incluso hacía que sus padres se cuestionaran por qué ellos no protestaban también. Su espíritu idealista y luchador queda reflejado al detalle en la pieza en la que el actor Mauricio Celimén lo interpreta.

«Siempre recuerdo cuando tuve que leer el texto frente a los papás de Juan Pablo. De todo lo que he hecho jamás en mi vida sentí  un peso tan enorme y tanta responsabilidad como ese día. Pero también gracias a eso reconecté con las razones de por qué hago lo que hago», cuenta el joven. La obra explica que el texto surgió como producto de una investigación actoral sobre la memoria y también se retrata lo ocurrido ese 26 de abril de 2017. Ese día no era la primera vez que Pernalete salía a defender lo que creía justo, pero sí fue la última.

La pieza recrea también la relación con de Pernalete con su hermana Gabriela y sus amigos | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Ocurrió a las 2:30 pm aproximadamente. Un grupo de manifestantes se concentraba a la altura de la Torre Británica, en Altamira, mientras la GNB lanzaba gases lacrimógenos. Juan Pablo Pernalete corrió hacia donde estaban los funcionarios, le habían dicho que habían agredido a una joven. Quería ayudar. Estaba a menos de 15 metros de distancia de uno de los guardias que agarró una bomba lacrimógena y la lanzó. No apuntó hacia arriba para dispersarlos. Tampoco se detuvo a evaluar si estaba a una distancia de entre 120 y 150 metros, tal como dicta el protocolo de uso del arma química. La bomba aterrizó donde él estaba. Le dio en el pecho, directo en el corazón. El impacto causó que los jóvenes a su alrededor lo sacaran cargado en brazos. Cuando lo dejaron en el suelo, Pernalete intentó caminar, dio un paso, no pudo más. Colapsó.

La obra recrea el momento de las protestas de 2017 | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

En la obra de teatro, Chaveinte usó el testimonio de los amigos de Pernalete, así como de los que lo trasladaron a Salud Chacao para representar lo sucedido. «Cuando uno carga a alguien esa persona te ayuda con su peso, cuando cargamos a Juan Pablo para subirlo a la moto el peso completo lo llevábamos nosotros», relata en escena el actor Salvador Perdomo.

Después de eso, solo quedó la llamada que recibieron sus padres: «Dicen en la calle que Juan Pablo está herido, que lo llevaron a Salud Chacao». Cuando finalmente Elvira Pernalete logró llegar hasta allá, después de las 3:00 pm por causa de las calles cerradas, ya era demasiado tarde. Juan Pablo había ingresado a las 2:50 pm sin signos vitales. Intentaron reanimarlo durante 35 minutos, sin éxito. En la causa de muerte se detalló que fue por un choque cardiogénico causado por un traumatismo en el pecho.

Juan Pablo Pernalete

Momentos después de que Juan Pablo Pernalete recibió el impacto de una bomba lacrimógena en el pecho | Foto Captura de video

“Un mal día él ya no estaba”

Ni Elvira ni José Pernalete saben cómo continuaron después de eso. Lo más difícil, coinciden, fue aceptar que su hijo ya no estaba. «Vivíamos para él. A nosotros nos asesinaron ese día igual que a nuestro hijo», confiesa Elvira Pernalete. Para José Pernalete fue como si le arrebataran las entrañas. «Un día, un mal día, él  ya no estaba. Y nos tocó pensar cómo llenar ese vacío. Es un dolor indescriptible que no le deseo a nadie y que vivieron muchas familias en 2017″.  Su hijo fue la víctima número 28 de las 158 que dejó la brutal represión del régimen durante las protestas ese 2017, de acuerdo con un informe publicado en 2018 por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).

Juan Pablo Pernalete

Los padres de Pernalete | Foto Meridith Kohut – The New York Times

2017 fue uno de los años más violentos para la juventud venezolana que, desde el 31 de marzo hasta el 31 de julio, salió a las calles en rechazo a las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia. Estas dejaron sin efecto a la Asamblea Nacional en ese entonces controlada por la oposición. La mayoría de las muertes violentas ocurridas fueron de adolescentes y jóvenes de entre 12 años y 29 años de edad. Así lo destacó el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) en un informe publicado el 12 de febrero de 2018.

«Una de las cosas que me parece más valiosa de darle voz a esta historia es que la mayoría del tiempo siento que todo lo sucedido en 2017 no valió la pena y eso es lo que más me pesa. Me pesa horrible, me pesa el gentilicio cuando reconozco que en el fondo no siento que haya valido la pena», comenta el actor Mauricio Celimén.

Chaveinte y Hernández interpretaron los duros momentos que atravesaron los padres de Pernalete | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

El OVV contabilizó un total de 15.890 adolescentes y jóvenes víctimas de muertes violentas, lo que significó 60% del total de las muertes registradas en el país. De esas, 3.337 fueron por actuaciones de la fuerza pública o resistencia a la autoridad. «En 2017 los jóvenes salieron a ejercer su derecho universal a la protesta y nadie tenía por qué quitarles su derecho a la vida, sin importar quién fuera. Por eso la importancia de esta obra, para que nadie olvide lo que sucedió», dijo José Pernalete.

Que nadie olvide lo sucedido y la historia no se repita ese es el propósito de volver a representar la pieza | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

¿Valió la pena?

Cuando Unas veces se gana y otras se pierde se estrenó en 2022 causó un impacto. Jeizer Ruiz, miembro actual del elenco, recuerda lo mucho que le emocionó el poder del teatro al rescatar algo que está en la memoria de los venezolanos. «Esta pieza es pertinente y necesaria. Creo que nuestra juventud necesita gritar cosas y a veces no tiene los medios. Nosotros tenemos el teatro, tenemos esta historia conmovedora y necesaria», asegura. Para él los eventos de 2017 hicieron que el venezolano se plantee qué hace falta como país. «Sin eso no estaríamos aquí. Por mínimo que sea nuestro aporte, llamamos la atención y preguntamos: ¿es necesario que pase esto? Estoy contando una historia que no quiero que se repita».

Jeizer Ruiz en escena | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Jessica Arminio, parte del elenco, todavía no sabe si lo que ocurrió en 2017 valió la pena. Pero está está segura de que para muchos hubo un cambio. «No logramos  ese objetivo de cambiar de gobierno pero creo que, en pequeños pasos,  vamos hacia allá». Rossana Hernández, como directora de la obra que tanto les ha costado presentar y que tuvieron que ensayar entre bajones de electricidad, afirma que hay que hacer que lo sucedido valga.

Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

«Si yo que soy artista no hablo de esto, no habrá valido la pena. Hay algo en mí que me dice que tengo que hacer estos proyectos aunque pase lo que pasa: ensayamos con bajones, la gente no viene, los teatros no la aceptan en su programación, la producción se complica… Ahí es cuando digo: tenemos que hacer que valga la pena, desde el teatro», reflexiona.

Para ella y los jóvenes, entre los que también están Yohn Terán, Gabriela Quijada, Paola Martínez y Patricia Castillo, el teatro es el medio adecuado. «Estoy segura de que no se avanzó en el tema de la justicia. Aunque ahora haya conciertos para entretenerse, seguimos en un estado de crisis. Hacer esta obra es un recordatorio de que todavía tenemos cosas por decir, hay cosas que nos están quitando y que nos quitaron. Nadie ha hecho nada por eso», comenta Castillo.

Pernalete le prometió a su mejor amiga, un día antes de su muerte, que no se arriesgaría en la marcha | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Sobre las tablas no quedan dudas: Juan Pablo Pernalete sí logró el cambio que buscaba pero no de la forma que hubieran querido sus padres. Todavía no hay justicia ni para ellos ni para todos los jóvenes que ese año salieron y no volvieron. Se perdió mucho y Elvira Pernalete, en vez de preguntarse si valió la pena,  le cuestiona «al régimen, a los asesinos represores, que son venezolanos y están pasando las mismas adversidades que todos: ¿Valió la pena asesinar a estos jóvenes? Nosotros seguimos impulsándonos en este dolor para que de alguna manera esto no vuelva a pasar».

Eso es lo que los mantiene a firmes, aunque no haya un solo 28 de diciembre, el cumpleaños de su hijo, en el que no se pregunten qué estaría haciendo Juan Pablo. Hoy tendría 27 años y aunque es imposible qué tipo de hombre sería hay algo de lo que están seguros: él seguiría en las calles luchando por Venezuela, porque era un soñador.

Juan Pablo Pernalete

El emotivo entierro de Pernalete | Foto Archivo

Asesinato moral

La muerte de Juan Pablo Pernalete fue el inicio de lo que sus padres asumieron como misión de vida: luchar por los derechos humanos en Venezuela. «Nos arrebataron los sueños, los proyectos, nos cambiaron la vida, pero aún así decidimos seguir porque así era Juan Pablo. No podíamos sumergirnos en el dolor porque él no era eso, era luz. Si podemos ayudar a construir ese país que él deseaba, lo haremos», dice Elvira.

Mural en su honor | Foto Archivo

Su lucha comenzó cuando, desde el régimen de Nicolás Maduro, se aseguró que a su hijo lo asesinaron con una pistola de perno personas presentes en la protesta. A través de los medios estatales se le acusó de terrorista. «Querían asesinarlo moralmente, querían acabar con su vida y con su historia. Mi hijo era un soñador, un joven que participaba en los modelos de las Naciones Unidas desde niño. Sus amigos le decían El Alcalde porque era un luchador social, era un activista. Él salía a ayudar a las personas que comían de la basura y les daba comida. Querían matar el recuerdo de ese ser humano», asegura la madre.

La injusticia y el intento de las autoridades por tergiversar la verdad les dio fuerza para continuar. No estaban dispuestos a permitirlo. «Ya nos lo habían quitado físicamente y no íbamos a permitir que nos lo asesinaran moralmente. Es por eso que, desde el mismo momento, a pesar del dolor, seguimos”, confiesa Elvira Pernalete.

Al año siguiente, junto con otros 19 padres que perdieron a sus hijos en las protestas, le enviaron una carta a la entonces Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. En el texto pedían su intervención. Bachelet les contestó y se comprometió a seguir el caso de cerca. Fue tal la presión, que la exfiscal general Luisa Ortega Díaz, el 24 de mayo de 2020, se pronunció. Afirmó que la causa de muerte de Pernalete fue por impacto de bomba lacrimógena y la responsabilidad era de la GNB. Las autoridades continuaron negando los hechos hasta que la Fiscalía de la Corte Penal Internacional decidió que el caso de Venezuela pasara a fase de investigación por la presunta comisión de crímenes de lesa humanidad durante las protestas.

El 1 de mayo de 2021, el ahora fiscal general de Nicolás Maduro, Tarek William Saab, tuvo que reconocer una verdad por la que los Pernalete luchaban desde hace años. Señaló que se imputaban a 12 funcionarios por homicidio preterintencional en grado de complicidad correspectiva en el caso de Pernalete. «¿Qué significa eso? Preterintencional es un delito que, en palabras llanas, significa que el guardia intentó hacerle un daño a Juan Pablo, pero, en el intento, le causó la muerte», explicó Elvira Pernalete en una entrevista concedida ese año a El Nacional.

Elvira Pernalete buscó a su hijo detrás de las cortinas de Salud Chacao. Cuando lo encontró intentó despertarlo. No lo logró | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Poco ha cambiado desde entonces. El caso sigue en proceso de investigación y es por eso que los Pernalete agradecen que la obra regrese a las tablas y desean llevarla al interior del país. El mensaje está claro: en Venezuela se siguen violando los derechos humanos. «Aquí no ha cambiado nada, por eso debemos seguir levantando la voz.  En este país no hay justicia ni para nosotros ni para nuestra familia o las familias de los jóvenes», comenta Elvira Pernalete.

Por eso el teatro, la historia, las tablas y la lucha continúan. «Quienes cometieron estos crímenes tienen que asumir su responsabilidad. Esto no se puede olvidar y tenemos que traerlo acá porque como dice el dicho: el que olvida su historia está condenado a repetirla», dice el padre.

El elenco representó lo que vivieron cientos de jóvenes en las calles durante las protestas de 2017 | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Por las causas justas

El nombre de Juan Pablo Pernalete sigue presente. Su espíritu, afirman sus padres, sigue vivo en cada venezolano, dentro y fuera del país, que lo honra y que todavía tienen esperanzas a pesar de que él ya no esté. «Aquí estamos sus padres, viviendo en este país, apostando por sus ideales», recuerda la madre. Su hijo, como muchos jóvenes, estaba lleno de sueños por cumplir que tenía escritos en una lista pegada en su clóset donde aún guardan su uniforme del equipo de baloncesto de la Unimet. Medía 1.86 pero quería crecer hasta 1.96 para ser una estrella de la NBA, liga que, tras su muerte, les envió un reconocimiento. Quería estudiar Medicina, crear un refugio para animales y ayudar a las personas en situación de calle.

Por una causa justa, por eso salió a las calles Pernalete | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Una vez a Elvira Pernalete le preguntaron por qué Juan Pablo estaba al frente de esa manifestación aquel fatal día de 2017. Respondió que conocía bien a su hijo. Hoy está segura de que él estaba donde consideraba que había una causa justa. Y si él creeía en ese momento que estar al frente de esa multitud de ciudadanos era lo correcto, a ellos no les cabe dudas de que falleció por defender a quienes consideraba sus hermanos. Falleció luchando por una causa justa, porque donde hubiera una causa justa, él iba a estar. Ese era Juan Pablo Pernalete.

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