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A qué se enfrenta la Gran Alianza Nacional

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A 66 años de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Venezuela retrocede al pasado y vuelve a encontrarse bajo la bota militar, con una dictadura que se mantiene con las armas de unas fuerzas armadas corrompidas, pero donde los cuadros medios hacia abajo sufren las mismas calamidades del resto de la población y no están para nada contentos con el régimen. Además, el gobierno de facto ha logrado destruir todas las empresas del Estado y también ahogar al sector productivo privado, donde los que sobreviven en su gran mayoría es porque negocian con el gobierno, sin importarles las consecuencias o entender que le están vendiendo el alma al diablo, pasando a pertenecer al club de los enchufados. Por supuesto que esta situación tiene contadas excepciones, como es el caso de las Empresas Polar, ejemplo de compromiso con el pueblo venezolano. Como todos sabemos, también hace más de veinticinco años, la tierra de Bolívar ha sufrido la desgarradora persecución a los verdaderos opositores a la dictadura, caracterizada por la violación de los derechos humanos más elementales, lo cual se ha convertido en política de Estado.

La dictadura se burla de los venezolanos, pero también se burla de la comunidad internacional, cuyos representantes en parte se creen las falsas promesas, pero es necesario aclarar que hay otros países que no están engañados y tienen un doble discurso con lo que sucede en Venezuela, hacen declaraciones reclamándole la conducta al régimen, jactándose de que así dan muestras al mundo de ser democráticos, pero al mismo tiempo realizan operaciones comerciales y de otro tipo, lo cual le da nuevos respiros al régimen y, peor aún, le otorgan todo tipo de concesiones a cambio de prácticamente nada, sin exigir el cumplimiento de los acuerdos preestablecidos, como ha sucedido recientemente con el caso del Acuerdo de Barbados. Lamentablemente, algunos partidos políticos no han podido acabar con esta tiranía criminal, no sabemos si por acción o por omisión, como se dice en derecho penal, pero lo cierto es que el resultado es que no han podido acabar con la dictadura. Con este monstruo de mil cabezas debe enfrentarse la Gran Alianza Nacional para lograr vencer a la dictadura, pero si conocemos sus estrategias, podremos sacarlos del poder.

El papel de las fuerzas armadas en Venezuela, bajo el actual régimen, ha sido el de defender y mantener a la dictadura y por eso el agregado de bolivarianas a las fuerzas armadas es consecuente con las funciones represivas a cualquier ciudadano que piense diferente y no se doblegue a los intereses de un gobierno corrupto que tiene vínculos con el narcotráfico, con grupos irregulares de la guerrilla, con terroristas del Medio Oriente que tienen a Venezuela como un centro estratégico de penetración en el continente americano; también con Rusia y la nefasta influencia de Putin en la política venezolana para crear desconfianza en el sistema electoral y crear una matriz de opinión que no vale la pena participar en estos procesos; con China, quebrada económicamente pero cobrando la deuda que tiene el régimen con el gigante asiático que trata de imponer su sistema económico, en la actualidad fracasado. Todo esto y más ha sido apoyado de manera descarada por las fuerzas armadas bolivarianas desvirtuando su razón de ser que no es otra que la integridad y defensa del Estado y no la entrega de este último.

El quiebre de la industria petrolera como fuente de ingresos económicos de Venezuela, por la altísima corrupción y ser utilizada como la caja chica de la dictadura cubana; la estatización de la mayoría de las empresas privadas, lo cual ha constituido un fracaso contundente por mala administración y corrupción, además del agregado de la inseguridad jurídica para las empresas extranjeras, expropiaciones y políticas que asfixian a los inversores, ha provocado que empresas internacionales abandonen el país. Un ejemplo de la buena gerencia, como ya dijimos, ha sido el del Grupo Empresas Polar, que aunque se mantiene en Venezuela, se ha expandido a varios países en el continente y también en Europa, una manera de protegerse ante cualquier contingencia de una dictadura peligrosa para el sector privado.

Otro factor con el cual debe lidiar la Gran Alianza Nacional (GANA) es la persecución a la oposición desde los comienzos de esta dictadura, que ahora de manera descarada, burlándose del Acuerdo de Barbados, arreció después de la concentración que hiciera MCM el pasado 23 de enero, donde anunció el plan emblemático 600k. La respuesta antidemocrática de la dictadura fue secuestrar a importantes líderes del comando de campaña estadales de la líder unitaria, hechos perpetrados por los nuevos círculos bolivarianos que ahora el régimen bautizó como la furia bolivariana, que no es otra cosa que grupos terroristas amparados por los diferentes poderes públicos que están en manos de la dictadura. El régimen se siente totalmente perdido y sabe que en unas elecciones por más trampas que haga, el resultado favorecerá a MCM y eso los tiene aterrados. Es lógico pensar que en una negociación solo se salvarían unos pocos miembros de la cúpula, pero todos los demás incursos en crímenes de lesa humanidad serían enjuiciados por organismos internacionales y terminarían en la cárcel; por esta razón, algunos representantes de la dictadura que no estarían cubiertos en el paraguas de esa posible negociación están presionando al usurpador para que no negocie e imponga un candidato de su preferencia que les garantice estabilidad a los corruptos. En todo este complicado escenario Estados Unidos tiene un papel importante y quizás trate de cambiar al candidato de la oposición, pero esto jamás será aceptado por María Corina, porque ella respetará y cumplirá con el mandato que le dieron los venezolanos el 22 de octubre de 2023 en las primarias de la oposición y llegará hasta el final. “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”, Georg C. Lichtenberg.

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