El cardenal Konrad Krajewski ha inaugurado recientemente La Casa de la Amistad de San Egidio en Nápoles, un espacio vital en el centro histórico de la ciudad del sur de Italia para los más necesitados. La parroquia San Filippo e Giacomo alberga este proyecto. A veces las acciones caritativas se perciben como simples gotas en el vasto océano de la sociedad, pero recordemos las sabias palabras de Madre Teresa de Calcuta: «El mar sería menos si le faltara una gota».
Este nuevo servicio se presenta como esa valiosa gota en el mar, especialmente en el contexto actual, donde aproximadamente 400 personas sin hogar pierden la vida cada año en Italia. Esta lamentable tragedia, que ocurre en silencio, afecta a aquellos considerados invisibles socialmente, según los datos recopilados por la Comunidad de San Egidio.
Por tanto, la instalación está disponible para las personas sin techo o más necesitadas, quienes podrán utilizarla para lavar su ropa y tomar una ducha. Este proyecto, promovido por el cardenal Krajewski, limosnero del Papa Francisco, busca ser «una oportunidad adicional de acercarse a la humanidad herida», según afirmó el purpurado polaco en la inauguración del 12 de enero.
El papa Francisco en otras ocasiones ha recordado que «Jesús no sólo está de parte de los pobres, sino que comparte con ellos la misma suerte». «Los pobres no son personas ‘externas’ a la comunidad, sino hermanos y hermanas con los cuales compartir el sufrimiento para aliviar su malestar y marginación, para devolverles la dignidad perdida», como dijo en su mensaje para la V Jornada Mundial de los pobres.
El Dicasterio para el Servicio de la Caridad respalda la iniciativa, con el objetivo de concretizar las obras de misericordia corporales al facilitar el acceso a servicios esenciales, como la lavandería, para personas desfavorecidas. Esto contribuye significativamente a preservar su autoestima y les brinda la posibilidad de integrarse en la sociedad.
Se destaca la significativa importancia que el Papa Francisco atribuye a esta misión, evidenciada por su decisión de elevar la anterior Limosnería Apostólica a la categoría de Dicasterio, según la ultima reforma de la Curia Romana, presente en Praedicate evangelium.
Siguiendo el ejemplo de iniciativas similares en Roma en 2017, Génova en 2019 y la inauguración de dos lavanderías en Turín en noviembre de 2023, la ciudad más poblada del sur de Italia ahora se une a este noble empeño, gestionado por la Comunidad de San Egidio.
La estructura es amplia y multifuncional. En la planta baja, se ofrecen los servicios del centro de duchas y lavandería. El primer piso alberga consultas médicas, incluyendo atención odontológica, oftalmológica y cardiológica. En el segundo piso, se han habilitado dos apartamentos para albergar a 12 personas sin hogar. En general, proporciona un lugar físico donde pedir ayuda y reinventarse.
Durante la inauguración, el cardenal Krajewski, instó a ser testigos de la misericordia de Dios en los lugares más oscuros de la ciudad. Además, compartió un almuerzo con personas sin hogar, preparado con la ayuda de jóvenes cocineros del Instituto hotelero Elena di Savoia.
«Cuando ayudamos a los más pobres y vulnerables, realmente somos cristianos, porque somos el medio del Evangelio», declaró el Cardenal Krajewski. «Esta iniciativa, que se repite en el tiempo, es motivo de alegría para mí, ya que representa otra oportunidad de acercarnos a la humanidad herida, una manera de manifestar la presencia y cercanía de Dios hacia los últimos».
Según Benedetta Ferone, encargada del servicio para personas sin hogar de la Comunidad de San Egidio, hasta ahora, aproximadamente 300 personas han obtenido beneficios de los servicios de la Casa de la amistad, logrando abandonar las calles y recuperar sus lazos familiares, sus hogares y empleos.
Además, se resalta la emergente necesidad en Italia, evidenciada por las recientes tragedias en Padua y Nápoles, donde personas sin hogar han perdido la vida debido al frío. A pesar de estos desafíos, la Comunidad de San Egidio se esfuerza por brindar ayuda no solo en servicios esenciales, sino también distribuyendo comidas calientes y mantas durante las noches en los barrios más poblados de Nápoles.
«La Lavandería será como la caricia del Papa que llama a todos a ampliar la mirada hacia aquellos que tienen más dificultades, especialmente en este tiempo marcado por la pobreza y la disminución de las temperaturas. Desde el inicio del año, ya han fallecido 12 personas sin hogar en Italia, solo dos en Nápoles. No podemos considerar la vida de privaciones de quienes viven en la calle como un problema de degradación urbana, sino que debemos comprometernos, cada uno según sus posibilidades, a hacer esta ciudad más humana», declara Antonio Mattone, portavoz de la Comunidad de San Egidio de Nápoles.
En última instancia, la lavandería de Papa Francisco no solo ofrece servicios prácticos, sino que se convierte en un símbolo de esperanza y dignidad en medio de la indiferencia urbana, abogando por una sociedad más compasiva y solidaria.
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