Cuando Hugo Chávez llegó al poder fueron muchos los que -afuera y adentro- le aconsejaron que para su perpetuidad y la del régimen tenía que destruir el sistema educativo, pues este brindaba una oportunidad a los pobres para que salieran de la pobreza y sin pobres no hay revolución posible.
Muchos de sus ministros y alto mando de “la Revolución de los Zoquetes“ se encargaron de masificar este mensaje: Giordani, profesor y asesor individual de Chávez en materia económica, fue el primero en divulgarlo; le siguió Aristóbulo, a quien Chávez colocó en el Ministerio de Educación precisamente para que diera inicio a la destrucción del sistema educativo. Se estrenó afirmando que había que “esfaratar” la educación en Venezuela. El término utilizado dibujaba su naturaleza académica y sus negras intenciones.
Elías Jaua fue el tercero en señalar que había que plantearse un nuevo esquema educativo porque la educación tal como estaba concebida en Venezuela dejaba a la revolución sin pobres.
El último en reconocer el papel liberador y progresista del modelo educativo fue el “dirigente estudiantil”, ministro y gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez. La misma cantaleta mientras el plan continuaba. Los miserables salarios forman parte fundamental de esa estrategia.
Así que hoy día que la carrera docente ha sido íntegramente destruida, las cifras de la preferencia por la profesión no mienten: en el Instituto Pedagógico de Caracas, flamante Universidad Experimental Libertador apenas 32.000 se inscribieron en la carrera docente, antes no bajaban de 100.000 los aspirantes. La carrera de Educación fue eliminada de la sede de la UCAB Táchira por falta de alumnos; en la UCV, de los 5.000 que regularmente se inscribían para esta carrera universitaria, apenas 800 lo hicieron.
Nos estamos quedando sin docentes. La batalla, por ahora, ha sido ganada por el régimen pero la lucha continúa y ciudadanos como el profesor Virgilio Heredia en Anzoátegui, la profesora Elsa Cardozo en Caracas y otros no menos importantes dirigentes siguen empeñados en colocar sus conocimientos, experiencias y espíritu de lucha por el rescate del papel del docente en la sociedad venezolana.
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