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Bernardo Rotundo: “La Fábrica de cine es una herramienta para la promoción de valores democráticos y de activismo ciudadano»

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Desde hace casi 30 años Gran Cine se ha enfocado en promover el buen cine centrado en la defensa de los derechos humanos. Una labor que no ha sido fácil para la asociación que, día a día, se las ingenia para darle continuidad a cada uno de los programas y actividades que desarrolla. Desde el Cine Móvil hasta la Fábrica de Cine, que presentó nueve cortometrajes realizados en la edición del año pasado.

El programa suma más de 50 cortometrajes enfocados en temas de derechos humanos y valores democráticos. En sus ocho años, más de 7.000 personas se han formado en la Fábrica de Cine, jóvenes y adultos. «No es sólo una escuela de cine, sino también de promoción de activismo ciudadano y esto nos ha llevado a impulsar la creación de centros de cultura cinematográfica, cine clubes y cine foros en las comunidades. En Caracas tenemos organizados 50 centros que promueven el cine con los que hacemos cine foros, promovemos el cine venezolano y el cine universal, que ayuda a generar conversatorios y también entretenimiento», detalla Bernardo Rotundo, presidente del Circuito Gran Cine.

Fábrica de cine Gran cine

Al principio, el programa sólo desarrollaba actividades en el municipio Baruta. Con el tiempo, logró expandirse a varias zonas de Caracas. El año pasado, la Fábrica de Cine llegó a Maracaibo, estado Zulia. «Hicimos un cortometraje con la gente de Maracaibo», dijo Rotundo, quien asegura que en el futuro tienen intención de llevar el programa a comunidades de otros estados.

Aunque aún no hay una fecha establecida para comenzar con la siguiente cohorte de Fábrica de Cine, la asociación está en conversaciones con distintas organizaciones para darle continuidad al programa, pues uno de los mayores retos para Gran Cine es la sostenibilidad de cada proyecto. «Siempre atentos y pendientes de todo lo que tenga que ver con la captación de fondos y aplicar para conseguir nuevos clientes, pero manteniendo siempre el perfil de la difusión del buen cine, la cultura cinematográfica y la promoción de derechos humanos», afirma Rotundo.

—Gran Cine tiene casi tres décadas promoviendo el cine como herramienta de desarrollo social y cultural ¿qué considera ha sido lo más importante que ha logrado la organización?

—Ha habido distintas etapas en Gran Cine, digamos que la última etapa podría describirse como los últimos ocho años en los que hemos desarrollado un hermoso programa que se llama Fábrica de Cine. Durante todo este tiempo la Fábrica de Cine ha realizado 42 trabajos documentales y esta semana vamos a presentar nueve cortometrajes más, es decir, que ya estamos llegando a los 50 cortometrajes realizados por personas que nunca han hecho cine, que toman por primera vez una cámara y realizan sus películas. Esto nos llena de mucho orgullo porque además se trata del cine como una herramienta para la promoción de valores democráticos y de activismo ciudadano, que las personas participen no sólo con su derecho al voto, sino en la toma de decisiones en el diseño de políticas públicas. Creo que la democracia va más allá del solo hecho de la votación que de por sí es vital y el derecho al voto esencial, sino también de la participación cotidiana como ciudadanos activos y no ciudadanos de segunda categoría o súbditos. Nosotros creemos que las contradicciones se tienen que dirimir de forma pacífica y entendiendo que existe diversidad y que debemos coexistir independientemente de nuestras posiciones de vida o nuestras posturas políticas, de credo, religión o hasta posturas de sexualidad. Todo lo que nosotros tenemos que entender es que los humanos somos diversos y que debemos de coexistir independientemente de nuestras diferencias.

Fábrica de cine Gran cine

—Fábrica de Cine surge en 2017. Al principio estaba dirigido solo a jóvenes, pero con el tiempo el límite de edad desapareció ¿Qué ocurrió en esos años, quó los hizo cambiar esa condición?

—Las primeras cinco fábricas de cine las hicimos visitando colegios, liceos e institutos educativos en los que ofrecimos charlas sobre derechos humanos a jóvenes de cuarto y quinto año y los invitamos a participar en el programa Fábrica de Cine. Cuando llegó la pandemia tuvimos que hacer la Fábrica de Cine totalmente online. Fue todo un reto enorme, pero logramos sacar las películas y los jóvenes participaron; claro, no había la calidez humana del encuentro y la interacción personal. En ese momento, empezamos a visitar comunidades y el panorama se abrió porque muchos adultos querían participar. Aunque había un altísimo porcentaje de jóvenes, muchos adultos y líderes comunitarios se interesaron y querían participar. Entonces, decidimos ampliar la gama de edades. En el programa hacemos dinámicas grupales por edades para el desarrollo de los cortos. Logramos cambiar un poco el paradigma. Nos gustan las dos modalidades. Ir al liceo e invitar a los jóvenes a participar es estupendo, pero también el trabajo social y comunitario nos ha dado mayor profundidad en lo que es la creación del tejido social.

—Desde su primera edición hasta la más reciente ¿cuántos cortometrajes se han hecho en la Fábrica de cine? ¿Dónde están disponibles?

—En la página www.grancine.net tenemos el corte número 5 y 6 de los cortos de la Fábrica de Cine y ahora vamos a colgar desde el 7 hasta el 10 y en el canal de Gran Cine en YouTube están todos los cortometrajes. Los nuevos cortos estarán en YouTube y en redes sociales para que la gente pueda acceder libremente a ellos. Hay una mirada crítica ante la realidad y nosotros no podemos decirle a los jóvenes que no la tengan porque además el cine en su ADN siempre ha tenido una actitud crítica y reflexiva ante lo que ocurre en el país desde siempre. Nosotros no queremos que eso cambie. Al contrario, creemos que es parte de la actitud que siempre han tenido los cineastas en el país, que eso se ve también en estos cortos, pero eso también limita los canales en circulación de estas películas porque como tienen esa crítica, denuncian, conseguimos pocos espacios para que puedan ser vistos. La única forma que hemos encontrado es a través de las redes sociales, pero hemos logrado también hacer cortos cuyo contenido sea, digamos, accesible para todos, que no tienen postura crítica de denuncia, sino que son cortos que también tienen una propuesta interesante. Hicimos que se llama Cuerpos diversos, que tiene que ver con las personas con discapacidad física de una compañía de danza que está en el Teatro Teresa Carreño. Ese corto ha conmovido a muchas personas y se estrenó en el Teresa Carreño y aparte de eso estuvo varias semanas en las salas de cine, porque es un corto que no es polémico y no tiene una denuncia que pueda generar reacciones en la élite gobernante que puede sancionar o cuestionar.

Fábrica de cine Gran cine

—El programa se ha desarrollado con personas de comunidades de Caracas y del estado Zulia. ¿Hay intención de llevar la Fábrica de cine a comunidades de otros estados del país? ¿Es muy cuesta arriba plantearse una Fábrica de cine nacional?

—Nos gustaría expandirnos a otros estados del país, la idea es expandirnos. Ya hemos dado el primer paso para ir a Maracaibo y seguimos intentando avanzar hacia otras ciudades. Sin embargo, para eso uno de los puntos primordiales es la captación de fondos que es necesaria y eso toma tiempo. Ahora estamos planificando y reuniéndonos con muchos aliados para darle continuidad al programa, pero no tenemos nada definido aún. La única información definitiva es que durante el mes de enero y todo febrero estaremos impulsando la promoción, vamos a hacer muchas proyecciones en comunidades, vamos a hacer cine foros y vamos a estar exhibiendo los cortos de la Fábrica de cine.

—¿Cuándo comenzaría la edición de Fábrica de Cine de este año?

—Todavía para el año 2024 estamos en conversaciones con distintas organizaciones para darle continuidad.

—¿Cómo ha visto la evolución del programa? ¿Ha cumplido los objetivos?

—Yo creo que ha sido muy satisfactorio. Hemos logrado realizar, imagínate tú, 50 documentales de corta duración con gente que nunca había realizado cine con unos niveles de calidad buenos y hemos formado a más de 7000 personas, que también han sido sensibilizadas con el tema de derechos de autor. Tenemos instrumentos de medición con los que podemos verificar cómo llegaron los alumnos y cómo salieron del programa. Hemos notado cómo han mejorado notoriamente su conocimiento sobre el tema de los derechos humanos. También hay un crecimiento personal y espiritual. Los jóvenes que han participado en la Fábrica de cine después los hemos encontrado en posiciones de trabajo importantes, muchos de ellos se han dedicado a trabajar en medios de comunicación, tenemos reportes de muchos jóvenes que gracias a la Fábrica han crecido como personas.

Fábrica de cine Gran cine

—¿Los participantes de otras ediciones siguen involucrados en nuevas ediciones?

—Es algo que ha ocurrido. Nosotros tenemos lo que llamamos el taller permanente, donde invitamos a los jóvenes a que continúen. En efecto, hay un joven que se llama Víctor Blanco que está estudiando cine, por cierto, y ha hecho con nosotros ya cuatro Fábricas; él nos ayuda, lo llamamos para que nos haga algunos trabajos audiovisuales y así como él tenemos a varios que están más o menos conectados, pero a lo largo de toda la Fábrica de cine siempre invitarnos a los jóvenes y no tan jóvenes a que sigan en el taller permanente. Muchos continúan vinculados a través de los cine clubes.

—También está Gran Cine Móvil, con el que hacen proyecciones al aire libre y en colegios. Muchas veces se da por sentado que todos han tenido la experiencia de disfrutar de una película en pantalla grande o, por el contrario, se le resta importancia, sin considerar su valor educativo y cultural. En ese sentido ¿qué tan necesarias considera que son este tipo de iniciativas en este momento?

—El Gran Cine de móvil nació en 2006. Empezamos con una unidad y después, poco a poco, porque el país no es que ha crecido mucho, hemos logrado tener dos unidades trabajando con las uñas. Estamos en capacidad de hacer hasta tres proyecciones en simultáneo con estándares de calidad: pantallas de gran formato, sonido envolvente y sillas. Calculamos que hacemos 150 proyecciones al año, lo cual multiplicado por 18 años da un número importante. Hemos recorrido casi todo el país, hemos estado en casi todos los estados con proyecciones, porque además durante siete años hicimos un hermoso programa en la frontera de Venezuela, tanto del Zulia como de distintas regiones del país. Las proyecciones gratuitas que hacemos con el Gran Cine Móvil son sumamente importantes porque ayudan a la salud mental de las personas, porque todos necesitan entretenerse y divertirse y el espectáculo cinematográfico del Gran Cine Móvil en zonas populares ayuda en eso, que es un tema de salud pública. La gente puede entretenerse y divertirse con proyecciones al aire libre y que sean gratuitas ayuda porque no todo el mundo tiene acceso a ir al cine y, por otro lado, también el Gran Cine Móvil ha sido un vehículo para la promoción de un cine para un espectador más crítico y reflexivo. Hacemos programaciones en varios niveles, el nivel 1 es el AA, en el que proyectamos películas para todos la familia, como la que vamos a proyectar en febrero, El salto de los ángeles.

Por otro lado, con la sociedad civil organizada hacemos cine foros con películas más reflexivas  Tenemos, por ejemplo, una película argentina como Algo incorrecto que aborda el tema del abuso sexual en niños, niñas y adolescentes y con la proyección ayudamos a concientizar a la gente de las comunidades sobre esa temática. Básicamente, nuestra idea es que el Cine Móvil sea una forma de activismo ciudadano en la que el cine sea una herramienta para consolidar el trabajo social y comunitario, porque cada vez que proyectamos una película la comunidad lo celebra. La idea también es que las comunidades puedan disfrutar del buen cine y del cine venezolano.

Fábrica de cine Gran cine

—¿Hay proyecciones planificadas para este año?

—Todo el año estamos programando. Fíjate lo que está ocurriendo. En  el Comercial Líder, en la terraza, hacemos el programa que se llama Cine Ávila Líder, con el que todos los sábados a las 6 de la tarde proyectamos películas de forma gratuita para todo público. Es una experiencia bonita porque tienes la vista hermosa de El Ávila atrás. Este sábado pasamos El extraño mundo de Jack, una producción de Tim Burton que ya cumple 30 años, pero también hemos hecho proyecciones en cine venezolano. Ya tenemos cuatro meses en el lugar.

—¿Cuál considera ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado Gran Cine para desarrollar cada una de sus actividades y programas?

—El gran reto siempre ha sido la sustentabilidad. Nosotros tenemos hermosos programas… tenemos, por cierto, que se me había olvidado mencionarlo, el Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos Miradas Diversas y hemos contado con el apoyo del Reino de los Países Bajos, de los festivales One World y de Películas que Importan, que son festivales de derechos humanos, y nos admitieron en la Red y Festivales de Cine de Derechos Humanos. Ahora el reto es cómo mantenemos ese programa. Es complicado porque aborda temáticas de derechos humanos y es probable que muchas empresas y organizaciones no quieran involucrarse porque sienten que se pueden tocar temas delicados. Nosotros estamos siempre atentos y pendientes de todo lo que tenga que ver con la captación de fondos y aplicamos para conseguir nuevos clientes, pero manteniendo siempre el perfil de la difusión del buen cine, la cultura cinematográfica y la promoción de derechos humanos.

Creo que en estos 28 años de nuestra organización, que es bastante peculiar porque no estamos fabricando teléfonos ni productos masivos, sino más bien, promovemos la cultura cinematográfica de derechos humanos, no ha sido fácil acceder a fondos, entonces ese es el reto permanente y creo que parte del reto de 2024 apunta a eso, a encontrar la manera de lograr la sostenibilidad económica.

—¿Quiénes son los aliados de Gran Cine para hacer posible Fábrica de cine? 

—La Embajada de Alemania nos apoya muchísimo y la del el Reino de los Países Bajos, también los festivales internacionales de cine de derechos humanos como One World y Películas que Importan y por supuesto tenemos también el apoyo de algunas empresas privadas que han financiado las proyecciones del Gran Cine Móvil y estamos trabajando muy de cerca con todas las ONG defensoras de derechos humanos del país con las que también llegamos algunos acuerdos y podemos facilitar costos como, por ejemplo, movilización, transporte, logística y locales, lo que nos economiza un poco los costos del programa. También tenemos el apoyo de muchas alcaldías y gobernaciones que nos facilitan espacios.

—La crisis del país, una crisis de larga data, ha hecho que el ciudadano priorice sobrevivir. El entretenimiento no es prioridad. Hemos visto un descenso en la asistencia de público al cine, aunque hubo un repunte el año pasado. Hay una caída sostenida de asistencia a las salas de teatro. Lo que pareciera atraer al público son los conciertos, que no sabemos si en los de artistas internacionales se venden entradas o se obsequian. En este sentido, usted, un hombre de cine, ¿qué responde cuando le pregunto por qué ir al cine?

—Bueno, básicamente, yo pienso que la experiencia del espectáculo cinematográfica en pantalla grande tiene diferencias notables de otras formas de acceder la obra cinematográfica, es decir, no es igual ver una película en una sala de cine que se oscurece especialmente para que te concentres en la obra en una pantalla grande, con sonido envolvente y que, además, no debería haber interrupciones externas, porque tú vas única y exclusivamente a disfrutar de esa obra cinematográfica, te vas a entregar a esa a esa experiencia. Ahora hay más acceso a las obras cinematográficas en las pantallas que puedes ver desde tu casa, el streaming, obviamente tienes el confort y la calidez de tu casa, pero los formatos por más grandes que sean nunca serán como los de cine. Además, tampoco estás entregado plenamente a la proyección porque seguramente habrá interrupciones telefónicas. Son dos experiencias totalmente diferentes.

Yo creo que todo lo que contribuya a que la gente tenga más acceso a la cultura cinematográfica bienvenidos sea y hay distintas formas de verlo, una a través de las pantallas de streaming desde tu casa en cualquier horario, y otra es ir al espacio público, abierto, pantalla gigante, interactuar con otra gente y ver las películas en ese formato, además tiene que ver con la salud mental. Tú no te puedes quedar todo el tiempo encerrado, el humano debe socializar y debe encontrarse con otros y es parte del entretenimiento y de la salud mental. Yo creo que lo importante es que haya una coexistencia también entre lo que es la proyección en pantalla grande y la producción en pantalla chica desde tu casa. Hay distintas formas de apreciar las películas, pero creo que, sin duda, la mejor forma de disfrutar una buena película es en pantalla grande.

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