Pasada la medianoche del lunes (hora local), luego de una larga espera y una jornada de caos en el Congreso del país, Bernardo Arévalo recibió la banda presidencial y se juramentó como presidente de Guatemala.
El mandatario asumió el cargo junto a la vicepresidenta Karin Herrera en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, en Ciudad de Guatemala, la capital de la nación centroamericana, frente a correligionarios, miembros de la oposición y varias delegaciones internacionales.
La Sesión Solemne, como es llamada la ceremonia de investidura presidencial, estaba pautada para las 3:00 p.m. del domingo.
No obstante, desacuerdos en el Congreso, así como una serie de decisiones judiciales hicieron que el proceso se retrasara durante horas.
Lo sucedido mantuvo en vilo al país, y por un momento un sector de la población pensó que el presidente, electo el pasado agosto con más de un 60% de apoyo, podría no asumir su cargo, por lo que salieron a las calles a protestar.
Desde la tarde del domingo, grupos de manifestantes rodearon la sede del Congreso, en donde los legisladores, esenciales para que suceda el proceso de sucesión presidencial guatemalteco, daban paso a su propia juramentación y conformaban su Junta Directiva.
Hubo por momentos encontronazos con la policía a las afueras del recinto. Mientras que en el interior los trabajos estuvieron marcados por gritos y agresiones entre los diputados.
En su primer discurso como presidente en funciones, Arévalo decidió hacer referencia a los meses posteriores a su elección, que estuvieron marcados por obstáculos judiciales, impulsados por la oposición, con la intención de que no llegara a la presidencia.
“Me llena de profundo honor asumir esta responsabilidad, evidenciando que nuestra democracia tiene la fortaleza necesaria para resistir, y que mediante la unidad y la confianza podemos transformar el panorama político en Guatemala», comenzó diciendo.
“Estos últimos meses, nos hemos enfrentado a complejas tensiones y desafíos que llevaron a muchos a pensar que estamos destinados a un retroceso autoritario. Para miles de personas estos meses sugirieron el resurgimiento de la dictadura en Guatemala. Sin embargo, el pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría”, añadió más adelante.
El presidente también agradeció al Tribunal Supremo Electoral y a la Corte Constitucional de su país por ser «instituciones fundamentales» que «protegieron el deseo soberano de los guatemaltecos».
Y con firmeza comentó que «no permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen otra vez ante la corrupción y la impunidad».
Ante el retraso, varias delegaciones internacionales tuvieron que abandonar la juramentación, como fue el caso del rey Felipe VI de España y el presidente chileno Gabriel Boric.
La actividad estuvo también marcada por la ausencia del exmandatario Alejandro Giammattei, por lo que fue el nuevo presidente del Congreso, Samuel Pérez Álvarez, diputado por el Movimiento Semilla, partido de Arévalo, quien le tomó juramento.
El giro del Movimiento Semilla en el Congreso
En un principio, la sesión para juramentar a los nuevos diputados estaba pautada para las 8:00 a.m. del domingo.
No obstante, se atrasó por una petición del Movimiento Semilla, partido de Arévalo, que acudió a la Corte Constitucional para que el ente resolviera si podían formar parte de la Junta Directiva del Congreso tras haber sido inhabilitados como agrupación política el pasado noviembre.
Los jueces determinaron que tendrían que juramentar como independientes, lo que debilitaba el mandato del presidente, ante el hecho de que no podían acceder a los puestos directivos ni tampoco presidir comisiones.
Más adelante, la Comisión de Credenciales, compuesta por los congresistas salientes, tardó en su labor de revisar los documentos de los diputados electos.
Esto provocó también el retraso de la juramentación de los nuevos legisladores, al igual que la Junta Directiva del Congreso, grupo que debe ocupar sus puestos antes de la investidura del presidente y vicepresidenta electa.
En medio del caos, Arévalo acudió a la red social X en la tarde del domingo para hacer un llamado a los diputados.
“Los diputados tienen la responsabilidad de respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Se está intentando vulnerar la democracia con ilegalidades, nimiedades y abusos de poder. El pueblo guatemalteco y la comunidad internacional están observando”, sostuvo.
El nuevo Congreso logró establecerse a eso de las 7:30 p.m. (hora de Guatemala).
Y en una sesión que estuvo precedida por enérgicos discursos que alegaban violaciones a la Constitución, el Movimiento Semilla logró presentar una petición ante el pleno para establecerse nuevamente como bancada.
Tarde en la noche también logró la aprobación de su planilla para la Junta Directiva del Congreso. De esta forma, el cuerpo legislativo quedó presidido por Samuel Pérez Álvarez, un político de 31 años del Movimiento Semilla.
Apoyo internacional
El retraso en los procesos provocó que las delegaciones internacionales se alinearan a favor de Arévalo.
Representantes de países como Colombia, Honduras, Costa Rica y Estados Unidos, así como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea hicieron declaraciones en apoyo al nuevo mandatario.
«Aquí en Guatemala, aún el Congreso de la República no se pone de acuerdo para elegir su junta directiva que es la que tiene que posesionar al presidente Bernardo Arévalo», compartió el domingo en X Gustavo Petro, presidente colombiano que se encontraba en Guatemala.
«La fiscalía, como en Perú, como en Colombia, ha tenido una actitud adversa a la presidencia e incluso ha intentado poner presa a la vicepresidente elegida por el pueblo», agregó.
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, hizo un llamado similar. «El pueblo y los poderes del estado de Guatemala deben respaldar al presidente».
También en la tarde del domingo, Luis Almagro, secretario general de la OEA, leyó ante varios medios una declaración conjunta flanqueado por algunas de las delegaciones que visitan el país centroamericano.
“Hacemos un llamado al Congreso de la República a cumplir con su mandato constitucional de entregar el poder como exige la Constitución en el día de hoy al presidente electo Bernardo Arévalo y la vicepresidenta electa Karin Herrera”, dijo.
“El pueblo guatemalteco expresó su voluntad democrática en elecciones justas, libres y transparentes avaladas por la comunidad internacional”, añadió.
Un camino de obstáculos
El ascenso de Arévalo a la cima del poder en Guatemala ha sido una carrera de obstáculos, pese a su amplio apoyo electoral.
Fue elegido presidente guatemalteco en un balotaje el 20 de agosto con un 60,9% de apoyos y con un discurso anticorrupción.
Pero el sociólogo y diplomático de 65 años denunció durante meses las tentativas de burlar los resultados electorales por parte de funcionarios públicos que catalogó como “corruptos”, y quienes impulsaron la suspensión de la personería jurídica del Movimiento Semilla, el partido progresista cofundado por él.
En diciembre, Arévalo llegó a decir públicamente que intentaban realizarle un “golpe de estado”.
Pero el Ministerio Público asegura que hay irregularidades en la constitución del Movimiento Semilla.
Mientras que Arévalo señaló en concreto a la fiscal general Consuelo Porras como responsable. Además le pidió que dimitiera después de que ordenara allanar el Tribunal Supremo Electoral alegando presuntas anomalías en los comicios que él ganó.
Porras fue incluida por Estados Unidos en una lista de actores corruptos y antidemocráticos por su polémica gestión, pero contó con el apoyo del presidente saliente Alejandro Giammattei.
El conflicto generó protestas a favor de Arévalo, que dio la sorpresa en las elecciones y luego de su juramentación se convertirá en el presidente más progresista desde el retorno a la democracia hace casi 40 años.
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