La máquina diseñada por el Estado para fabricar pobreza sigue en pleno desarrollo: el presupuesto para el año 2024 solo estipula 10% para aumentar el salario.
Es inaudita la profundización de la pobreza en los hogares venezolanos, pero peor aún es que sin la esperanza de alguna rectificación, alguna medida que pudiera aliviar un poco el ruido estomacal que causan los salarios y pensiones inhumanas que reciben los venezolanos.
Las marchas de protestas con reclamos justos realizadas por todos los gremios en el año 2023 no solo fueron ignoradas, despreciadas; la respuesta a todas fue la persecución con detenciones arbitrarias.
Estamos en presencia de un panorama lleno de sombras para este año 2024 en materia de derechos humanos. En el anterior período no hubo piedad ni clemencia ante las peticiones de una amnistía que hicieron los familiares de los presos políticos que siguen detenidos, víctimas de violaciones del debido proceso y garantías constitucionales.
Ante la preocupante situación me pregunto una y otra vez dónde está el defensor del pueblo. ¿Por qué no alza la voz en defensa de las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos en el país? Si él no actúa, sí debería hacerlo el Estado y destituirlo.
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