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Luis Beltrán Prieto Figueroa: maestro por siempre

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Nuestro querido compatriota y eterno margariteño Luis Beltrán Prieto Figueroa se destacó como político, educador y explorador en distintas ramas humanísticas: filosofía, poesía, literatura e historia. Cofundador del partido Acción Democrática (AD) junto a destacadas figuras como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Andrés Eloy Blanco, Leonardo Ruiz Pineda, Valmore Rodríguez y Carlos Andrés Pérez, su legado perdura.

Nacido el 14 de mayo de 1902 en La Asunción, sus padres, Loreto Prieto Higuerey y Josefa Figueroa, lo criaron inmerso en un ambiente político y educativo. El maestro Prieto, de carácter afable y cercano, dedicó su vida a la política y la educación, compartiendo la vocación de grandes mentes como Simón Rodríguez, Andrés Bello, el cardenal Rosalio José Castillo Lara y Rafael Vegas.

En 1934 obtuvo el título de doctor en Ciencias Políticas en nuestra gloriosa Universidad Central de Venezuela, marcando el inicio de una carrera brillante. Fundador de la Federación Venezolana de Maestros y creador del Instituto Nacional de Capacitación Educativa (INCE), Prieto Figueroa propuso e impulsó la Ley Orgánica de Educación Nacional en 1948.

En 1945, durante la presidencia de Rómulo Betancourt, fue designado como secretario general de la Junta Revolucionaria de Gobierno y luego como ministro de Educación, posición desde la cual lideró la modernización y accesibilidad educativa en Venezuela. Durante su exilio trabajó para la Unesco en los países centroamericanos en temas de educación.

A lo largo de su vida, Prieto Figueroa desempeñó roles destacados, desde senador por Nueva Esparta hasta presidente del Congreso Nacional entre 1962 y 1967. Su participación en Acción Democrática fue relevante, pero tras una disputa por la carrera presidencial dentro del partido AD con el doctor Gonzalo Barrios, fundó el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) junto al doctor Jesús Ángel Paz Galarraga, convirtiéndose en su candidato presidencial. Con esto, la cohesión en el gobierno del presidente Leoni se quiebra. URD, bajo el liderazgo de Jóvito Villalba, y el FND, encabezado por Arturo Uslar Pietri, se retiran, a pesar de haber fortalecido la administración del Dr. Raúl Leoni con su amplia base de apoyo.

El presidente Raúl Leoni inició la reestructuración de su gobierno y me nombró gobernador de Nueva Esparta. Antes de la ceremonia de juramentación, junto a los otros ocho nuevos gobernadores, tuve el honor de recibir una recomendación sumamente amplia y humana por parte del presidente. Dada la división traumática en AD, que tenía a su entrañable amigo Prieto Figueroa como candidato a la presidencia del MEP, el Dr. Leoni me reiteró en varias ocasiones la importancia de que mi actuación estuviera enmarcada por los principios de respeto hacia el maestro Prieto, quien había sido cercano a él durante toda su vida. Este gesto solidario del presidente hacia su amigo Prieto Figueroa me dejó profundamente impresionado, por la significación política y humana que entraña. El respeto al principio de la tolerancia y a las reglas de la amistad que el gesto de Leoni me transmitió. (Luego de mi juramentación, tuve que renunciar al día siguiente por tener apenas 24 años de edad, porque la Constitución Nacional exigía 30 años de edad mientras que la Constitución Neoespartana solo requería 21 años).

Desde mi infancia, fui afortunado al heredar de mis padres la admiración y la amistad de Luis Beltrán Prieto Figueroa, a quien conocí desde temprana edad en mi hogar en Porlamar. Esta conexión se extendió a su familia más cercana: los Espinoza Prieto y al querido Toñito Espinoza, quien siempre estuvo presente en mi entorno familiar. Todos ellos, personas de talento y honestidad, dejaron una huella perdurable en mi vida.

La vivienda donde residía el doctor Prieto Figueroa en Prados del Este se llamaba: “Ancha y Ajena”. Ancha, porque en ella había espacio para todas las formas del pensamiento; y Ajena, porque todavía la estaba pagando.

En Margarita y Coche, las campañas electorales adquirían una intensidad palpable entre los seguidores de dos prominentes líderes neoespartanos: Prieto y Jóvito. La peculiaridad llegaba a extremos cómicos, como el hecho de que los seguidores de URD se negaban a consumir arepas de maíz blanco; mientras que los adeptos de AD rechazaban las arepas de maíz amarillo. Esta radicalidad en las preferencias alimentarias ilustra la ferviente pasión que caracterizaba aquel contexto electoral.

Un capítulo doloroso, amargo y triste en su vida fue su participación en una jornada dominical de la Federación Venezolana de Maestros en Bolívar, donde un puente peatonal se desprendió en el salto La Llovizna, causando la muerte de más de 50 educadores. Este trágico evento marcó profundamente al maestro.

Durante mi mandato como gobernador de Nueva Esparta de 1974 a finales de 1977, un periodo marcado por la transformación de nuestras islas, valoraba y seguía con atención los consejos y opiniones del Dr. Prieto Figueroa. Su enfoque conservacionista hacia el patrimonio histórico y cultural se reflejaba en proyectos significativos, como el bulevar que conecta el convento de San Francisco con la Catedral de La Asunción y el nuevo palacio de gobierno construido en las afueras de la ciudad colonial. Además, incorporé sus recomendaciones ambientales con relación al puerto pesquero de Chacachacare.

Finalmente, hay que recordar algunas de las frases más destacadas de Luis Beltrán Prieto Figueroa:

  • «Hay quienes quieren un magisterio sumiso, silencioso, arrinconado, incapaz de levantar la voz, pero un pueblo que tenga maestros de esa categoría tendrá que ser un pueblo de esclavos».
  • “Para mí la amistad es el sentimiento más puro del hombre. Yo hago de la amistad una hermandad. Por rendir ese culto es que me hiere tan hondo la deslealtad de un amigo”.
  • “Nadie puede dirigir a otros si no es capaz de dirigirse a sí mismo”.

Con estas palabras, cerramos este homenaje al doctor Prieto Figueroa, un gran amigo, un gran compañero y uno de los líderes más destacados de la Venezuela moderna. Su ausencia deja una profunda nostalgia en el corazón del pueblo.

Hoy más que nunca hay que recordar a este sabio, ejemplo de dignidad, de decencia, de calidad humana, de honorabilidad y de compromiso con Venezuela.

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