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Cautivadora e inimitable: qué convirtió a María Callas en La Divina, la diva más grande de la historia

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Este mes se conmemora el centenario del nacimiento de una de las artistas más ilustres de la música: la soprano greco-estadounidense María Callas, nacida María Kalogeropoulos en Manhattan, en diciembre de 1923.

Callas se ganó el sobrenombre de La Divina con una carrera como cantante relativamente breve que proyectó al mundo su brillantez técnica, su pasión y estilo expresivo.

Ella también soportó las aplastantes presiones de ese estatus y tenía solo 53 años cuando murió de un ataque cardíaco en su casa de París.

Muchos de los eventos del centenario son invariablemente de escala épica, incluidas celebraciones de la Unesco en lugares emblemáticos griegos y una gran cantidad de reediciones musicales.

«Trabajó tan duro que se convirtió en la diva más grande de la historia», explica Stella Kourmapana, archivista del Conservatorio de Atenas, en el programa Maria Callas, parte de la serie de la BBC Llévame a la ópera.

Callas unió la llamada alta cultura con la cultura pop, sin comprometer su repertorio.

Sus actuaciones causaron revuelo en instituciones de talla mundial como La Scala de Milán y la Ópera Metropolitana de Nueva York, y colaboró con artistas como Luchino Visconti, Franco Zeffirelli y Leonard Bernstein, así como con Pier Paolo Pasolini (quien la eligió para el papel principal, no cantando, de su película Medea de 1969, algunos años después de sus últimos conciertos).

También apareció en transmisiones de televisión en horario de máxima audiencia, como en The Ed Sullivan Show den 1956, donde cantó Vissi d’arte (Viví para el arte), un aria de la ópera Tosca de Giacomo Puccini de 1899.

Callas con Tito Gobbi y Renato Cioni en Tosca de Puccini en la Royal Opera House de Londres en 1964 | GETTY IMAGES

Además, su vida privada de Callas atrajo altos niveles de publicidad e intrusión, intensificada por quienes deberían haberla protegido, pero en cambio explotaron sus talentos, incluidos sus padres y su hermana, su marido mucho mayor, y su amante Aristóteles Onassis (quien eventualmente se casaría con Jackie Kennedy, pero continuaría persiguiendo a Callas).

Estos dramas —y su transformación de «patito feo» en ícono de la moda, con unos ojos centelleantes y joyas deslumbrantes— han alimentado décadas de columnas de chismes y biografías.

Al final, incluso los retractores de Callas quedan en silencio ante su voz: cautivadora en lugar de simplemente bonita; ardiente, fogosa y tierna a la vez.

La diva definitiva

Aunque la noción de que la estrella debe sufrir por su arte, tiene muchas implicaciones, no existe ningún equivalente que coloque a un divo masculino expuesto a los mismos juicios que afectaron a Callas.

Como diva arquetípica, podría decirse que canalizó traumas y conflictos de la vida real en su interpretación musical.

Sus exigentes estándares apuntalaron una reputación de alto mantenimiento.

«Ten cuidado cuando dices ‘gueto’… la música viene de ahí», le dijo al periodista francés Philippe Caloni en su última entrevista (1977).

«Casi nunca he visto a un gran músico que provenga de la clase alta. Hay algo bueno en los guetos porque si vienes de allí, eso te hace desear más. Te hace decir: ‘Un día seré alguien».

Callas es parte de una importante exposición colectiva Diva en el Museo V&A de Londres, abierta hasta abril de 2024.

La muestra reformula el concepto de «diva», desde las estrellas de ópera del siglo XIX hasta las celebridades contemporáneas, con aspectos destacados que incluyen el vestuario de la última actuación de Callas en la Royal Opera House, así como grabaciones legendarias.

La curadora de la exposición, Kate Bailey, le explica a BBC Culture: «Callas se ubica en este tipo de personificación de la ‘diva’ en un momento particular».

«A mediados del siglo XX tenemos esta segunda ola emergente de feminismo, donde la ‘diva’ explota en otros géneros musicales, pero también se inspira en la década de 1830, porque ella realmente volvió a poner de moda todo ese estilo de cantar de [bel canto]”, indica.

El único papel cinematográfico de Callas fue el de Medea en la película de 1969 dirigida por Pier Paolo Pasolini | GETTY IMAGES

«El escrutinio de los medios, la moda y la tragedia realmente llegaron a otro nivel con Callas, pero ella estaba muy dedicada a lo mejor de su arte; era compromiso y trabajo duro, combinado con ambición y motivación.

«La gente hacía cola por kilómetros para verla y escuchar su voz sin amplificar.

«Hoy en día, hacemos lo mismo con Beyoncé, debido a su presencia en el escenario, pero es el poder musical y la empatía de Callas lo que realmente la llevan a un nivel emocional».

Muchas de las duras experiencias que enfrentó se han repetido a lo largo de generaciones de estrellas femeninas: censura hacia una mujer fuerte que sabe lo que vale; talentos femeninos enfrentados entre sí (Callas tuvo una disputa muy publicitada con la soprano italiana Renata Tebaldi); horarios de gira castigadores, incluso cuando claramente necesitaba tiempo para recuperarse de una enfermedad o agotamiento.

Callas mantuvo su aplomo frente a una crueldad asombrosa, y mucho antes de las nociones dominantes sobre el bienestar del artista o la positividad corporal.

Es difícil imaginar a la gente acampando para entrar a los espectáculos de Beyoncé o Gaga únicamente para burlarse o arrojarle verduras a las estrellas.

Callas, ridiculizada en su juventud por ser gorda, más tarde fue criticada por ser demasiado delgada. Se dijo que su pérdida de peso contribuía a su deterioro vocal, aunque la intensidad y variedad de su trabajo seguramente fueron un factor.

Callas unió la llamada alta cultura con la cultura pop, sin comprometer su repertorio | GETTY IMAGES

Fue innegablemente una pionera, en el escenario y en los estudios de grabación.

El repertorio que grabó abarca desde su trabajo de finales de los años 40 hasta sus últimas apariciones, acercándose lo más posible a oyentes multigeneracionales.

Sin sucesora

En septiembre, Warner Classics lanzó La Divina, una caja expansiva que abarca a Callas en todos sus papeles.

Su curador, el musicólogo y escritor Michel Roubinet, es enfático sobre el legado perdurable de Callas.

«Sin lugar a dudas, su voz involucra todos los sentidos a la vez, hablando a la mente, el corazón y las profundidades de quienes la escuchan», dice.

«Resuena y vibra, y con su forma única de colocar la palabra en la nota, aporta una agógica sutil y sensible, dando aún más vida a la música y al drama.

«Evoca emociones, incluido el humor, aunque cantó muy poco en papeles cómicos, haciendo gala de un espíritu irresistible, siempre con un toque de ironía.

«Quizás Maria Callas, más allá de su genio como musicienne assoluta, tan atemporal y perpetuamente moderna en el impacto sensorial que tiene en el oyente, sigue fascinando porque en realidad no tiene descendientes verdaderos», afirma Roubinet.

Es inimitable, opina.

Tom Volf, director del aclamado documental Maria by Callas (2017), describió así lo que sintió cuando descubrió a Callas (en la «escena loca» de la ópera Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti) en YouTube: «Lo único veía o sentía sentir era algo increíble, indescriptible, atravesándome cuando la escuchaba», le dijo a NPR, la radio pública estadounidense.

Yo no crecí escuchando ópera, pero Callas también tuvo conexión con la cultura pop de mi adolescencia.

Estaba, por ejemplo, en la escena de la película Filadelfia (1993) donde el personaje de Tom Hanks traduce entre lágrimas el aria de Callas La Mamma Morta (de la ópera Andrea Chénier de Umberto Giordano de 1896): «Soy divina… soy el olvido… ¡soy amor!»…

Y en una serie de comerciales de fragancias de Jean-Paul Gaultier, con banda sonora de Callas cantando Casta Diva (una de sus interpretaciones más famosas, de la ópera Norma de Vincenzo Bellini de 1831).

Recuerdo haber pensado en lo seductora y transformadora que se sentía su música.

Callas en Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti | GETTY IMAGES

En el siglo XXI, Callas ha tomado la forma de un holograma durante una gira (aunque es poco probable que en la vida real la estrella perfeccionista hubiera aprobado una tecnología tan defectuosa), y ha sido interpretada por actrices como Fanny Ardant (en la película biográfica de Zeffirelli de 2002, Callas Forever) y Angelina Jolie (protagonista de la próxima película del chileno Pablo Larraín, María).

También inspiró la ópera homenaje de la conocida artista de performance Marina Abramović, 7 Deaths of Maria Callas.

En una entrevista de 2020 con The New York Times, Abramovic recordó haber escuchado por primera vez a Callas en una transmisión de radio cuando era adolescente («Me erizó la piel»), y agregó que percibió paralelismos entre la experiencia de vida de Callas y la suya: «Y luego, también, esta increíble intensidad en las emociones, que puede ser frágil y fuerte al mismo tiempo».

Esa sensación nunca se desvanece. Callas sigue siendo identificable y revolucionaria: el sonido de mundos chocando.

Este artículo fue publicado en BBC Culture. Haz clic aquí para leer la nota en su versión original.

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