¡Feliz Navidad! En nuestra serie sobre el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial siempre dedicamos dos entregas a relatar cómo se vivieron las “fiestas” en el frente tanto en el campo de batalla, cuarteles, prisiones (campos) y en el llamado “frente en casa”. En la primera quisimos solo dedicarnos a la pequeña tregua entre un bombardero estadounidense y un caza alemán, ahora sí hablaremos de algunos ejemplos que pueden incluir también la espera del Año Nuevo. Para esto debemos recordar en dónde y cómo se encontraban los frentes más importantes: el ruso, el italiano, el aéreo sobre Europa, en las islas del Pacífico y en los hogares de los países ocupados y/o beligerantes. La realidad es cómo hoy en Ucrania y en Gaza (por solo citar las guerras que más atención tienen por los noticieros) en estos días santos, es decir, la tregua es casi inexistente.
En el frente ruso u oriental la Wehrmacht (ejército del Tercer Reich) no dejaba de retroceder ante el avance casi imparable del Ejército Rojo. Las memorias del soldado alsaciano Guy Sajer (1967, El soldado olvidado; y cuyo nombre real fue Guy Mouminoux) nos relata cómo después de la Batalla de Kursk (5-13 de julio) el frente se había movido constantemente hacia el oeste en dirección al río Dniéper. Al final el Alto Mando y Adolf Hitler decidieron que la margen occidental de dicho río (más alta y perfecta para resistir) sería su línea defensiva llamada “Panther Wotan” (que iba desde el Báltico pasando por el río Dniéper hasta el Mar Negro). Pero fue imposible construir buenas defensas porque el esfuerzo muchas veces se centraba en rescatar a divisiones que quedaban atrapadas como pequeños Stalingrados, y los soviéticos terminaron cruzándolo especialmente en el sur. Kiev fue tomada por los rusos el 6 de noviembre, y Hitler obsesionado con la capital de Ucrania se empecinó en recuperarla pero para darse cuenta cerca de Navidad que era imposible.
Guy Sajer nos relata la Nochebuena de 1943 en las líneas defensivas:
Stille Nacht… Heilige Nacht… Oh, Weihnacht…!
El viento aúlla en el laberinto de graben al norte de la defensa de Boporoeivska. Dos compañías guarnecen los puestos preparados por la división de seguridad y la Organización Todt, que, después, se han replegado al oeste. Hace cuarenta y ochenta horas que ocupamos estas toperas de hormigón helado. El frente parece sólido, y sin duda va a librarse una gran batalla. El derrumbamiento del Frente Sur nos ha obligado a esta última retirada para reagruparnos en esta línea. La enorme cuña soviética sube hacia nosotros con su lentitud habitual de rodillo compresor, pero de una manera inexorable.
Horas de espera angustiosas, frío alucinante que desnuda los troncos de su corteza. Todas las existencias han sido dilapidadas. El comandante ha cerrado los ojos y nos ha dejado dos días de juerga (…). Es Nochebuena. A pesar de las rudas condiciones que nos han acostumbrado a esta vida de salvajes, la emoción nos invade como a unos chiquillos privados mucho tiempo de una gran alegría. Mil recuerdos luminosos giran bajo los cascos de acero, detrás de los rostros silenciosos. Algunos hablan de los tiempos de paz, otros de su infancia tan próxima y tratan de disimular su emoción afirmando la voz. El “hauptman” (capitán) hace su ronda (…), también tiene hijos con los que querría estar, y su mirada va de un grupo silencioso a otro. Se para a veces contemplando el cielo que se ha aclarado. La escarcha brilla sobre su largo capote, como los adornos de un abeto de Navidad.
¿Qué ocurría en el sector soviético? Nada parecido, porque no olvidemos que la Iglesia Ortodoxa se apega al calendario juliano y Navidad se celebra el 7 de enero. Un dato curioso que acaba de ocurrir, valga la dispersión, es que la Iglesia Ortodoxa ucraniana la celebró por primera vez el 25 de diciembre, para alejarse de la influencia del ocupante ruso. En 1943 no era así, y en el frente ucraniano la artillería del Ejército Rojo comenzó esa Nochebuena a machacar las defensas alemanas donde se cantaba paradójicamente Stille Nacht. La “enorme cuña soviética” de la cual habla el soldado Sajer no podía ser aprovechada por los ejércitos alemanes para aislarla debido a la falta de remplazos de soldados y de nuevo material. Ahora se estaba enviando desde el 3 de noviembre con la Directiva N° 51 de Hitler, al llamado “Muro del Atlántico” que quedaba bajo la responsabilidad del mariscal Erwin Rommel (hay fotos de diciembre que lo muestran inspeccionando las construcciones). De esa forma los rusos iniciaron la ofensiva de invierno “Dniéper-Cárpatos” (24 de diciembre de 1943 al 17 de abril de 1944) que buscaba dividir los ejércitos del Tercer Reich en el Sur y terminar de liberar a Ucrania, lo cual finalmente lograría.
En Italia seguía el lentísimo avance de los Aliados hacia Roma, el general Dwight “Ike” Eisenhower en el “Capítulo XII. Italia” de sus memorias de guerra: Cruzada en Europa (1948) dice: “Los alemanes no cedían un solo palmo de terreno sin cerciorarse de que dejaban inutilizados sin excepción las acequias y puentes de las míseras carreteras locales; y asimismo destruían todos los caminos cortados a pico en las empinadas laderas”. La razón de esta empecinada resistencia era, siguiendo a Ike, que “Roma tenía un considerable valor psicológico, y los recursos industriales del norte de Italia eran importantes económicamente para los alemanes”. El 7 de diciembre fue designado máxima autoridad para llevar a cabo la operación “Overlord” (desembarco en Europa), de modo que la Navidad de 1943 visitó las fuerzas italianas por última vez y afirma “nuestro frente seguía en la líena Ortona-Arielli-Orsogna” (frente a la llamada “Gustav Line”), y más adelante agrega que “llovía a cántaros, y cada curso de agua era, por lo general, un torrente; hombres y vehículos se atascaban en el fango, y la lucha obstinada no cesaba”. De esa forma vivieron los soldados “las celebraciones” de diciembre.
El general Eisenhower ese mismo día de Navidad viajó a Túnez, donde se reuniría con el primer ministro británico y su Estado Mayor. Siempre me ha gustado mucho la famosa foto de ese día, donde sir Winston Churchill viste una bata con dragones chinos. La razón de esta rara indumentaria era que estaba saliendo de una fuerte neumonía. En ese almuerzo se decidió el desembarco cerca de Roma (51 kilómetros) en las playas de Anzio (“Operation Shingle”: 22 de enero-5 de junio de 1944). El día anterior, el presidente de Estados Unidos dio su discurso de Nochebuena retransmitido por radio a todos los hogares, pero también a todos los lugares donde servían más de 4 millones de miembros de las Fuerzas Armadas fuera de las fronteras de la nación de un total de 10 millones, según sus palabras. Este hecho le hizo ver la condición de “guerra mundial”, para luego afirmar que las navidades anteriores solo se tenía una esperanza en la victoria pero que ahora era una certeza “aunque el costo puede ser alto y el tiempo largo”. Alemania tendrá un lugar en las Naciones Unidas pero “como miembros respetables de la familia europea”, lo que quiere decir que debían desaparece el nazismo y el militarismo prusiano y la noción fantástica y desastrosa de que constituyen la «raza superior”; y al mismo tiempo el Imperio del Japón debía ser desmantelado.
La guerra en China se mantenía estancada y el avance de los Aliados en las islas Salomón era lento. Una de las campañas más importantes en el Pacífico durante 1943 a 1944 fue el rodear la importantísima base aérea japonesa en Rabaul (Nueva Bretaña, Nueva Guinea en las Islas Salomón). En las memorias del soldado de la Primera División de Marines: Robert Leckie (1957) Helmet for my pillow, se relata la misa de Nochebuena en la costa sureste del noroeste de Nueva Guinea. “Nos reunimos allí, arrodillados en el barro y encogidos contra la fina lluvia que caía, para ser testigos de la inmolación del Príncipe de la Paz. Ataviados con los feos y molestos atuendos de la guerra moderno adoramos al Divino Hijo del Dios de las Batallas”. Para luego agregar que cantaron villancicos (“Noche de paz”, “Adeste Fideles”, etc.), les “ofrecieron una maravillosa cena de Navidad”, y luego subieron a los barcos para iniciar a los dos días la terrible campaña del Cabo Gloucester en Nueva Bretaña (del 26 de diciembre de 1943 al 22 de abril de 1944). Estos hechos se puede ver en la adaptación de dichas memorias en el episodio 4 de la serie The Pacific (Tom Hanks & Steven Spielberg, 2010).
En Alemania los bombarderos de la Royal Air Force iniciaron una campaña sobre Berlín desde noviembre, mientras la Octava Fuerza Aérea de Estados Unidos seguía destruyendo la industria del Tercer Reich. El alemán Friedrich Kellner escribe sobre la Nochebuena en su Diario: “Esta Navidad será inusualmente modesta. No hay posibilidad de comprar regalos, y solo un pequeño árbol. “Paz en la Tierra” seguimos siempre esperando. Nuestro “Führer” luchará hasta las 12:05; por lo tanto, la guerra continuará ¡Hitler lucha por desesperación!”. (2018, My opposition. The Diary of Friedrich Kellner – A German against of Third Reich).
En nuestra serie sobre las “Navidades en la Segunda Guerra Mundial”, siempre les dejamos un extracto del largo mensaje radiofónico de Nochebuena del papa Pío XII.
Una quinta vez más, amados hijos e hijas del universo, la gran familia cristiana se prepara para celebrar la magnífica solemnidad de la paz y del amor, que redime y reúne a los hermanos, en una atmósfera oscura de muerte y de odio; También este año siente y experimenta la amargura y el horror de un contraste irreconciliable entre el dulce mensaje de Belén y la furia feroz con que desgarran a la humanidad.
Dolorosos fueron los últimos años, perturbados por el orgulloso ruido de las armas; pero las campanas de Navidad, levantando el ánimo, despertaron y suscitaron tímidas esperanzas, despertaron cálidos y poderosos anhelos de paz.
Aprovechamos que es nuestro último artículo del 2023 en lo que respecta a nuestra serie sobre el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial, para desearles a todos nuestros lectores y personas que nos apoyan: ¡Un Feliz y Próspero 2024! ¡Y que la vida nos permita seguir cumpliendo con la meta escritural de todas las semanas y realizar este proyecto! La semana que viene haremos un breve repaso del año 1944, el año de las dos grandes ofensivas que destruirán el imperio hitleriano entre otros hechos, y al cual dedicaremos nuestros artículos del próximo año.
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