I El origen y disfraz de las ONG
Desde principios de los setenta, y luego con más intensidad en las décadas sucesivas fueron apareciendo una serie de, lo que fueron en su época, innovadoras organizaciones que trataron de diferenciarse de las entonces conocidas fundaciones, y que posteriormente se (auto)denominaron organizaciones no gubernamentales (ONG), las cuales inicialmente aparecieron en Estados Unidos y Europa, con el propósito de servir de apéndices de las labores para las cuales se había creado en 1945 la Organización de Naciones Unidas.
En tal sentido, las ONG que tuvieron en tales inicios una importante aceptación en sus atenciones con las clases más desposeídas y vulneradas en sus derechos humanos de los países más pobres de África, Asia y América Latina, varias de ellas, en la medida que se fueron capitalizando con recursos de los países más fuertes e industrializados y sobre todo con capitales privados, incluyendo fundaciones de empresas trasnacionales, éstas se convirtieron en vulgares compañías de pequeños grupos, cuyas directivas no sólo pasaron a ser heredables, sino que sin rendir cuentas a nadie de sus ingresos, y menos a las distintas sociedades, que son las que ellos dicen representar para «trabajar» en función de los más necesitados, y lo que es peor, hasta se han convertido en instrumentos de chantaje, extorsión y hasta de desestabilización sobre aquellos países que en sus posiciones ideológicas, por lo general, no son considerados «progresistas».
En tal contexto, la mayoría de esas organizaciones desvirtuaron sus propósitos y después de que alcanzaron cierta «credibilidad», asegurando sus bases de ingresos anuales, originados fundamentalmente por los impuestos de las empresas y la ciudadanía, solo emplean unas máscaras en la ejecución de dos o tres programas, mientras el resto de sus actividades, es evidente, se hacen con emblemas de identificación política, obviamente, con la continua utilización de los derechos de los «pobres», «sociedad», «educación», «salud», «cultura», derechos humanos, entre otras, lo que equivale a decir, una especie de extensiones especializadas para atacar a sus víctimas en distintos territorios políticos, económicos y sociales, menos para el fin en que supuestamente fueron creadas, como era su accionar para generar el bienestar social.
II Las ONG internacionales convertidas en trasnacionales políticas con financiamiento de Estados Unidos y la Unión Europea
Public Citizen, Progressive International, Bilaterals, American Prospect, GTW Action, Peace Brigades International, entre sus similares, se han apoyado de otras organizaciones en las distintas naciones, que vienen a ser como sus sucursales con distintos nombres, pero con fines ideológicos muy similares, y apoyadas con el financiamiento de las enumeradas, que terminan por darle aval, para que donde existan gobiernos «progresistas», éstos sean los primeros acolchonamientos de ingresos, porque con sus «estructuras», aunque estén representadas por directivas limitadas o hasta solo por un mismo individuo – caso, Arcah en Honduras – son los que organizan, desarrollan y ejecutan las campañas mediáticas, la mayoría desinformativas, y de calle de lo que serían grupos «inconformes» de la sociedad contra la «vulneración» de los derechos que estarían ejecutando los gobiernos de turno, pero que en su mayoría, tales ONG se han convertido en los grupos de choque contra las políticas de los gobiernos o Estados «no progresistas» o «la derecha» como abiertamente la definen, directivos de semejantes «organizaciones». Todas estas organizaciones, aunque en la praxis no se vea así, la realidad es que trabajan articuladamente para atacar gobiernos y las empresas privadas que se asocian con estos, si no son Estados «progresistas». Así, por ejemplo, Public Citizen [1] cuya directiva prácticamente es perpetua y hasta «emérita», y la cual recibe casi 18 millones de dólares al año en forma declarada es una de estas formas de desviaciones «solidarias».
De hecho, en 2012, Public Citizen era uno de los más acérrimos críticos de Sebastián Piñera en sus vinculaciones con industrias farmacéuticas [2], porque era básicamente un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Curiosamente, estas críticas desaparecieron con el ascenso de Gabriel Boric al poder, y quien además es un seguidor en X – antes Twitter – de Progressive Internacional, institución que también recibe miles y miles de dólares, básicamente de la Unión Europea y de la propia nación norteamericana, y que desde antes del ascenso de Javier Milei al poder, su coordinador, David Adler, lo colocaba en sus críticas y ataques [3], pero cuyos espacios de hambre no existían antes para ellos, con el gobierno de Alberto Fernández, que desencadenó una terrible crisis económica y social en Argentina, o sea, para los pobres que ellos dicen «trabajar» con los inmensos financiamientos que reciben, lo que demuestra el tinte político de tales «ONG» cuando sus denuncias solo se orientan hacia gobiernos considerados de «derecha».
III Atacar capitales privados y Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) cuando ideológicamente no cumplen aspiraciones de «gobiernos progresistas»
Otro punto que devela la orientación ideológica de estas «ONG» y que hace rato perdieron el rumbo de sus atenciones hacia los sectores más vulnerables, incluso demostrando que lo menos que les importa son precisamente los pobres, lo vemos cuando Progressive Internacional, coordina en Honduras con el aval de Xiomara Castro – «gobierno progresista para ellos» – un ataque desde el exterior fundado en calumnias y mentiras contra las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), sobre las cuales las acusa de «neo colonialismo corporativo» [4], a pesar de que estas organizaciones han generado más de 3 mil empleos directos y 10 mil indirectos, con inversiones que superan más de 100 millones de dólares y que, si algo han contribuido en Honduras ha sido a mejorar las condiciones de vida de ciudadanos, como los residentes en Crawfish Rock y Choloma, por parte de Próspera y Ciudad Morazán, y por ende, disminuir la emigración y pobreza.
Verbigracia, otra acción que separa a estas organizaciones internacionales, mal llamadas ONG en favor de la pobreza, mientras sus directivas no sólo es que se mantienen incólumes en sus funciones, porque además ejecutan sus estrategias de ataques y desestabilización sobre aquellos gobiernos «no progresistas» en sus principales espacios de residencias desde Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia y España.
Las ONG «socialistas y progresistas» arropadas con el hambre de los «pobres» es algo que se ha hecho muy común en la historia reciente. Lo irónico, es que pareciera que la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea fueran inocentes de semejante situación, y también las empresas privadas, y otras instituciones que están financiando los ataques sobre la estabilidad de sus propios gobiernos y Estados cuando éstos «no son progresistas». De eso, continuaremos ampliando el tema en la próxima entrega.
@vivassantanaj_
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[1] https://en.m.wikipedia.org/wiki/Public_Citizen – aseguran haber recibido casi 18 millones de dólares declarados en 2019-
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