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La Casa Blanca enfrenta divisiones internas sobre Israel-Gaza

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Por PATRIZIA AYMERICH

Cuando la guerra de Israel en Gaza entraba en su sexta semana, a principios de noviembre, un grupo de unos 20 miembros del personal de la Casa Blanca, angustiados, solicitaron una reunión con los principales asesores del presidente Biden.

Según relatan los periodistas Yasmeen Abutaleb y John Hudson, del Washington Post, el diverso grupo tenía tres temas principales que querían discutir con el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, la consejera superior del presidente de Estados Unidos, Anita Dunn, y el asesor adjunto de Seguridad Nacional Jon Finer: querían conocer la estrategia de la administración para frenar el número de muertes civiles, el mensaje que planea enviar sobre el conflicto y su visión de posguerra para la región.

En este encuentro, los funcionarios de la Casa Blanca aseguraron estar presionando a Israel para que minimice las bajas civiles, y que el presidente abogaba por una solución de dos Estados una vez terminado el conflicto.

La guerra entre Israel y Gaza ha agitado a la administración más que cualquier otro tema en los primeros tres años de Biden en el cargo, según numerosos asistentes y aliados dentro y fuera de la Casa Blanca, mientras su personal se enfrenta a diversas perspectivas y posiciones dado su interés emocional y personal.

Biden, por su parte, siempre ha demostrado su apego al Estado de Israel. De hecho, a menudo cita su reunión de 1973 con la primera ministra israelí Golda Meir como un acontecimiento fundamental que cristalizó su visión de Israel como fundamental para la supervivencia judía. En ese momento, Israel tenía 25 años, era una nación de tendencia izquierdista y un desvalido militar, que luchaba por encontrar su camino después del Holocausto. Actualmente, Israel es una potencia mundial que se encuentra bajo el liderazgo de un partido de derechas, encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu.

Influencia de EE UU en Israel

El Washington Post asegura que EE UU tiene límites en cuanto a su capacidad para influir en las acciones de Israel, ya que en gran medida se abstiene de criticarlas públicamente. «Creo que la administración se dio cuenta desde el principio de que estaba en un aprieto», dijo Ivo Daalder, director ejecutivo del Consejo de Asuntos Globales de Chicago, quien sirvió como embajador de la OTAN durante la presidencia de Barack Obama.

«Y estaba en un aprieto no solo por la propia predilección de Biden, que es real, fuerte e importante», dijo Daalder, sino por los costos políticos de romper con Israel, especialmente después del sangriento ataque de Hamás el 7 de octubre que mató a más de 1.200 personas y provocaron la toma de más de 200 rehenes.

Algunos de los funcionarios de la Casa Blanca consultados afirman que la cercanía de Biden con el gobierno israelí le ha permitido ejercer cierto tipo de presión que condujo al actual acuerdo de rehenes y a la pausa en los combates, y que están aprovechando dicha pausa para instar a Israel a realizar su esperada operación militar en el sur de Gaza, donde se concentran casi 2 millones de palestinos, que sea menos mortífera.

La Casa Blanca también insiste en que ha influido en las tácticas militares de Israel, señalando que más de 100 camiones de ayuda por día están llegando a Gaza en promedio y que Israel ahora está permitiendo la entrada de combustible a la zona.

«Tras el ataque más mortífero contra el pueblo judío desde el Holocausto, el presidente Biden sigue centrado en ayudar a Israel a defenderse contra la amenaza inminente de Hamás», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, en un comunicado, citando los esfuerzos de Biden para asegurar la liberación de los rehenes y el tránsito de ayuda a Gaza. “El presidente, su personal superior y todo su equipo están comprometidos a apoyar y escuchar a las comunidades que están sufriendo por los acontecimientos ocurridos desde el 7 de octubre, tanto dentro de la administración como en todo el país”.

“Lo haré mejor”

En ocasiones, Biden ha parecido luchar con sus propias emociones con respecto a la guerra. El 25 de octubre, expresó su escepticismo sobre el número de muertos en Gaza proporcionado por el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás. «No tengo idea de si los palestinos están diciendo la verdad sobre cuántas personas mueren allí», dijo.

Tuvo que retractarse de sus palabras luego de una verificación de los hechos: “Lo lamento, estoy decepcionado conmigo mismo”, dijo en una reunión con un grupo de destacados musulmanes estadounidenses que criticaron su insensibilidad hacia los civiles que estaban muriendo. «Lo haré mejor», se le oyó decir. Este encuentro, previsto para 30 minutos, acabó durando más de una hora, según un funcionario de la Casa Blanca, y terminó con Biden abrazando a uno de los participantes.

Este relato de cómo la administración ha manejado la guerra entre Israel y Gaza se basa en entrevistas con 27 funcionarios de la Casa Blanca, altos funcionarios de la administración y asesores externos, muchos de los cuales hablaron con periodistas del Washington Post bajo condición de anonimato.

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