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Arturo Peraza S.J.: “La universidad no se puede quedar en sus métodos conservadores”

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Por TOMÁS STRAKA

El pasado 24 de octubre la Universidad Católica Andrés Bello arribó a sus setenta años.  Cada vez mejor posicionada en los ránquines internacionales, desarrollando proyectos innovadores de formación e investigación, con la apertura o reapertura de carreras y postgrados, asumiendo los desafíos tecnológicos de la hora, con la editorial que anualmente publica más títulos en Venezuela, un centro cultural con una importante colección de arte y una agenda apretada de actividades, nuevos laboratorios y espacios deportivos,  estudiantes y profesores ganando premios internacionales, las razones para celebrar parecen ser muchas.  Sobre todo si pensamos en el contexto dentro del que se han alcanzado estos logros.  La UCAB nació en un momento de bonanza económica y de crecimiento acelerado, pero llega a su madurez en medio de una crisis que muy pocos podían imaginar en 1953.  La contracción económica más grande de la que se tenga noticias en el mundo moderno, así como la mayor crisis migratoria de la región (y la segunda del mundo), hacen más singular su éxito, pero también llaman a la cautela y a la humildad.

Contexto y compromiso son dos palabras que, en este sentido, repite una y otra vez el padre Arturo Pereza, sj, rector de la universidad.  “Poner la universidad en el contexto del siglo XXI”, nos dice en su oficina, ordenada y a la vez llena de papeles y libros. Ese es el reto en el que está trabajando ahora.  Porque lo logrado en el contexto venezolano no se refiere sólo a sacar buenos puntajes en los ránquines o de ganar premios, sino de sobrevivir, en el sentido más pedestre del caso, y de ayudar a los otros a que lo hagan también. “De un universo de 16.000 estudiantes en el año 2015-2016 hemos pasado de un universo de aproximadamente de un poco más de 7.000 estudiantes, eso es la mitad”, y en la sede de Guayana, “donde había 3.300 estudiantes en algún momento, hoy en día estamos cerca de los 1.000 estudiantes.”  Ante números como estos, había que hacer algo. Y algo urgente. “Desarrollar la capacidad de compromiso con el contexto social venezolano”, señala, y, ante ello,  “crear unas respuestas de contexto alternativo”, nos dice el P. Peraza.  Aunque la innovación viene siendo desde hace muchos años una de las líneas de la UCAB, ahora, como nunca, “la universidad no se puede quedar en sus métodos conservadores”.  Por casi dos horas estuvimos conversando sobre esto, lo que representa ante la historia recorrida en este aniversario, pero sobre todo lo que significa para la historia que nos queda por construir.

Muchos de los que ven a la UCAB desde afuera se sorprenden por su campus con jardines cuidadísimos, por sus lugares en los distintos ránquines, por su agenda de actividades, por los estudiantes que ganan torneos académicos y deportivos; y se preguntan  cómo ha hecho para sortear estos tiempos de colapso económico, de enfrentamientos, crisis humanitaria y un largo etcétera de problemas.

—Dependiendo del ranking estamos dentro de las tres primeras universidades del país.   Es muy interesante tratar de entender lo que esto significa en nuestro contexto. En términos universitarios, 70 años no es tanto tiempo, y con universidades en Venezuela que pueden decir que por abolengo tienen más de 200 años o 300 años, es un dato sorprendente. Se trata de un dato que está vinculado a un momento muy crítico de la historia venezolana.

Esta universidad ha desarrollado su capacidad de compromiso con el contexto social venezolano. Esto llevó un tiempo, desde el rectorado del padre Luis Ugalde y reforzado después por el rectorado del padre Virtuoso. Sin duda, la creación del parque social, los vínculos con las comunidades cercanas, la apertura de Guayana como una extensión que además empieza a preguntarse por una región tan importante en el interior del país han sido signos de una universidad que empieza a decirse a sí misma que el contexto país es su preocupación. Eso empezó también a manifestarse en investigaciones, como la investigación sobre la pobreza, que tuvo dos versiones muy importantes, y después la Encovi.  Y son iniciativas que no quedan solo en investigación, sino que se vinculan con el campo de la acción social.

Entonces de vínculo entre acción social, investigación y después una línea muy importante, que se desplegó especialmente en el último período de la gestión de José Virtuoso, que ha sido el desarrollo tecnológico para asumir todo este proceso, de crecimiento tecnológico que ha ocurrido a nivel global para poner a la universidad en el contexto del siglo XXI. En este marco global yo creo que han sido líneas importantes que explican por qué hoy la universidad ha logrado el posicionamiento en el que está, y debe ser entendido sistémicamente, es decir, no es o tecnología o social, o investigación o docencia, sino en un sistema que integra es el que permite explicar por qué estamos donde estamos.

Arturo Peraza Celis es un caraqueño nacido en 1965, con raíces andinas y margariteñas, que muy pronto se vinculó a la Compañía de Jesús.  Después de estudiar toda su primaria y su bachillerato en el Colegio San Ignacio en Caracas, ingresó al noviciado y desde entonces ha sido un jesuita dedicado al trabajo pastoral, a la academia y al Derecho. Graduado de abogado en la UCAB y de doctor en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, ha dado clases en el Colegio Loyola-Gumilla de Ciudad Guayana y en la UCAB, hasta llegar a vicerrector de la sede de Guayana en 2017. Cuando la muerte arrebató de forma abrupta al P. José Virtuoso, le tocó asumir el rectorado.  Apenas pudo demorar lo mínimo mientras arreglaba las cosas en Guayana. Desde mayo de este año despacha como rector en el campus de Montalbán.

Es, por lo tanto, un hombre conoce de cerca la vida y las luchas, a veces muy duras de la UCAB en los últimos años, así como las propuestas que desde la Compañía de Jesús se han formulado para atender los tremendos retos de la hora venezolana.

¿Qué significa ser una universidad católica? ¿Qué implica estar confiada a la Compañía de Jesús?    

—Este fue uno de los temas que ha tenido que aprender la universidad en estos 70 años. ¿Qué significa ser Universidad Católica?  En un primer momento, cuando salió la Universidad Católica, lo hizo como un mecanismo de respuesta del modelo de cristiandad frente al modelo laicista.  Entonces se concebía que si usted era una persona de conocimiento racional, usted no podía tener creencias religiosas porque aquello era contradictorio, o usted era positivista y objetivo en su modo de razonamiento y de acercamiento a la realidad, o usted era una persona que tenía creencia. Esta fue la primera batalla que hubo que dar. En ese sentido, un personaje como José Gregorio Hernández es muy simbólico, porque es una eminencia en términos científicos, un hombre que trae a Venezuela lo último de la medicina, que era la histología, y que a la vez era un creyente.

Después viene una segunda oleada.  La de la pregunta por el compromiso social, la de una Iglesia que empieza a hablar de la Teología de la Liberación, de la preocupación por lo social y que empieza a decir que ser católico tiene que ver con el conocimiento puesto en favor de los sectores populares, un compromiso concreto con el contexto de realidad en el que yo estoy. Ser católico tiene que ver con el conocimiento puesto en favor de los sectores populares.

Yo creo que un tercer momento es el actual, en el que esta universidad se ha batido junto con otras, ha tenido que ver con la palabra democracia.  Para nosotros siempre ha sido importante porque está comprendida desde nuestro contexto de fe.  Ya no es sólo compromiso social, sino el tema de cómo lo hacemos en un contexto en donde creamos efectivamente una relación política que respeta a los ciudadanos y construye una relación de igualdad entre todos para la gestión de gobierno.

Y hay una cuarta dimensión que en este momento nos está acompañando: la espiritualidad. Es decir, lo significativo es que nosotros también descubrimos que hay una dimensión personal en cada uno de los miembros de la comunidad universitaria, y que requiere un proceso de desarrollo y acompañamiento. No es solamente la dimensión intelectual, sino que hay una dimensión trascendente, interior, de búsquedas personales, que en este momento tiene muchísima importancia a nivel global.  La universidad tiene que decir: “Nosotros tenemos una espiritualidad que puede acompañarte en tu proceso de búsqueda personal, que puede iluminar, que puede ayudarte a encontrar una verdad interior que inspire tu vida”. No es una obligación, es una oportunidad de respuesta. Esa visión integral del ser humano es lo que está detrás de la palabra católica.

Arturo Pereza es un cura de almas. Por encima del rector, del profesor, del jurista, está el sacerdote. Fue vicario de la parroquia de la Universidad Central de Venezuela y del barrio San Blas, en Petare.  Actualmente sigue predicando, en especial a través de las redes.  Sus reflexiones dominicales por Facebook acumulan una gran cantidad de likes y de views.  En la tecnología  ve una oportunidad.  Su rectorado lo está demostrando en la UCAB.  En junio, la universidad se convirtió en una de las primeras del mundo (y en la primera de Venezuela) en elaborar un reglamento sobre el uso de la Inteligencia Artificial.  El padre Peraza apura un guayoyo y espeta: 

—Frente a la tecnología tú puedes reaccionar con miedo.  Por ejemplo, con respecto a la Inteligencia Artificial puede haber temores reales en la universidad: que si los alumnos se van a copiar, que si la IA va a hacer los trabajos, en fin, vivir con miedo. Y sí, todo esto puede ocurrir, pero es algo que llegó para quedarse y lo que nos toca es ahondar en este contexto y también ensayar.

Un primer ejercicio de ensayo fue regular la situación. Por eso se crea un reglamento que invita a investigar, que invita a meternos en este reto desde las distintas dimensiones de la universidad. ¿Qué significa eso? Bueno, cómo la inteligencia artificial nos puede ayudar a gestionar secretaría, administración, caja, respuesta a los estudiantes que puedan ser mucho más ágiles y que puedan eventualmente ahorrarnos esfuerzos, que eventualmente sea efectivamente un boot el que pueda lograr mejores niveles de respuesta.

Una segunda línea que tendríamos que preguntarnos es en qué sentido los centros de investigación pueden encontrar asistentes de investigación que los ayuden en los procesos de investigación. No es que no vamos a seguir teniendo estudiantes, porque necesitamos y necesitamos propiciar la investigación, pero muchas tareas manuales —por ejemplo buscar en un libro dónde está tal cosa— hoy en día la inteligencia artificial lo puede resolver. Hoy en día, incluso podemos poner esos mismos asistentes de investigación a trabajar y a dialogar con la inteligencia artificial, de forma tal que puedan obtener cantidad de información de manera inmediata, fluida, fácil, asequible y que bueno que pueden ayudar a que la investigación empiece a adquirir niveles de cualidad mayor.

Justamente aquí es en donde viene el tema moral y ético que tiene que ver con la recopilación de data,  y desde allí partir para crear información, este es el trabajo de la investigación. Entonces no es simplemente reproducir lo que nos está dando la inteligencia artificial, además se requiere por ejemplo cierta confirmación de datos. Todavía hay mucho trabajo que hacer. El ámbito de investigación es un ámbito en donde tenemos que lanzarnos, tenemos que dialogar con esta instancia, con esta herramienta y ver qué oportunidad nos puede estar dando que pueda significar agilizar la investigación, acceder más rápido a fuentes de información que nos ayuden a ser mucho más eficientes en los ámbitos de investigación.

Tercer ámbito es la docencia, esto significa, primero formar a nuestros docentes en el ámbito de la inteligencia artificial. Para eso tenemos instancias que están justamente trabajando, cursos de formación que les den a los docentes herramientas. Herramientas que podemos compartir con los estudiantes, y que a su vez  hagan que ellos puedan ponerse a la cabeza de lo que esto va a significar.

En el momento en el que apareció el Internet, también el mundo quedó sorprendido.  Hoy, acabamos de publicar el libro con la compilación de los artículos de José Virtuoso sobre la crisis de la democracia venezolana, y lo estamos haciendo online. ¿Eso qué significa? Asequibilidad a la información. ¡Qué distinto leemos eso ahorita, aunque cuando aquello apareció hubo  pánico por el copy y paste! ¡Claro que genera problemas!, pero genera oportunidades y la universidad reconoce tanto el problema en el decreto rectoral sobre la IA, como reconoce las oportunidades que esto nos puede generar. Queremos apostar por las oportunidades sin ser ingenuos ante el problema.

Lo de la IA es sólo una parte de la “ruptura epistemológica que, en palabras del padre Peraza, está viviendo la UCAB como expresión de lo que globalmente vive la universidad como concepto.   Por ejemplo, cada vez más jóvenes consideran que una formación de cuatro, cinco o siete años para obtener un grado universitario, no es una garantía para el éxito profesional.  Es algo que se profundiza en Venezuela por su contexto, pero que ocurre en todas partes.  En respuesta, la UCAB ha creado academias de gastronomía, moda y e-sport, que han resultado un éxito.  Es un giro hacia la formación técnica que parece ir en contravía al último medio siglo de historia venezolana, en el que la formación técnica fue siendo progresivamente menospreciada en función de la búsqueda de títulos universitarios, y así muy pocos quisieron seguir siendo peritos, para convertirse en TSU o ingenieros. ¿Está la UCAB creando una especie de Escuela Técnica o de Artes y Oficios propia? El gesto del P. Peraza anuncia que, a su juicio, el planteamiento requiere de alguna puntualización:

—No, no es una inversión hacia el pasado, hacia las escuelas técnicas.  Toma elementos de las escuelas técnicas, pero tiene un elemento superador dialéctico, porque introduce el elemento universitario junto con el elemento técnico y entonces trata de dar una respuesta alternativa que además introduce el elemento tecnológico de una manera muy, muy importante. Creo que es una ruptura epistemológica.  Una ruptura epistemológica, que también nos está obligando a todos nosotros a hacernos preguntas.

Esta línea de academias es una formación mucho más corta, mucho más ágil. Hecha fundamentalmente para brindar habilidades a los estudiantes pero que no se transforman sólo en oficios. Aquí hay un intermedio muy interesante, porque claro que escuelas de oficios hay, en ella vas a aprender a ser chef, a ser cocinero o algunos otros oficios que son importantes, son trascendentes en el país, pero que te convierten en el fondo en un asalariado. El problema justamente está en que la academia vincula elementos de la comprensión universitaria entonces te da herramientas para la gerencia, el emprendimiento, la comprensión del mercado junto con las habilidades que requiere para desarrollar competencias propias, ya sea en el área de cocina, en el área de diseño de moda o en el área del e-sport y ahorita vamos a ir al diseño. Le hemos puesto mucho de tecnología también, de manera tal que el joven no quede entrampado en oficios que eventualmente lo sigan atando a condiciones muy propias de modelos producción pasados, que definitivamente no lo van a ayudar a enfrentar esta explosión del universo tecnológico en el contexto del siglo XXI. Entonces creo que estos elementos de combinación es lo que nosotros llamamos Academia. Creo que es un producto muy particular de la universidad.

Lo que estamos tratando es de abrir juegos y puertas para ver si los procesos de formación pueden efectivamente lograr acertar con lo que está haciendo el siglo XXI, que creo que nadie está entendiendo. Por eso yo hablé de la incertidumbre en la Lectio Brevis, porque esa incertidumbre no es solamente  con nuestros “problemitas” locales, que sí, son graves, son serios, son importantes, yo no quiero disminuirlos, pero se insertan en una incertidumbre global. No sabemos hacia dónde va el planeta, no entendemos qué significa inteligencia artificial, no sabemos qué significa cambio climático, al que lo estamos sintiendo, del que vemos los signos, pero si tú después me preguntas exactamente para dónde va a ir eso, cuál va a ser la implicación de eso en nuestro universo dentro de 30 años, lo que más tenemos es la incertidumbre.

Mirando hacia esos treinta años que están en el futuro, a la UCAB cuando cumpla un siglo, tenemos como eje a nuestros alumnos, esos jóvenes que hoy tienen veinte y tantos años y que entonces estarán en sus cincuentas, que hoy se están formando en la incertidumbre y que sueñan con desarrollarse profesionalmente en un mercado laboral (y en general en un mundo) del que tenemos tantas dudas.  El mercado laboral es una especie de “prueba de ácido” para la universidad, porque en él se ve, de forma más inmediata que en otras instancias, la calidad de lo que se está haciendo.  Según el ranking de Quacquarelli Symonds la UCAB está en puesto No. 1 en Venezuela en la reputación de los empleadores y nada menos que de No. 13 en toda América Latina. ¿Cómo se consigue eso?   

—Las academias son el resultado de una asociación entre las empresas que vienen a buscar a la Universidad y de una Universidad que va también en la búsqueda de las empresas.

Es decir, la universidad no se puede quedar en sus métodos conservadores. Tiene que tratar de lanzarse a la piscina y buscar responder a los retos, decir: “Hagamos este ensayo, hagamos aquel ensayo”.  Es un experimento que intenta decirle al joven: “Cómo te formo para que efectivamente puedas tener respuestas en función de lo que te va a tocar dentro de 20 años porque a ti te va a tocar seriamente insertarte en el mercado laboral dentro de 10 o 15 años. Ahora empezarás, pero dentro de 10-15 años tú eres el centro de ese mercado laboral”.  Así, debemos preguntarnos cómo les vamos a dar las herramientas para que efectivamente tengan las respuestas que están buscando, y en un estilo que es absolutamente nuevo, porque esta generación tiene una cultura distinta a la que los que teníamos en los años 70, 80, 90, es otra cultura, es otro modo de ver el mundo.

Como comentábamos, la juventud hoy en día a nivel global se pregunta por el sentido de un proceso de formación de larga data.  En este momento existe la percepción cada vez más impuesta de que es mucho mejor la formación de habilidades concretas, que te inserten en el mercado de manera pronta de forma tal de abrir oportunidades y de generar condiciones de emprendimiento. Este reto lo ha asumido la UCAB y ha empezado a crear unas respuestas de contexto alternativo.  Una de las primeras cosas que hemos hecho desde el lado más académico es reformular los currículos. Prácticamente todas las carreras han pasado a ser carreras de cuatro años, se ha actualizado el currículo de manera tal de integrar los elementos prácticos con los elementos teóricos. En vez de seguir la secuencia de que primero montabas una fase teórica en donde el sujeto hacía una compresión de los elementos teóricos asociados a su carrera, para después ir a las áreas más especializadas de su propio procesos de formación, en las que aprendía los elementos más prácticos, más concretos de su proceso de formación.

En este momento vemos esto más sinérgicamente. Vemos que a los chicos hay que darles oportunidades desde el primer momento de la carrera para que adquieran habilidad y competencias que le permitan, a la vez de estudiar, poderse insertar parcialmente en el mercado teniendo habilidades y competencias que le permitan efectivamente hacer cosas o realizar cosas.

Una dimensión del prestigio entre los empleadores, está asociada con una situación que no es tan alentadora: la de los miles de jóvenes que emigran de Venezuela.  En buena medida, la merma de la matrícula estudiantil en los últimos años es consecuencia de ello. Pero por otra parte, se han convertido en una buena credencial de la universidad, como lo demuestra su buena imagen en el exterior.

—En efecto, de un universo de 16.000 estudiantes en el año 2015-2016 hemos pasado de un universo de aproximadamente de un poco más de 7.000 estudiantes, eso es la mitad. Evidentemente eso está profundamente vinculado a la crisis venezolana, la migración de jóvenes fuera del país, que eventualmente pertenecen a colegios que ordinariamente veían en la universidad una oportunidad y en este momento sus familias han migrado fuera del contexto venezolano. Y bueno claro que eso nos ha afectado de manera importante, incluso la migración hacia Caracas porque debo de decir que en la UCAB Guayana, donde había 3.300 estudiantes en algún momento, hoy en día estamos cerca de los 1.000 estudiantes.

A mí me duele que se vayan, aunque entiendo y jamás juzgaré a nadie que se fue. Creo que el país tuvo y ha tenido una crisis importante y entiendo que la gente se abra oportunidades.  Lo que me he conseguido fuera y lo que tenemos reportado por la Dirección de Egresados, es que nuestros muchachos logran insertarse en el mercado internacional en muchísimas veces en carreras y en trabajos análogos a los que podría tener un profesional en el exterior bajo las condiciones de formación que ellos recibieron.

Yo puedo citar la historia reciente cuando fuimos a Miami de una joven de ciudad Guayana. Se formó en derecho. Hoy en día está en el tema del mercado inmobiliario. Claro que no ejerce derecho directamente, pero ella tiene que entender de la estructura contractual de compra-venta. Evidentemente, la formación jurídica le dio una posibilitación de comprensión que no tenían sus colegas formados sólo en el tema inmobiliario. Por eso las grandes empresas que están hoy en día construyendo en Miami la están buscando. Aunque ella lo que tenga es autorización de venta inmobiliaria nada más, pero la formación de alguna u otra manera la ayuda. Lo mismo me conseguí en España, con dos jóvenes nuestros —y hablo de los egresados de ciudad Guayana, porque son los que recientemente conocí por razones del cargo que ejercí— que habían sido representantes estudiantiles en el Consejo de extensión. Viajaron a España en momentos distintos y por razones distintas. Ambos hoy en día están instalados en Barcelona uno, y el otro en Madrid, bajo condiciones razonables, trabajando con empresas razonables con sueldos razonables en las áreas de comunicación social.

Entonces uno dice: se puede, si estamos insertos en el mercado internacional, también. La formación venezolana y la formación que recibieron en la UCAB los habilitó para un salto, que yo entiendo que es complicado pero que no es imposible. Que muchos han conseguido la manera, más tarde o más temprano, de lograr instalar su capacitación profesional en un nuevo contexto y que les ha abierto puertas.  En concreto estos casos de jóvenes que estudiaron derecho en esta universidad y que están fuera y que estudiaron aquí en la UCAB Caracas, que yo conozco personalmente están instalados en servicios jurídicos fuera del país, siendo exitosos, sin necesidad de reválida jurídicas, sin necesidad de reválida de título.

Puedo hablar de este de alguien que está en París, en un escritorio jurídico que trabaja el tema de comercio internacional y que tiene que ver con todo lo que está relacionado con el Banco Mundial y solución de problemas alternativos, negociación, mediación y arbitraje. Es una abogada estrella de ese escritorio jurídico. Nunca revalidó nada. Ella tiene el título de la Universidad Católica Andrés Bello, hizo postgrados fuera y bueno, tiene ejercicio profesional, como puedo citar gente que trabaja en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que trabajó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que trabaja en organismos de Derechos Humanos en varios países de América Latina. Varios de ellos la fortaleza ha sido justamente la formación inicial en derechos humanos. En esta universidad las competencias a las que asistieron a nombre de esta universidad y el hecho de que hoy en día están contratados en buenas partes de las organizaciones internacionales, incluso en algunos casos defendiendo casos venezolanos. 

La hora que el rector nos consiguió en su agenda ya se ha vuelto una hora y media.  Con discreción, la secretaria se asoma a la oficina e informa que ya han llegado las personas de la próxima reunión. Hacemos un amago de despedirnos, pero el padre Peraza quiere agregar algo más en esta relación con el mercado laboral y las empresas:

—Creo que en este tema habría que hablar de otros dos  o tres puntos. El primer punto es nuestra conexión con la empresa privada venezolana en niveles distintos a la formación de futuros empleados. Lamentablemente la empresa en Venezuela ha quedado muy reducida en virtud de la crisis.  Esto es parte de nuestra preocupación y de nuestras investigaciones. Nos interesa acompañar procesos de recuperación de las propias empresas.  Hay una relación muy cercana, con muy buenas partes de las empresas con Fedecámaras y otras organizaciones empresariales.  También con empresarios concretos y empresas importantes, y además esta relación es de múltiples sentidos. Hemos recibido muchísimo apoyo de esas empresas, por ejemplo para el tema de becas o incluso para aspectos de trabajo social en el parque social o en algunos otros lugares.

Ahora hay una idea muy concreta que ha funcionado muy bien, que llamamos voluntariado empresarial.  Ese voluntariado significa que un empresario que tiene un know how interesante porque ha trabajado algo, da una master class gratuita sobre lo que él sabe como empresario, lo que él sabe como profesional, por lo que le ha tocado tener que llevar adelante, gestionar empresas, negocios, depende del área. Médica, farmacéutica, gerencia de empresas de comercio, industria, depende, son muchas. Entonces dan estas clases, que son gratuitas. Si alguien quiere el certificado tiene que pagar por el certificado, pero ¿qué pasa con ese pago? Ese pago se imputa como Responsabilidad Social Empresarial del empresario o empresa que está dándonos eso en favor de la estructura de becas de la universidad católica.

Entonces, claro, es una doble vuelta, primero tú le has aportado un conocimiento y, segundo, además que has aportado un conocimiento, estás aportando recursos a la estructura de becas sobre la base de tu propio conocimiento. Esto nos ha establecido una nueva relación con las empresas que no es solamente el empleo y pasantías.  Va más allá de eso. Están invitados a apoyar desde tus competencias y tus capacidades, y pueden ser docentes en las áreas en las que tienen experticia y de esta manera también estás colaborando y estás ayudando. Amén de ello, muchas empresas efectivamente son donantes importantes para la estructura de becas.  Por otro lado, también nosotros tenemos una relación de consultoría que permite acompañar a las empresas en los problemas que tienen. Aquí hay profesionales cualificados con los que podemos darles respuesta a innovaciones, a preguntas de organización, a problemas que pueden presentar en sugerencias, gestión o en desarrollo de proyectos. Pueden encontrar caminos de respuesta a unos precios que eventualmente les puede resultar más módicos que si tienen que enfrentarlo con otros prestadores de servicio.

Por nombrar sólo unos casos, nosotros tenemos aquí laboratorios de agua, ellos dan certificado de la condición de las aguas en algún sector, cuando tú tienes un hotel y el hotel quiere certificar la condición de potabilidad del agua que ellos están utilizando, porque para sus clientes eso es importante dependiendo del nivel del hotel. Aquí hay laboratorios que hacen eso, la estructura, las personas, el conocimiento y la pericia técnica para poder hacer ese tipo de servicio. Como eso puedo hablar de quinientas cosas más. Lo que vamos a hacer en términos de producción 3D de impresoras 3D. Vamos a tener un aula que significa reciclaje de todo el plástico de la universidad. Esto produce el material base con el cual tú puedes imprimir en 3D. Imprimir en 3D significa no solamente hacer ejercicios didácticos con estudiantes, sino también poder dar respuesta a problemas concretos que pueda tener una empresa y que necesita determinado tipo de producto que puedes imprimir con ese material. Entonces es un material que incluso puede ser suficientemente resistente como para lograr los efectos que pueda querer cualquiera de esas empresas. Hay miles de oportunidades que estamos indagando, estamos trabajando con la gente y, lo más importante de todo, nuestro objetivo fundamental: creo que allí puede haber oportunidades de desarrollo que puedan ayudar al país.

Quedan muchas cosas por hablar.  Esta imbricación entre empresa, universidad, desarrollo y programas sociales, nos asoma a otra de las vetas fundamentales de la UCAB, que es el del compromiso con lo público y lo político, su acción en las comunidades, su papel en la discusión de políticas públicas, en el análisis de las distintas coyunturas, en la formación de liderazgo. La vertiente de la UCAB que, por ejemplo,  incubó a Fe y Alegría.  Pero ya no es posible prolongar más la entrevista.  Afuera, pacientemente, esperan los próximos convocados en la agenda.  Será en otro diálogo que giraremos sobre estos temas.  El padre Peraza nos acompaña hasta la puerta del despacho, se despide con mucha cordialidad y, rápidamente, se apresta a abordar el siguiente tema, que traen los que ahora entran en su oficina.  En su setenta aniversario, la UCAB debe seguir trabajando si quiere cumplir muchos años más. 

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