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Noviembre, el segundo mes con más masacres este año en Colombia

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En menos de una semana se cometieron la mitad de las masacres en Colombia en lo que va de noviembre, lo que dejó un saldo de 21 personas asesinadas en menos de 72 horas y lo convirtió en el segundo mes con más víctimas por masacres en lo que va de año, según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).

Desde el 3 de noviembre hasta el pasado 21, se tenía registro del asesinato de 37 personas en hechos relacionados con masacres, según Indepaz.

Y de acuerdo con el instituto, en todo lo que va de 2023 se han registrado 86 masacres, con 277 víctimas.

Por otra parte, cifras del Ministerio de Defensa, cuya fuente remite a la Policía Nacional, muestran que hasta octubre pasado en Colombia se habían registrado 80 masacres que dejaron 267 víctimas.

Lo anterior representó una leve disminución respecto al número de masacres cometidas en el mismo periodo en 2022, cuando se contabilizaron 83 casos.

Ahora, en relación con las víctimas, también hubo un descenso en el periodo analizado, toda vez que en 2022 se reportaron 288 víctimas.

Si nos remitimos a comparar los meses con más víctimas entre enero y octubre, se tiene que este año, según el Mindefensa, en enero se contabilizaron 39 víctimas; en agosto, 35, y en febrero, 30; mientras que, en 2022, en agosto se reportaron 46 muertes por este fenómeno; en julio fueron 45 homicidios y en septiembre, 38 casos.

El recrudecimiento de una violencia que toca todos los rincones del país ha generado alerta en las autoridades, gobiernos locales y, sobre todo, en una ciudadanía que no encuentra tranquilidad en medio del terror.

Últimos casos

Los casos más recientes reportados por Indepaz ocurrieron el pasado martes 21 de noviembre, cuando 10 personas fueron asesinadas en tres hechos violentos ocurridos en los departamentos de Huila, Nariño y Casanare.

El primero de estos ocurrió en Algeciras, donde cuatro personas fueron asesinadas en la vereda El Silencio a manos de un grupo de hombres armados que ingresaron a una vivienda y atacaron a quienes se encontraban allí.

Luego, en Ipiales, Nariño, un hombre que se movilizaba en un vehículo disparó contra varias personas, asesinó a dos hermanos en el lugar e hirió a una tercera persona que falleció en un centro asistencial. Los hermanos fueron identificados como Jordy Abel Granada, de 21 años, y Jimmy Javier Granada, de 23.

La tercera masacre ocurrió a la 1:35 pm de ese mismo martes, en límites de la vereda La Colmena y el barrio Bello Horizonte en Villanueva, Casanare. Al lugar llegaron hombres armados y asesinaron a dos hombres y una mujer, todos de origen extranjero.

“Se trató de un hecho aislado y desafortunado donde tres personas perdieron la vida en un crimen que es materia de investigación. Estas personas eran procedentes de Venezuela”, afirmó en una rueda de prensa el alcalde de Villanueva, Casanare, Oswald Fontecha.

Se señala que la mujer, que tendría el alias de la Mona, tenía medida de aseguramiento de casa por cárcel y uno de los hombres era conocido con el alias de Pantera.

Y es que las razones subyacentes de varias de las masacres ocurridas en el mes no han sido atribuidas a grupos armados organizados. Las autoridades han calificado estos hechos como eventos aislados y los denominados ajustes de cuentas.

Es el caso de la masacre ocurrida el lunes 20 de noviembre, a cuatro kilómetros de Puerto Berrío, en el departamento de Antioquia, cuando un grupo de hombres armados ingresó a un bus intermunicipal y les disparó a cuatro de los pasajeros.

El bus, afiliado a la empresa Coonorte, cubría la ruta Medellín-Puerto Berrío.

De acuerdo con las autoridades, las víctimas mortales son dos adultos y dos menores de edad, los cuales fueron identificados como José Manuel Salgado, Efrén Monsalve, Jefferson Parra y Geraldin Acero.

Según el alcalde de Puerto Berrío, Gustavo Medina, las víctimas mencionadas serían jóvenes pertenecientes a una banda delincuencial de la región.

Respecto a este súbito repunte de los asesinatos y masacres alrededor de todo el territorio nacional, el analista político e internacionalista Mauricio Jaramillo Jassir sostiene que hacen parte de lo que él califica como una grave fragmentación de la violencia causada por “vacíos de poder que han dejado los actores armados”.

Un desafío

En este nuevo escenario social, donde no hay intenciones políticas, sino la búsqueda de financiación ilícita, Jaramillo señala que surge un nuevo desafío, el cual el gobierno Nacional no ha podido solucionar en medio de los diálogos de la “paz total”. “No tienen agenda política. Una cosa es negociar con el ELN o las FARC, que tienen agenda política, y otra cosa es negociar con actores que están dedicados a la delincuencia. Se puede negociar el sometimiento, más allá de eso no”, sostiene el experto.

Además de esto, los mismos hechos violentos ocurren a causa de esta disputa por los territorios. Es el caso de la masacre ocurrida en Casanare, cuya hipótesis apunta a asesinatos motivados por el control del microtráfico de la región fronteriza y de los cultivos.

Luis Fernando Trejo, profesor del programa de Ciencias Políticas de la Uninorte, señala que puede haber dos razones explicativas en relación con las masacres. Una de ellas es que los grupos armados están librando guerras contra otros competidores criminales en distintas regiones del país, porque estas muertes pueden cumplir “funciones de disciplinamiento social y de castigo ante la violación de alguna norma impuesta”.

Y, por otro lado, puede verse que en el marco de la “paz total”, los ceses del fuego “han hecho que disminuyan las acciones armadas entre los grupos armados y Fuerza Pública, pero han aumentado las confrontaciones armadas entre los grupos, y en ese choque queda la población civil en medio”.

Mientras las masacres, el miedo y las luchas territoriales ocurren, y el segundo mes con más víctimas por masacres en lo que va del año aún no termina, los diálogos con grupos que sí tienen agenda política están en un período de estancamiento.

Lo anterior se da como resultado de los secuestros, que tienen un rechazo colectivo de la ciudadanía y mantienen al Ejecutivo en un replanteamiento de los principales ejes de acción para intentar resolver, al menos, uno de los problemas que pueden ser atendidos a través de mesas de negociación.

Valle y Antioquia, los departamentos más golpeados

Valle del Cauca es el departamento que suma más masacres en Colombia en lo que va de 2023. Hasta el 21 de noviembre se reportaron 10 hechos violentos en los que fueron asesinadas 32 personas. Los municipios donde se presentaron los ataques fueron La Unión, El Cerrito, Cartago, Jamundí, Ansermanuevo, Buenaventura, Cali, Tuluá y Buga.

En esta región, en algunos casos, los hechos tienen relación con grupos armados criminales. Por ejemplo, en la reciente de Trujillo, que fue el 18 de noviembre, una de las tres víctimas en la zona La Culebra había tenido nexos con la banda los Rastrojos, que sostiene alianzas con narcotráfico y paramilitares.

El segundo departamento con cifras alarmantes en masacres es Antioquia, donde a la fecha se reportan 9 y 30 personas muertas. En esta región hay enfrentamientos por la presencia de disidencias de las FARC y por territorios.

Según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), el Atlántico no se queda atrás con hechos violentos. Durante el año se han registrado siete masacres que han dejado 24 víctimas fatales. Los municipios de Soledad y Barranquilla son los lugares donde más se han presentado homicidios.

A estas regiones le siguen Magdalena, con 6 masacres y 19 muertos; Nariño, con 5 hechos y también 19 víctimas fatales.

Unas causas

César Niño, profesor de Conflicto y Relaciones Internacionales de la Universidad de La Salle, sostiene que, aunque hay reportadas 86 masacres, “es muy probable que haya subregistros”. “Eso significa que no está funcionando la propuesta de la ‘paz total’ por muchas razones, y tiene que ver incluso con la metodología y la falta de rigor en términos de construir unas reglas de juego que sean capaces de disminuir y de desviolentizar al país”, dijo el académico.

Otro escenario por el cual se puede explicar este tipo de masacres, según Niño, más allá de las disputas territoriales entre grupos armados, tiene que ver “con los enclaves de la violencia en muchos territorios”, donde muchas veces la ciudadanía se “convierte en un estorbo” para los grupos armados.

Carlos Charry, director del doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, sostiene que este fenómeno tiene su origen, en parte, en que se establecieron unos diálogos “que permitieron que los grupos se fortalecieran en los territorios y que se cambiaran los equilibrios de poder”.

Sin embargo, destaca que el factor del narcotráfico, en otros territorios, es escenario de disputas entre grupos armados. “El negocio de las drogas sigue siendo una manera de financiar la guerra en Colombia”, dijo Charry.


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