Por Máximo Morassutti*
El apoyo de los súbditos es el sustento principal de la demagogia, ya sea en forma de entusiasmo activo o pasivo, pero siempre como apoyo. En este artículo, repasaremos las artimañas del Estado para perpetuarse, descritas en el libro y, en mi opinión, visibles en la actual Argentina.
1. El poder del dinero
Rothbard detalla: «Si el rey no puede gobernar por sí solo, debe contar con un grupo considerable de seguidores que comparta el poder, como los miembros del aparato del Estado». Dentro de estos «miembros», se pueden mencionar «funcionarios puestos a dedo» y los poderosos «nobles», entre otros.
Sin embargo, es fácil constatar que ni siquiera la esencial compra de apoyos con subsidios y otros privilegios permite obtener el consentimiento de la mayoría, aunque sí ha funcionado como un arma muy eficaz en tiempos de crisis.
2. La ingeniería del consenso
En muchos casos, el poder se afianza al persuadir a la mayoría de que su gobierno es benévolo, sabio y, en última instancia, la mejor opción disponible. Este convencimiento se logra gracias a ciertas personas que Rothbard denomina «intelectuales».
Estas figuras influyentes modelan y difunden ideas que son adoptadas pasivamente por las masas, quienes a menudo carecen de la autonomía para generar sus propias opiniones. En la realidad política argentina actual, observamos cómo estos «intelectuales» han llevado a la población hacia falsos ideales, contribuyendo así a la decadencia de la nación. Sin ellos, el Estado no tendría la manera de atrapar, y por eso abundan los «intelectuales» y «sabiondos» que insisten en que, sin el gobierno actual, la nación enfrentaría el fracaso y la miseria.
3. El temor a la alternativa
Otra táctica efectiva consiste en sembrar el miedo a la exploración de alternativas políticas o acusar a quienes lo intentan de desestabilizadores (algo que se ha podido ver claramente por parte del oficialismo o conservadurismo al acusar a la población de querer dar un “salto al vacío”).
Esto coloca a la población en una situación comprometida y les hace sentirse culpables por considerar nuevas opciones. Esta estrategia se ilustra con la cita que sugiere que los gobernantes brindan un servicio esencial que la población debe agradecer. Sin embargo, es esencial que los ciudadanos no dependan de la dádiva del Estado, sino que se les proporcionen las herramientas para prosperar, un principio fundamental del capitalismo.
4. La tradición: un instrumento ideológico
La tradición se convierte en un arma ideológica para el Estado. Cuanto más tiempo un Estado mantiene su poder, más se fortalece. Se respalda en la percepción de siglos de tradición, defendiendo que los antepasados han actuado en beneficio del país. Esta justificación se utiliza para evitar cualquier crítica que ponga en duda la sabiduría del Estado.
5. La crítica independiente: el terror del Estado
La crítica independiente representa el mayor peligro para el Estado. Cualquier cuestionamiento a la sabiduría de sus líderes es reprimido y el crítico se etiqueta como «loco». La verdad es que esta crítica contiene algo de veracidad que el Estado prefiere ocultar.
Conclusión: Desafiando al status quo
Hoy en día, el Estado se ha fortalecido de tal manera que ya no necesita robar explícitamente el trabajo de las personas: los ingresos ahora provienen a través del uso de la coacción tributaria. Este es un «medio pacífico», pero sigue siendo lo mismo: depredación y violencia de la propiedad privada, interrupción del proceso productivo, algo que solo ofrece el libre mercado.
Sin embargo, en el libre mercado, gana el hombre de bien, quien contribuye aportando bienes superiores, aumentando así la calidad de vida de todos los individuos. El Estado pierde al carecer de todo medio productivo propio.
Como bien señala Rothbard, una solución para ello es abogar por la «supresión de la alianza entre la intelectualidad y el poder del Estado». Esto se lograría, según él, con la creación de centros de investigación independientes. Esto no es una locura; las revolucionarias ideas de la Ilustración en las que muchos estudiamos se basaron en trabajar de manera aislada y en contra de las universidades ya establecidas.
Como mencioné anteriormente, el Estado siempre optará por reprimir esas nuevas ideas, porque están cómodos con su modus operandi bien establecido.
Por ello, aquellos que estén llevando a cabo una revolución moral de la mano de las ideas de la libertad, los invito a seguir con entusiasmo, porque solo así se pone incómodo el status quo.
Es hora de expandirnos más allá de nuestros horizontes, desarrollar un pensamiento crítico independiente y alejarnos del fanatismo. Nuestra historia ha pasado por demasiadas penurias como para volver a vivirlas por la ignorancia de la sociedad.
* Máximo Nicolás Morassutti, es un estudiante de 14 años de la provincia de Mendoza, Argentina, se destaca por su aprendizaje autodidacta en Política y Economía Liberal. Ha tenido experiencias notables, incluyendo entrevistas en Radio Mitre con Eduardo Feinmann, participación en transmisiones junto a influyentes liberales como Mariano Pérez, Tipito Enojado y Mate con Mote, además de ser mencionado por el presidente electo Javier Milei en relación con su propuesta de «dolarización». También ha colaborado en informes junto a reconocidos economistas como Alberto Benegas Lynch Hijo y Agustín Etchebarne.
Fuente: Fundación Internacional Bases
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