Crisis por todas partes, en todas las instituciones es la marca y el signo más visible de estos tiempos.
Crisis moral en los gobiernos y en las instituciones, nunca vista y jamás imaginada. Dobles mensajes, y ninguno de fortaleza y confianza.
Guerra en Europa, Rusia patinando como potencia ante una nación menos poblada y aparentemente con menos superioridad, pero con más ansias de ganar y vencer.
Israel, cansado de provocaciones de sus vecinos, decididos a terminar con otra posibilidad de provocación, “no abandonará” su decisión hasta ver completamente reducidos a sus enemigos históricos, contradictoriamente sus hermanos de sangre.
Niños desaparecidos, traficados, vendidos y negociados ante un mundo que ya no tiene de su lado a los medios de comunicación.
América Latina luchando e intentando zafarse de las garras del crimen organizado, del totalitarismo y de gobernantes convertidos en retratos de la superioridad de la ignorancia y la corrupción que los mantiene prisioneros de sus propias carencias.
Así asistimos diariamente entre sorpresas y más sorpresas de la bajeza moral de nuestros gobernantes en el mundo.
Todos y cada uno tratando de sobrevivir a su manera, con el espíritu azotado por la falta de riego y de pan.
A pesar de todo y contra todo la esperanza de un nuevo día sin guerras, sin diferencias, con respeto y tolerancia luce cercano a pesar de que la oscuridad se alumbra con los misiles acaba vidas que cruzan el espacio apuntando sin saber hacia dónde ni por qué, mucho menos para qué.
El hombre en crisis, las naciones en crisis, las instituciones en crisis, todas recordando que el hombre está completamente solo, ¿hasta cuándo? Hasta que el destino nos alcance y nos convenzamos de que solo son unos hombres más.
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