Ciudades, idioma, religión, edificios, instituciones, derecho, universidades, tradiciones, fiestas, e incluso el carácter contestatario de los súbditos hoy ciudadanos, son el reflejo de lo español en nuestra geografía.
“Si se compara, como ya lo han hecho algunos escritores, el número de indígenas que se salvaron de los furores de la conquista con el de los españoles, canarios y africanos que llegaron al país durante toda la época colonial, se deducirá fácilmente que fue la sangre autóctona la que entró en mayor cantidad en la composición de nuestro pueblo, no solo en la llamada gente de color, sino en la inmensa mayoría de los blancos, y hasta de los propios mantuanos, que, sobre todo en los últimos años de la colonia, se consideraban como descendientes puros de los conquistadores”(1). Sin embargo, la conformación del pensamiento de los nuevos pobladores hasta llegar a la venezolanidad de nuestro pueblo actual siguió un camino diferente y aquí lo español marcó la pauta, al punto de que aún hoy la psicología, la psique, el ser social e identitario del venezolano de hoy, está calcado del alma del conquistador. Podría decirse, sin temor a equivocación, que lo español en cuanto a esencia vive más en la América Hispana que en la Península desdibujada en un vano intento de disolverse en Europa o en lo anglo, despreciando su saber y su potencia.
¿Quiénes fueron los conquistadores?
Españoles con una potentísima tradición medieval, partícipes del Renacimiento, defensores de la fe, católicos comprometidos hasta los huesos, y con una vocación de libertad que ya quisiéramos tener los venezolanos y españoles de hoy, reconocen un Rey, pero, por encima del Rey, Dios, y enfrente del Rey, ellos, cada uno de los hombres, ésta es una diferencia muy importante entre España y el resto de Europa. El español siempre tuvo claro que si el Rey no cumple, pueden quitarlo, esta idea está en el corazón del pueblo, pero también en Salamanca cuna del pensamiento político español y precursora del Derecho internacional tal como lo conocemos hoy, ya la Constitución del Reino del León consagra derechos tan avanzados como los enunciados hoy en la Declaración de Derechos Humanos de la ONU.
El español que vino a estas tierras se embarcó en una empresa orgánica, sistemática desde el punto de vista social, se replicó a España en estas tierras, el proceso fue una cruzada religiosa, España se había convertido en la garante de la cristiandad y esto pesó tanto en los españoles que la fe fue un motor potentísimo en la Conquista, potencia que perdura hasta nuestros días, ya que la fe católica tiene en la América Hispana su mayor reservorio de fieles, en los político se replicaron las instituciones españolas, desde el Consejo de Indias, hasta toda la estructura política virreinal, con las intendencias, audiencias y demás instituciones de gobierno. En lo económico fue necesario producir riquezas y ensanchar el comercio para satisfacer las necesidades económicas de la población, meta que se cumplió a cabalidad, para el año 1800 las ciudades más ricas del planeta estaban en el Imperio, no en Europa, incluso Caracas y las Provincias que integraban la Capitanía General de Venezuela eran extraordinariamente ricas, y las fortunas personales de los Bolívar y otras familias mantuanas de Caracas rivalizaban con las mayores fortunas de Europa y los Virreinatos hispanos.
El poblamiento de Venezuela se produjo por el mestizaje del español con la masa indígenas, añadiendo a esto el contacto de los negros. Encomenderos y misioneros aportaron sus saberes, sus formas de hacer y de entender el mundo en un vigor organizativo que a los largo de tres siglos va a conformar lo criollo. En esa tierra y en esos tiempos estuvieron, el campesino, aplicado a laborar el campo, el artesano, que maneja los oficios, el cura, que representa y atiende a la fe, el artista, que presenta en su arte una nueva forma de ver el mundo, y los blancos criollos que como casta monopolizan los cargos políticos y los puestos reservados a la aristocracia, puesta en peligro por algunas gracias concedidas por el Rey al resto de sus súbditos a cambio de una pago pecuniario, detalle que tuvo también relevancia en la secesión planteada por la oligarquía criolla a partir del 19 de abril de 1810.
La geografía está también condicionada por el tipo de actividad económica que realiza su pueblo, y la actividad económica fundamental de los siglos XVII y XVIII en el espacio que ocupa hoy Venezuela fueron el café y el cacao como productos centrales seguidos de la ganadería, el tabaco y la caña de azúcar. Venezuela alcanzó en el siglo XVIII una excepcional prosperidad que le permitió a la Capitanía General de Venezuela mantenerse fuera de la tutela del Virreinato de Santa Fe.
Venezuela, igual que el resto de la América Hispana, se empobreció en el siglo XIX, después de los terribles destrozos causados por la guerra de independencia y agravada esta calamidad por la anarquía, las guerras civiles y los continuos asaltos al poder, situación de anarquía que se mantendrá en Venezuela hasta el siglo XX, con la llegada al gobierno del general Juan Vicente Gómez, la incorporación del petróleo a la economía venezolana y la cancelación de nuestras viejas deudas de guerra en el año 1930.
De España nuestra geografía humana recibió el idioma, la fe católica, la construcción de iglesias y cabildos, el trazado de nuestras ciudades, las plazas, antes se las llamaba la Plaza Mayor y tras la separación del Imperio, la misma plaza fue rebautizada como plaza Bolívar, plaza que encontramos en cualquier pueblo o ciudad de nuestra tierra, también muchas de nuestras ciudades comparten nombre con sus homólogas castizas, así tenemos nuestra propia Valencia, Mérida, Trujillo, Barcelona. El 12 de octubre debemos celebrar que nosotros también somos España, y que la grandeza del mundo hispano pasa necesariamente por el reconocimiento de nuestra unidad cultural, y el restablecimiento de una unidad económica y política que nos permita hacer frente común a los desafíos de nuestro tiempo, Estamos llamados a ser gigantes y nos comportamos como enanos, España debe volcar su mirada a la América Hispana donde tiene sus raíces y fundamentos, España es la América y la Hispanidad no Europa. México, Colombia, Venezuela, Argentina por su parte deben entender que nunca fuimos colonia, fuimos un Imperio, y que la única forma de plantar cara a la Geopolítica de Imperios es estando unidos, tras la independencia hemos sido todos, España incluida sometidos primero por Inglaterra, luego por Estados Unidos y ahora en un futuro próximo quizás por China. Debemos trabajar por la unidad política de la hispanidad.
(1) Laureano Vallenilla Lanz, Disgregación e Integración, Caracas, 1930, página 129
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