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España: hacia el autoritarismo

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Parece mentira, España nos trajo entre los siglos XVI y XVIII la civilización, las costumbres y las culturas, pero sobre todo las instituciones. El cabildo, base del régimen imperial, sobrevivió en la república y se convirtió en la célula básica del entramado institucional hispanoamericano. La república adaptó las leyes a la democracia, pero podemos decir de manera laxa que España nos donó la cultura legal. Pues bien, en 2023 el flujo se invierte: de Latinoamérica se exporta hacia la madre patria el autoritarismo propio del socialismo del siglo XXI, expliquémonos.

En mayo la oposición de derecha le dio una paliza al gobierno de izquierda al ganar de manera fulminante las elecciones regionales y municipales. Sánchez se veía perdido y Núñez Feijóo prácticamente investido como jefe de gobierno. Sánchez disuelve entonces el parlamento y llama a elecciones anticipadas en julio. Esta convocatoria buscaba un doble efecto: quitarle la oportunidad a PP-Vox de posicionarse como los ganadores de las elecciones, al quitar de la escena estas elecciones y poner sobre el tapete las próximas y buscar una baja de participación por convocarse en verano, previendo que la clase media alta no sacrificase las vacaciones. Ninguna de estas posibilidades buscadas por Sánchez se dieron, Núñez Feijóo continuó en la opinión pública como el seguro ganador de las próximas elecciones y la participación no bajó. Resultado: el PP se posicionó como el ganador de esas elecciones, pero los diputados sumados a los de Vox no alcanzaron la mayoría de 176, en retrospectiva este resultado era obvio. Núñez Feijóo buscó gobernar en solitario, cayendo en la trampa de la izquierda de demonizar a Vox al punto de señalar que se sentía más cómodo con el PSOE. Obvio, se polarizó el electorado, PP y PSOE logrando más de ⅔ partes de las sillas, ninguna de las 2 coaliciones lograba la mayoría. Había 3 salidas:1) una coalición mayoritaria PP-PSOE, 2) llamar de nuevo a elecciones, 3) buscar los votos de los partidos independentistas.

Dentro de un régimen parlamentario es completamente legítima esta tercera opción seleccionada por Sánchez, pero dentro de los límites de la constitución. El problema se presenta en que los independentistas piden algo que no está dentro del régimen constitucional español: 1) una amnistía a los procesados por sedición, por haber dado un golpe de Estado en 2017 en Cataluña, estando incluso el líder de Junts, Carles Puigdemont prófugo en Bélgica, 2) ofrecer la independencia de las comunidades autónomas separatistas (Cataluña y País Vasco). Aceptar estas condiciones como lo hizo Sánchez equivale a un golpe de Estado, implantando un nuevo régimen absolutamente diferente del estipulado en la actual Constitución. Es por ello que digo que España está copiando la metodología del socialismo del siglo XXI para instaurar un nuevo régimen diferente al de la monarquía constitucional vigente. Al parlamento aprobar las dos condiciones arriba señaladas -de los independentistas- está violando la Constitución, está el parlamento haciendo de asamblea constituyente a la medida del autócrata Sánchez, como el PSOE ha copiado la táctica de la cooptación de las instituciones. El Tribunal Constitucional, último recurso contra esta intentona de golpe, está dominado por Sánchez, luego, tal como la Corte Suprema de Justicia, CSJ, venezolana, que le aceptó la constituyente a Chávez sin estar esta en el régimen de la constitución de 1961, el TC español legitimará el golpe institucional de Sánchez-Puigdemont. Lo que viene luego de esto -muy previsiblemente- será que Sánchez gobernará una España disminuida territorialmente, convertida en república, y bajo la dominación autocrática de los social-comunistas y las comunidades separatistas obtendrán la independencia convertidas en repúblicas bajo el mando de los partidos independentistas de cada región. Esto es la ambición de Sánchez y de Puigdemont. Convirtieron el régimen de la Constitución de 1978 en una de república bananera, bajo el dominio del socialismo del siglo XXI. Esta inexplicable situación está dentro del cuadro de la guerra existencial que he planteado entre la democracia liberal de Occidente y el totalitarismo oriental.

El PP tiene fe en que la UE detenga este golpe de Estado, soy escéptico sobre esto, está bien reseñada la debilidad de las instituciones democráticas internacionales en defensa del régimen liberal, sus acciones o son muy lentas o inexistentes. Si es que la UE se avoca a tratar este tema, cuando lo haga, el escenario que planteo sobre España será un “fait accompli”.

Ante tan semejante descalabro institucional, hay que señalar muy claramente a los culpables y el principal es el PSOE, este se transfiguró de un partido socialdemócrata que llevó -junto con la derecha y los comunistas- un proceso de transición a la democracia (modelo para los países latinoamericanos y de la Europa oriental, lo que se llamó la tercera ola democrática), a una clique de ambiciosos politiqueros, corruptos y venales, que pone sus intereses personales por encima de los de la nación. De nada vale las declaraciones de Felipe González en contra y demás dirigentes históricos, ni las denuncias de García Page contra la amnistía. Los primeros llamaron a votar socialista el 23J, sabiendo lo que se venía. El segundo, junto con los diputados de la región, si votan la amnistía y el nombramiento del gobierno Frankenstein II de Sánchez con los independentistas, serán tan culpables como el propio Sánchez. Está claro que el pacto PSOE-Junts aniquila el Estado de derecho en España. Es un pacto de transformación total del Estado, una vergüenza para la democracia española.

Analistas políticos muy destacados de España ya ven la transformación de la monarquía constitucional española en una dictadura del socialismo del siglo XXI, por ejemplo, Francisco Rosell, señala: “Como la realidad imita al arte, sin aguardar al año 3.978 del filme, este país de los simios ya principió en la antaño democracia de la rica Venezuela del ‘aquí eso no puede pasar’ en la que el golpista sobreseido Chávez plantó sus garras antropoides y sus síntomas son palpables, con el expresidente Zapatero como gran canciller bolivariano, en la España de Sanchezstein sometida a neocomunistas y segregacionistas para que el inquilino monclovita ejerza su satrapía sobre el trozo de nación en el que los xenófobos le dejen mandar. Nadie creyó -como hogaño en España- que la “democracia más antigua y sólida de la región” trocaría en narcodictadura que exporta su modelo aquende de los mares” (https://www.vozpopuli.com/opinion/peor-portugueses-espanoles-sanchez.html ).

Rosell insiste en lo que arriba señalamos, i.e, está en manos del PSOE parar este golpe de Estado “Ante este envite contra la nación y la democracia, González y Page (y todo socialista) tienen el deber de frenar la traición de Sánchez al rendir las llaves a los salteadores” (ídem). Sabiendo las circunstancias de sumisión a Sánchez que este partido vive, vislumbrar que se va a detener esta traición a la democracia, por un puñado de legisladores socialistas es simplemente política ficción. Sánchez será investido y con eso se estará derribando el régimen constitucional de 1978. No hay ninguna ideología en esto, pues como lo señalé en un post de X (antiguo Twitter): “Qué ironía, la excusa de Sánchez para capitular la unidad nacional es que no gobierne la ‘ultraderecha’ y va a gobernar con Junts del terrorismo de la ultraderecha nacionalista catalana. La verdad es que es un pacto entre dos delincuentes para beneficio propio”.

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