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La política absurda

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Las frases absurdas en política, son aquellas que no tienen sentido, que son contradictorias o que carecen de fundamento. Pueden ser pronunciadas por políticos de cualquier ideología o nivel de responsabilidad, y suelen ser objeto de críticas y burlas.

Hay muchas razones por las que los políticos pronuncian frases absurdas. En algunos casos, puede ser simplemente un error de expresión o una falta de preparación. En otros, ser una estrategia deliberada para confundir al público o desviar la atención de problemas más importantes.

Por consiguiente, las frases absurdas en política, pueden tener un impacto negativo en la confianza de la ciudadanía en sus representantes. Muestran a los políticos como personas incompetentes o deshonestas, y logran dificultar el debate público sobre temas importantes.

Para entender el punto anterior, a continuación, algunos ejemplos de frases absurdas en política:

  • «Haré todo lo que pueda y un poco más de lo que pueda, si es que eso es posible» (Mariano Rajoy, expresidente del gobierno español).
  • «La economía va bien, pero podría ir mejor» (José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del gobierno español).
  • «El calentamiento global es una conspiración de los científicos» (Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos).
  • «La inmigración es un problema, pero no es un problema» (Alberto Fernández, presidente de Argentina).
  • «La inflación es un invento de la burguesía” (Nicolás Maduro, presidente de Venezuela).
  • “El dólar es un papelito» (Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela).
  • “El capitalismo terminó con la vida en Marte” (Hugo Chávez, expresidente de Venezuela).

En algunos casos, las frases absurdas en política pueden ser incluso peligrosas. Por ejemplo, las declaraciones de Donald Trump sobre el calentamiento global han contribuido a la difusión de la desinformación sobre este tema, lo que podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente.

Sin embargo, las frases absurdas en política son una constante en la historia. Es probable que sigan siendo pronunciadas por políticos en el futuro, y seguirán siendo objeto de críticas y burlas.

De tal modo que, cuando el absurdo es política de Estado, la realidad se convierte en una farsa. Las leyes y las normas dejan de tener sentido, y los políticos se dedican a defender sus propios intereses a costa de los ciudadanos.

En este contexto, la política se convierte en un juego de poder en el que la verdad y la coherencia son irrelevantes. Los políticos se inventan argumentos para justificar sus acciones, y la población se ve obligada a aceptarla sin cuestionarlas.

Por lo tanto, el absurdo en la política puede manifestarse de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, en forma de leyes o políticas que son ilógicas o contraproducentes. También, enunciarse a modo de discursos o declaraciones que son incoherentes o engañosas.

Para ilustrar este punto, a continuación, presentamos algunos ejemplos de lo absurdo en la política:

  • Una ley que prohíbe el aborto, pero no proporcionan ayudas a las madres que tienen que afrontar un embarazo no deseado.
  • Un discurso político que promete crear empleo, pero luego recortan los presupuestos para la educación y la sanidad.
  • Una normativa para dotar a las escuelas de computadoras y tablet, pero los centros educativos no tienen acceso a Internet.
  • Una declaración de un político que afirma que está comprometido con la transparencia, pero que luego se niega a publicar sus declaraciones de bienes.

Los absurdos en la política tienen consecuencias negativas para la sociedad. Pueden conducir a la corrupción, a la injusticia y a la pérdida de confianza en las instituciones.

Por consiguiente, cuando lo incongruente es política de Estado, los ciudadanos se ven privados de su capacidad de participar en la vida pública, además, están obligados a aceptar una realidad que no tiene sentido, y a renunciar a sus derechos y libertades.

Para evitar que el absurdo se convierta en política de Estado, es necesario que los ciudadanos sean conscientes de este problema. Deben exigir a sus gobernantes que actúen con coherencia y responsabilidad, y que se comprometan a defender los intereses de la mayoría.

En concreto, los ciudadanos pueden hacer lo siguiente para combatir el absurdo en la política:

  • Informarse sobre las políticas que se están debatiendo y votar a los candidatos que representan sus intereses.
  • Participar en manifestaciones y protestas para expresar su descontento con la política actual.
  • Denunciar los casos de corrupción y abuso de poder.

La lucha contra el absurdo en la política es una tarea difícil, pero es necesaria para construir una sociedad más justa y democrática. A pesar de ello, lo que se puede hacer con los políticos absurdos, depende de la definición de «absurdo», es decir, si se entiende por «absurdo» a un político que no tiene un plan coherente o que no es capaz de pensar de forma racional, entonces hay varias cosas que se pueden hacer:

  • Informarse sobre las propuestas de los políticos antes de votar. Esto ayudará a los ciudadanos a elegir a los políticos que más se alinean con sus valores y objetivos.
  • Exigir a los políticos que expliquen sus propuestas de forma clara y concisa. Los ciudadanos deben exigir que los políticos sean capaces de defender sus ideas de forma racional y convincente.
  • Sostener a los medios de comunicación que informan de manera crítica sobre la política, ya que tienen un papel importante que desempeñar a la hora de informar a los ciudadanos, sobre las propuestas de los políticos y de analizar su credibilidad.

Si se entiende por «absurdo» a un político que hace o dice cosas que son moralmente incorrectas o que van en contra del interés público, entonces hay otras cosas que se pueden hacer:

  • Los ciudadanos deben estar dispuestos a denunciar las conductas inapropiadas de los políticos, ya sea a través de los medios de comunicación, de las redes sociales o de las instituciones democráticas.
  • Reclamar la responsabilidad de los políticos, en otras palabras, los ciudadanos deben exigir a sus gobernantes, que rindan cuentas de sus acciones, tanto si han cometido un delito, como sí han tomado decisiones que han tenido un impacto negativo en la sociedad.
  • Votar a políticos que representen los valores y objetivos de los ciudadanos, además, que estén comprometidos con la ética y la responsabilidad.

En última instancia, la responsabilidad de que haya políticos absurdos recae en los ciudadanos. Estos deben ser conscientes de la importancia de la participación política y de la necesidad de exigir a los políticos, que sean responsables y honestos.

Pero para hacer frente a la irracionalidad, el absurdo en política puede ser abordada de diferentes maneras. Una posibilidad, es simplemente ignorarla. Esto puede ser una opción, si el disparate es menor o si no se considera un problema importante. Sin embargo, ignorar el absurdo puede tener el efecto de normalizar y hacer que sea más difícil de combatir.

Otra posibilidad, es intentar explicar el absurdo, dicho de otra manera, señalar sus causas, como la corrupción, la ignorancia o la manipulación. Explicar la incoherencia, puede ayudar a las personas a comprenderla y a tomar medidas para combatirla.

Una tercera posibilidad, es intentar ridiculizar el absurdo. Esto puede hacerse a través del humor, la sátira o la ironía. Caricaturizarla, puede ayudar a llamar la atención sobre él y hacerla menos aceptable.

Finalizando, la mejor manera de abordar el absurdo en política, depende de la situación específica. Aunque, es importante tomar algunas medidas para combatirla, ya que el absurdo puede tener un impacto negativo en la democracia y la sociedad.

Acto continuo, se presentan algunas ideas específicas de lo que se puede hacer con el absurdo en política:

  • Enseñar a la población sobre el absurdo. Esto puede hacerse a través de la educación formal, los medios de comunicación o las redes sociales.
  • Promover la participación ciudadana. Lo cual puede ayudar a las personas a tener una voz en el proceso político, y a exigir responsabilidades a los representantes electos.
  • Fortalecer las instituciones democráticas. Vale decir, incluir a la prensa libre, el sistema judicial independiente y la separación de poderes.

El absurdo en política es un problema complejo, pero no es imposible de combatir. Con la educación, la participación ciudadana y el fortalecimiento de las instituciones democráticas, es posible crear una política más racional y justa.

No hay que olvidar que la política absurda es aquella que carece de sentido, que no tiene una base racional o que es contradictoria. Puede ser causada por una variedad de factores, como la ignorancia, la demagogia, la corrupción o la simple voluntad de engañar al público.

Las conclusiones que podemos sacar de la política absurda son varias. En primer lugar, es importante recordar que la política es un juego de poder, y que los políticos están dispuestos a hacer cualquier cosa para ganar. Esto significa que, en ocasiones, pueden recurrir a la manipulación, a la mentira o a la violencia para alcanzar sus objetivos.

En segundo lugar, la política absurda puede tener consecuencias negativas para la sociedad. Por ejemplo, pueden conducir a la inestabilidad política, a la pérdida de derechos y libertades o a la guerra.

Por último, la política absurda nos recuerda que la democracia es un sistema frágil, que debe ser protegida. Los ciudadanos debemos estar atentos a las señales de alarma y nos corresponde exigir a nuestros gobernantes, que se comporten de manera responsable.

Aquí hay algunas conclusiones específicas que podemos sacar de la política absurda:

  • La política es un campo complejo, que requiere un alto nivel de conocimiento y razonamiento. Por lo tanto, es importante que los ciudadanos voten por candidatos que estén bien informados, y que tengan la capacidad de tomar decisiones inteligentes.
  • La educación cívica es fundamental para una democracia saludable. Los ciudadanos, deben estar informados sobre los procesos políticos, y deben ser capaces de pensar críticamente sobre los temas de interés locales y nacionales.
  • Los medios de comunicación, tienen un papel importante que desempeñar en la lucha contra la política absurda. Los periodistas, deben informar con precisión sobre los acontecimientos políticos, y deben denunciar la manipulación y la desinformación.

En definitiva, la política absurda es un problema que debemos tomar en serio. Para hacerle frente, hay que trabajar juntos para fortalecer la democracia y para garantizar que nuestros gobernantes actúen en el interés de la sociedad, para así evitar en un futuro que políticos digan barbaridades como “esos capitalistas que roban como nosotros” o “millones y millonas”. En fin, como vamos viendo vamos viniendo.

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