“Engañarse a sí mismo” -una de las más certeras frases de la sabiduría popular- viene como anillo al dedo para los que pretendan analizar fracasos de manera sesgada. Gravísimos errores humanos de malos dirigentes y pueblos ignorantes que nos pasean por memorias de fatales acciones, y que ahora se convierten para todos en mucho más que onerosas facturas.
El mundo que dejamos atrás, y que más bien nos luce adelantado ante éste de hoy, que está conformando un tiempo de incertidumbre e intereses seculares de atrasados moralmente, pero con la malicia de quien conoce cómo treparse al poder con manipulación de la verdad histórica. Estamos ante un terrible salto atrás. Estamos de vuelta a la guerra.
En los albores de los años noventa, recordamos imágenes de hace más de 3 décadas, 34 años del inicio de superación del muro de Berlín, 9 de noviembre de 1989. Un vocero militar de alto rango del lado comunista anunció: “La gente puede ir sin problema”. ¿A partir de cuándo señor?, preguntó un periodista y el hombre respondió: “A partir de ahora”. La radio, medio por excelencia de la instantaneidad, difundió la noticia convirtiéndola en el detonante de la verdad y agolpamiento de millares de berlineses que, desbordando los guardias existentes nada intentaron hacer más que observar el inolvidable suceso. Ese fue el masivo y gigante paso hacia la reunificación de Alemania, y luego la caída de una falsa ideología de redención de los obreros.
Un año después, septiembre de 1990, se firmó en Moscú el “Tratado Dos más Cuatro”. Las dos Alemanias, reunificando su ciudad, iniciaron la total unificación nacional, para lo cual fueron acompañadas por los cuatro países fundamentales vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Concluían así el control sobre ellas: Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia. Sabemos que fue también el anuncio del advenimiento de un nuevo orden mundial, aún hoy existente. La transparencia, “glásnost” de Gorbachov provocaba a partir de 1991 la disolución de la Unión Soviética. Aquellos líderes crearon la Organización de la Naciones Unidas.
Sin embargo, el atrasado y el maligno son y serán siempre el mayor reto a vencer. Cuando Europa maduraba más la mejor comprensión y manejo superior de su integración, ejemplo de ello el gasoducto Alemania-Rusia para obtener energía de Rusia, con lo cual era una relación ganar-ganar que debía superar cualquier temor de esta última, surge el fantasma del control totalitario del Estado y pensamiento atrasado de Putin: su respuesta más guerra e invasión a Ucrania el 24 de febrero de 2022.
La realidad inocultable es que la nación ucraniana se había manifestado por integrarse al modelo democrático europeo desde 2014, para el progreso compartido y avance hacia una integración con ésta. ¿Por qué no era posible para Rusia acordar términos para una redefinición con la OTAN que le dieran garantías de equilibrio regional? Ya se había tomado Crimea como antigua base soviética precisamente en 2014. ¿Por qué si a la gran nación líder de Europa como lo es Alemania le interesaba la paz, no se pudo prevenir el conflicto? Muchas razones como la complementariedad energética y tantas otras favorecen un potencial acuerdo.
El andamiaje del mundo se estremece hoy a consecuencia de las movidas de aquellos que agazapados que pretendiendo engañarnos y engañándose juegan a la desestabilización mundial para pescar en río revuelto. Es preciso avanzar con valentía e inteligencia en el tablero de negociación con Rusia, Irán, Turquía, China y la India para el encuentro de un mundo más humano y menos bestial.
Toda versión histórica que desconozca o manipule el surgimiento de la identidad de la nación israelí en la región del Medio Oriente, donde hoy orgullosamente se encuentra su Estado de Israel es sencillamente engañar o engañarse. Los hijos de Israel, es decir los israelitas son, como toda nación, el resultado de una familia originaria. Pero hoy están en el mundo para bien de éste. Para el progreso de la democracia. Para el desarrollo de la familia. Para la búsqueda del progreso humano y la paz. Proceden históricamente del patriarca bíblico Abraham. De su linaje originario, que con sus doce nietos provenientes a la vez de la descendencia de su hijo Jacob Israel dan inicio a las llamadas doce Tribus de Israel. Éstas fueron conducidas desde el antiguo Egipto por Moisés hasta el país de Canaán. Estamos hablando de 1.400 años antes de Cristo.
Palestina fue bautizada como tal por el emperador Romano Adriano, 135 años después de Cristo, luego de derrotar la sublevación conocida como Bar Kojba. El imperio romano, como sabemos, atendía las formas religiosas y culturales de sus dominios con flexibilidad de manejo de sus costumbres pero imponiendo férreamente su administración de bienes e impuestos para sostener su imperio.
Después de la última dominación británica sobre estos territorios, surge a la finalización de la Segunda Guerra Mundial una solución propuesta y aprobada en la Organización de la Naciones Unidas: la creación del Estado de Israel (14 de mayo de 1948 y la del Estado Palestino (Autoridad Nacional Palestina-acuerdos de Oslo 1994). Desde entonces el momento más cercano a la paz estuvo en la firma de los acuerdos de Oslo por Arafat y Rabin, ambos más tarde asesinados. Así dañan al progreso del mundo de paz y progreso que es perfectamente posible.
El antisemitismo, consecuencia de la siembra permanente del odio por parte del extremismo del pensamiento religioso-político atrasado es un mal urgente a derrotar; tanto como a los terroristas que accionan contra seres indefensos.
Los agentes distorsionadores de la historia hacen a una gran parte de la población joven prisioneros de las falsedades que algunos les imparten en las universidades y centros de adoctrinamiento. Los centros del conocimiento deben ser renovados para convertirlos en centros de producción y búsqueda de soluciones de paz. Vencer la profunda ignorancia de grandes verdades históricas que no se les enseñan sino sobre doctrinas distorsionantes y valores falsos. Esa es la gran tarea a realizar para ensanchar las posibilidades de progreso compartido y felicidad en un nuevo mundo, más sano y bueno para todos.
@gonzalezdelcas
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