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Un insólito referéndum

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Confieso que en esta nota estoy contraviniendo una de mis frases favoritas, tomadas de Ludwig Wittgenstein: “De lo que no se puede hablar (de lo que no se sabe) es mejor callar”, con ello quiero decir que, confieso mi poca competencia para abordar el asunto del litigio entre Venezuela y Guyana por la zona en reclamación en el Esequibo.

Pero, en todo caso, la nota de esta semana no trata fundamentalmente del litigio en sí, sino del referéndum que el gobierno organiza para consultar cuestiones que no requieren preguntarse, porque, es como si uno le preguntara a cualquiera: “¿Ud. quiere a su mamá?”, como ya lo expresaba irónicamente el profesor Salgueiro en un artículo de semanas atrás en este mismo periódico.

Y sin embargo hay preguntas, como por ejemplo, la peligrosa y estrafalaria pregunta número 5: “¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?”.

Pregunta concebida para manipular desde el “patriotismo y el nacionalismo” ese terrible sentimiento que ve al otro como enemigo del cual debemos defendernos y si es posible lo hacemos desaparecer. Lo cual, parece ser el objetivo y de la cual es testimonio en un mensaje de televisión que puso en escena, el ministro de la defensa, Padrino López.

Con ello, tenemos suficiente para darnos cuenta de que el régimen apuesta a todo para permanecer en el poder, incluso inventarse su propia guerra y que tanto nos recuerda otra guerra, Argentina-Inglaterra por las Malvinas y otro dictador, Leopoldo Galtieri.

No voy a detallar la historia del problema Venezuela-Guyana en torno a la zona en reclamación. Ese es un litigio que nos ha acompañado desde casi siempre, más de 180 años.

Recuerdo que yo estudiaba tercer grado (no hace 180 años, por supuesto) cuando “Venezuela, alentó de manera indirecta una rebelión de amerindios guyaneses al este de la frontera en 1968. La revuelta buscaba que el territorio Esequibo de Guyana se independizara y pidiera la anexión a Venezuela”. El movimiento terminó en un fracaso, pero creo que, desde entonces, le pusimos ese “rabito” al mapa de Venezuela que a mis compañeros del tercer grado y a mí nos parecía que afeaba al mapa más bonito del mundo, según la maestra Olga Pineda, quien además nos decía que el Himno de Venezuela era, también el más bonito del mundo… y el Escudo también…

El caso, es que, hasta una gaita, cantada por Ricardo Aguirre se nos hacía cantar en los salones, después del Himno Nacional. La misma maestra Pineda me decía. “A ver Arenas cántenos el estribillo de la gaita “Guayana Esequiba” y allí iba yo: “Mientras Venezuela viva y nos galope en el pecho/ la sangre del corazón/ Nuestra Guayana Esequiba por razón y por derecho pertenece a la nación”. Esta experiencia me demostró que yo tenía que estudiar, pues el canto no era lo mío.

Y así seguimos por años, nunca se resolvió el litigio fronterizo, pero estaba allí, latente. Venezuela, durante todo el proceso democrático, nunca bajo la guardia. Siempre gestionó su solución mediante, “una salida pacífica y una metodología bilateral”.

La cuestión es que, entonces, llegaron ellos (Chávez y los suyos). Y a aquel teniente coronel quien armó un golpe contra la democracia insuflando una jerga de lucha contra la corrupción y defensa de la soberanía, fue seducido por Fidel Castro, además de su pretensión de liderazgo continental, entregó lo que con tanta inteligencia se había luchado para ser reconocido y en 2004 tomado de la mano del presidente guyanés, con su potente voz, dijo que: “Venezuela le dará petróleo a Guyana, le condonará la deuda, le hará una carretera y no va a mencionar el asunto del EsequiboMe he comprometido con el presidente Bharrat Jagdeo a que el gobierno venezolano no va a oponerse a ningún proyecto en la región, que vaya en beneficio directo de sus habitantes. Como me decía el presidente: proyectos de agua, vías de comunicación, energía, proyectos agrícolas… Venezuela no se opondrá a que empresas extranjeras exploren yacimientos petroleros y gasíferos en el disputado territorio de Guyana” (tomado de Jorge Ramos Guerra en su nota: “El Esequibo a referéndum o juicio, ¿por traición a la patria?”).

El mismo autor cita la declaración de Jesse Chacón, quien señaló: “Con la visita de Chávez a la República Corporativa de Guyana se iniciaba una política de acercamiento, intercambio, integración y respeto a la realidad de un país que quiere superar la barrera de la pobreza… desplazando una política internacional de acoso y opresión a un pueblo mucho más pobre que el venezolano… Guyana debe a nuestro país aproximadamente 10 millones de dólares… mal podría estar Venezuela y quienes creemos en este proceso de integración de América Latina, tratando de vivir de esos 10 millones de dólares que necesitan los guyaneses para potabilizar el agua, pues no tienen ni siquiera agua potable en su capital Georgetown”.

De tal manera, que en lugar de un referéndum que interpele al ciudadano, para que santifique sus tambores de guerra, la cúpula chavista debería pedir perdón por la irremediable pérdida de una tierra que siempre fue nuestra y que la irresponsabilidad de Chávez la regaló.

¿Los muertos estornudan?, es la pregunta que un famoso guerrillero que se ha retirado se hace. La respuesta es sí. Sí, estornudan. Chávez es uno de ellos y nos sigue llenando de sus mocos.

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