En un giro inesperado de los acontecimientos, el régimen totalitario que gobierna Venezuela desde hace dos décadas y media se encontró frente a frente con una sorpresa desalentadora: los resultados de unas elecciones convocadas y organizadas por los propios ciudadanos, que le fueron totalmente adversos. No sólo los resultados, sino la participación masiva de la gente de todos los niveles socioeconómicos, que vio en las elecciones primarias la mejor manera de expresar y encauzar su descontento. Este desenlace pone de manifiesto la fuerza y la determinación de un pueblo que anhela el cambio y la libertad. ¿Cuáles fueron los factores clave que llevaron a este resultado y cuáles las implicaciones que conllevan para el régimen?
Definitivamente, ha habido un resurgir de la conciencia ciudadana. Durante años, el régimen de Nicolás Maduro había mantenido un control estricto sobre la información y las actividades políticas de la población. Sin embargo, los ciudadanos lograron sortear las barreras impuestas y comenzaron a informarse y conectarse con la posibilidad cierta de un cambio. Esta apertura a nuevas ideas y perspectivas alimentó el deseo de retomar la libertad.
La organización ciudadana fue la clave del éxito que hoy trae de cabeza a todos los poderes del Estado. Aprovechando las herramientas de comunicación y a pesar del veto a los medios tradicionales, los ciudadanos se organizaron para promover la participación política y la defensa de sus derechos. Surgieron miles de voluntarios que trabajaron incansablemente para concientizar a la población y fomentar la participación en las elecciones. Estas iniciativas lograron movilizar a buena parte de la sociedad, uniendo fuerzas alrededor de un objetivo común: que la derrota del régimen se manifestara en las urnas.
Por eso su sorpresa no ha podido ser mayor: no se imaginaron que ellos, acostumbrados a ejercer un control absoluto sobre los procesos electorales, iban a enfrentarse a un electorado comprometido. La participación masiva y el apoyo abrumador a las primarias, en particular a la candidata María Corina Machado, fue un golpe durísimo, porque se encontraron en una situación de clara vulnerabilidad. La voluntad del pueblo se manifestó a través de los votos, dejando al régimen sin posibilidad de manipular los resultados a su favor, como hubieran querido.
Ya se les olvidó que, en las elecciones del 31 de julio de 2017 para escoger a la ANC, la inefable Tibisay Lucena anunció una “extraordinaria e inesperada participación del 41,53% del padrón electoral, donde 8.089.320 venezolanos se pronunciaron a favor de la ANC”. Y añadió que lo hicieron a pesar de las trancas y las amenazas, como si quienes hubieran estado mandando y en control hubieran sido de oposición. En aquella oportunidad “gloriosa”, según la señora Lucena, los votantes no se vieron por ninguna parte. Las mesas -que recorrí bastantes y en sectores populares- estaban completamente vacías. No así con las primarias del 22 de octubre.
Las primarias pusieron al madurismo en una encrucijada de perder/perder. Por un lado, se enfrentaba a la opción de oponerse a su realización, lo que lo hubiera colocado en una nueva situación de sanciones por parte de la comunidad internacional y echado para atrás los acuerdos iniciales de Barbados. Por otro lado, no reconocer la legitimidad de los resultados también los pone en situación de perder, aunque intenten abrir procedimientos para anular la manifestación popular y enjuiciar a los miembros de la Comisión Nacional de Primarias: quieren seguir perpetuando la represión y la opresión. ¿Podrán lograrlo? ¡Lo dudo!
El régimen se encuentra en su momento más débil y con una población descontenta y dispuesta a luchar por sus derechos. El resultado adverso de las elecciones convocadas y organizadas por los ciudadanos demuestra que la lucha por la libertad y la democracia puede superar incluso las barreras más opresivas. La conciencia ciudadana, la organización y la determinación de un pueblo unido fueron los pilares fundamentales para lograr este cambio histórico. Este evento, sin que me quede duda, marca el comienzo de una nueva era en la que la voz del pueblo se hizo, se hace y se hará escuchar. La tiranía está desafiada una vez más por la convicción democrática y los deseos de vivir en paz y libertad del pueblo venezolano. ¡Pa’lante es pa’llá!
@cjaimesb
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