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Primeras impresiones sobre el “acuerdo”

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Mi primera impresión al conocer, apenas anoche (17/Oct), el acuerdo firmado en Barbados entre el régimen y la Plataforma Unitaria de Venezuela es que no refleja los resultados de una negociación real. El verdadero acuerdo es el que se ha concretado entre el régimen y la administración Biden, después de llevar varios meses reuniéndose de manera pretendidamente secreta –se me ha informado de tres reuniones en Qatar–. Ha sido en estas reuniones donde se ha producido el verdadero “toma y dame”: te concedemos esto a cambio de lo siguiente y viceversa; no ha sido factible disponer de un texto oficial sobre esa negociación real y no alcanzo a saber si alguna vez lo podremos tener. Dicho lo anterior, expongo en forma numeral mis primeras consideraciones.

  1. La negociación real ha venido produciendo resultados parciales. Tal es el caso de la decisión del régimen de aceptar el retorno de venezolanos deportados desde Estados Unidos. Esta medida por sí sola no le significaba beneficio alguno al régimen, de manera tal que la única forma de analizar esa medida era como una entre una secuencia de decisiones donde otras sí les favorecerían. Elliott Abrams, representante ante Venezuela de los EUA en el lapso 2019-2021, señala en un artículo publicado para el Council on Foreign Relations lo siguiente: «Lo que la administración Biden todavía no ha anunciado pero lo hará, estoy infelizmente seguro de ello, es una mayor relajación de las sanciones». Considero pertinente señalar que una de las principales motivaciones “egoístas” para los EUA de reactivar negociaciones con el régimen era la búsqueda de soluciones desinflamantes de su problema de inmigración. Biden ha sido presionado por gobernadores demócratas de muchos estados de los EUA, que reciben todas las semanas autobuses llenos de inmigrantes, en un significativo porcentaje venezolanos, que les son enviados por cortesía desde Texas –una incontrovertible señal de que los tejanos no están dispuestos a soportar por sí solos toda la creciente presión migratoria que se les cuela desde la frontera con México–.
  2. Mientras escribía este texto, recibo la siguiente noticia: la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC) autoriza a Shell y NGC a llegar acuerdos con Pdvsa en el ámbito de la explotación gasífera del Campo Dragón. Esto se produce al día siguiente de la firma del acuerdo de Barbados, o sea los resultados de la “negociación real” que no aparecen reconocidos en dicho acuerdo, comenzarán a acelerarse. La otra razón “egoísta” para los EUA: el petróleo, que hace unos meses quizás no era lo prioritario, pero que ahora en el contexto de una posible escalada del conflicto Israel–Hamás adquiere mayor relevancia.
  3. También, justo es decirlo, la decisión del régimen de no abortar la primaria es consecuencia de esas conversaciones. Sería un craso desconocimiento de su naturaleza, pensar que no ha procedido a fulminarla por respeto a los valores democráticos o toda esa comedia que ha infiltrado a través de las redes sociales de un supuesto conflicto con la presidenta del TSJ –a otros con ese cuento para niños–. La verdad es que el tema del retorno a la democracia en Venezuela también ha sido puesto sobre el tapete de la negociación real por la administración Biden –un motivo “no egoísta”–. La presión sobre el régimen fue dura, quedando diferida la posibilidad de un acuerdo sobre el tema de las inhabilitaciones. He aquí un resultado muy positivo para nosotros de esa negociación real, que debe ser saludado y respondido con una inmensa movilización ciudadana el próximo 22 de octubre. Si la primaria se convirtiera en la gran fiesta electoral en la que “debería convertirse”, con participación masiva y entusiasta –que no se quede nadie que quiera votar sin hacerlo, así haya que abrir algunos centros de votación dos días– ese espectáculo vigoroso del deseo democrático influiría sobre el curso futuro de esas negociaciones que van a continuar.
  4. Nada de lo expuesto en los tres numerales anteriores es el resultado de la negociación que se pretende reflejar en el Acuerdo de Barbados. Este viene a ser como un subproducto colateral de la negociación real, como un left out o “sobra” que se le lanza a unos actores que han perdido importancia y que ya ambas partes representadas en el acuerdo verdadero lo saben. Es un acuerdo relativamente inocuo en el curso actual de nuestra dinámica política y yo recomendaría que no se perdiera mayor tiempo en su discusión. Quienes lo firmaron ya no nos representan y en todo caso no es más que una lista de buenos deseos que ya están previstos en la Constitución, y que el régimen quiere vender como dádivas suyas; una especie de espejitos encandila indios, cuando no pasan de ser tierra fértil para la reciclada cosecha de promesas incumplidas. Lo importante es que hemos logrado concretar un gran primer paso: la realización de la primaria. El desafío es nuestro: convertirla en un evento que termine por movilizar de manera definitiva el tablero político y que tenga el poder de impactar, con la participación de un liderazgo opositor legitimado, el curso de las negociaciones con la administración Biden.

Nota Final: Las recientes declaraciones del candidato Prosperi reflejan una desesperación en el frente interno de la oposición institucional que ha jugado a dañar la primaria. No se puede desestimar el riesgo de que intenten la desmovilización de muchos militantes de esos partidos. Por eso, el desafío es nuestro, de los ciudadanos de a pie, de los que estamos verdaderamente hartos de vivir en esta tragedia.

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