Mahmoud Abdel Hakim espera para recoger agua de un camión cisterna en la Ciudad de Gaza. Está agotado pero es el principal soporte de su esposa, sus padres y sus dos hijos.
El hombre de 32 años hace cola junto a decenas de personas más, todos desesperados por llenar botellas de agua, grandes y pequeñas.
No tienen muchas opciones: el agua no es segura, pero es lo único que hay disponible.
Mahmoud dice que es tan salada que casi sabe a agua de mar.
«Estoy bebiendo agua contaminada porque no tengo otra opción. Ahora estoy comprando un barril de agua por 50 shekels israelíes (US$12,5).
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«Antes de eso, y en el peor de los casos, pagábamos como máximo 20 shekels (US$5)», afirma.
La Franja de Gaza ha estado en crisis desde que Israel cortó el agua y la electricidad en respuesta al ataque de Hamás el 7 de octubre que mató a más de 1.400 personas.
El agua sucia se vende ahora a «precios disparados».
«Si tengo suerte, podré llenar un barril durante los próximos tres días, que luego compartiré con mi familia, mis padres y otros 35 palestinos desplazados».
La familia de Mahmoud decidió permanecer en la Ciudad de Gaza, a pesar de la orden israelí de irse en medio de intensos ataques aéreos y temores de una invasión terrestre.
Un estribillo común resuena en las calles cuando se pregunta a la gente por qué no se han mudado al sur: «¿A dónde iremos y qué comeremos?».
Compartir la poca agua que hay
Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 3.000 personas han muerto y 12.500 han resultado heridas en la Franja de Gaza desde el inicio de los ataques aéreos israelíes.
«Ahora el ejército israelí ha advertido que también va a bombardear este barrio», dice Mahmoud, con la voz cargada de emoción.
Los 500 litros de agua que Mahmoud ha conseguido comprar los va a compartir con 38 personas. Van a estar fuertemente racionados y se van a almacenar en ollas y sartenes.
Le compartió a la BBC un video en el que se ven los grifos de la cocina de su casa familiar: no hay ni una gota de agua disponible. Su familia sólo bebe en determinados momentos del día y se turna para lavarse. Apenas queda agua para cocinar.
Según los habitantes de la Franja de Gaza, los palestinos han recurrido a sacar agua de pozos que luego se bombea a grandes camiones. Los camiones viajan a varios barrios y venden el agua.
La escasez de agua ha hecho que la situación sea especialmente difícil para las familias con niños.
«Los niños se mueren de hambre, así que me veo obligada a prepararles palomitas de maíz, porque es lo único que nos queda«, dice Nahed Abu Harbied, que vive con su hermana y siete sobrinos y sobrinas en Tal-al-Hawa, otro barrio del oeste de la Ciudad de Gaza.
Su casa está envuelta en oscuridad desde que Israel cortó la electricidad.
Incertidumbre
Nahed muestra un último recipiente plástico con agua y dice que esto es todo lo que les queda. No saben de dónde vendrá el próximo suministro de agua.
La ONU está dando la alarma sobre la propagación de enfermedades.
«La gente empezará a morir sin agua«, afirmó en un comunicado la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA).
La gente se enfrenta a enfermedades y dolencias debido al agua potable sucia, así como al colapso de la infraestructura.
El Ministerio de Salud de Gaza ha dicho que el nivel de agua contaminada en Gaza es «muy alto» y ha advertido de una «epidemia grave».
En una semana sin agua potable, ha habido muchos casos de diarrea en niños, dice el Dr. Ramy Al-Abadla, director del departamento de atención primaria de salud del Ministerio de Salud de Gaza.
Añade que la falta de higiene personal ha provocado enfermedades de la piel entre los desplazados, incluida la varicela.
Israel dijo recientemente que reanudará el suministro de agua a la parte sur de la Franja de Gaza y que permitirá la entrada de suministros desde Egipto.
Se abrió un punto de suministro de agua al este de Jan Yunis, frente al campo de refugiados de Bnei-Sahilah. Pero algunos locales dicen que no han recibido nada.
Mouna Zaki, una madre palestina que huyó con su familia a la ciudad sureña de Rafah, dice que no les ha llegado agua durante 10 días.
«Compramos agua contaminada a 200 shekels (US$50) el barril«, afirma.
Pero incluso si se restableciera el suministro de agua, los residentes dicen que no sería suficiente sin suministro de energía para bombearla a los edificios residenciales.
La UNRWA dijo que en el sur de la Franja de Gaza, una tubería de agua estuvo «surtiendo agua de manera limitada a apenas la mitad de la población de Jan Yunis» durante tres horas.
La ONU dice que esto solo benefició al 14% de la población (308.000 personas) de la Franja de Gaza.
Sin embargo, un funcionario israelí, que no quiso ser identificado, dijo a la BBC que el suministro de agua se había reanudado en el sur.
Pero dijo que Israel sólo facilita entre el 8% y el 10% del suministro de agua de la Franja de Gaza.
«La mayor parte del agua en la Franja de Gaza proviene del bombeo local», dijo el funcionario israelí.
«Hay generadores, pero Hamás no suministra combustible para que los generadores bombeen el agua, sino que lo utiliza en sus actividades terroristas».
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