La fecha límite de Israel para que los civiles abandonen el norte de la Franja de Gaza ya pasó, pero algunas personas dicen que se quedarán allí.
Uno de ellos es Mohamed Ibrahim.
«No dejaré mi patria, nunca la abandonaré», dice Mohamed de 42 años, sentado en un salón abarrotado y rodeado de familiares que llegaron a su casa desde otras zonas.
Algunos hablaban mientras otros revisaban sus teléfonos para conocer las últimas noticias sobre la crisis.
«No puedo huir a otro lugar, incluso si van a destruir nuestras casas sobre nuestras cabezas», añadió. «Me quedaré aquí».
Con su familia ya se ha desplazado en repetidas ocasiones por los alrededores de la Ciudad de Gaza, el centro urbano en el corazón del norte de la Franja.
«El domingo pasado a las 02:00 horas hubo ataques y cohetes», dijo. «Huí con mi esposa y mis cuatro hijos».
Dejaron su casa en Jabalia para ir a la zona de Sheikh Radwan, pero oyeron que esa zona también iba a ser atacada y se dirigieron a un suburbio de la Ciudad de Gaza.
Pero dice que no cree que sea realista abandonar el norte de Gaza, tras la advertencia de Israel para que la gente evacúe la zona.
«Nos pidieron que huyéramos al sur. ¿A dónde deberíamos ir mi familia y yo?», pregunta Mohamed.
Sus hijos echan de menos su jardín, hacinados en un piso con su familia extendida. A su hijo Ahmad le encantaba andar en bicicleta por el vecindario con su amigo. Sigue preguntando a su padre si su mejor amigo sigue vivo, pero no hay forma de localizarlo.
“Sin vida”
En una calle cercana, Abo Jameel, un albañil de 38 años, se agachó en el suelo junto a una tubería conectada al sistema de agua, tratando de extraer las últimas gotas de líquido.
«Durante ocho días no ha habido comida ni agua», dice. Israel ha cortado el suministro de electricidad y agua a Gaza y ha impedido la entrada de combustible y otros suministros.
«Sin agua, sin electricidad, sin vida, miseria», añade. Pero junto con sus cinco hijos ha decidido quedarse. Tiene dos niños y tres niñas, el menor tiene cuatro años.
«No tenemos adónde ir, no nos iremos aunque quieran atacar nuestras casas».
«¿Adónde podemos ir como familia de cinco o seis personas?», pregunta.
Hamás informó que en las últimas 48 horas 400.000 de los 1,1 millones de personas que consideran el norte de Gaza su hogar se dirigieron hacia el sur por la carretera Salah al-Din, siguiendo la orden de Israel de salir de la zona.
Soldados preparados
Desde una colina a poco más de un kilómetro de la frontera con Israel queda claro la escala del ataque terrestre que podría lanzarse pronto.
A lo largo de la carretera más cercana pasa un grupo de vehículos blindados de transporte de tropas, mientras un dron militar sobrevuela el cielo.
Cerca de la valla fronteriza se escucha el fuerte chasquido de una oleada de disparos de armas pequeñas.
En respuesta, un tanque israelí dispara una andanada de proyectiles.
Los informes de la prensa local señalan que un militante de Hamás que había estado escondido en la zona murió.
La cercana ciudad israelí de Sderot ya está desierta y las autoridades dieron una orden formal de evacuación pocos minutos después de que nos fuéramos.
Más lejos de la frontera, se pueden escuchar los estallidos de artillería pesada de los cañones excavados en los campos junto a las carreteras principales.
No podemos conducir más de unos minutos sin pasar junto a un convoy militar de jeeps o tanques transportados en remolques con plataformas bajas.
Esta demostración masiva de poderío militar es fundamental para el plan del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de «demoler a Hamás» después de que el grupo militante lanzara un sangriento ataque contra Israel el sábado 7 de octubre.
Más de 1.300 personas murieron en Israel en el ataque transfronterizo y se tomaron 126 rehenes.
El número de muertos en la Franja de Gaza y Cisjordania hasta el domingo en la mañana había llegado a 2.383 palestinos muertos y 10.814 heridos, según fuentes del Ministerio de Salud palestino.
Rodeados por la guerra
En la ciudad de Gaza los niños siguen jugando en la calle.
Aprovechan los breves momentos de calma para salir a corretearse en callejones y caminos.
Es su única salida en una vida que ahora está rodeada por la guerra.
Casi la mitad de la población de Gaza tiene menos de 18 años. Y más de 700 niños ya han muerto allí en este conflicto, según el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina.
Las autoridades de Hamás en Gaza dijeron a la gente que no abandone el norte, mientras que Israel señala que Hamás está impidiendo que la gente se vaya para utilizarlos como escudos humanos, algo que el grupo militante niega.
Si Israel decide llevar a cabo un ataque terrestre en el norte de Gaza y los combatientes de Hamás libran una guerra de guerrillas en su contra desde los edificios y túneles que ocupan en la zona, podría haber meses de combates que llevarían a la destrucción de toda la zona.
Decenas de miles de civiles quedarán atrapados en el medio.
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