No me importa que me llamen “traidor a la patria”, pitiyanqui, arrastrado del imperio, vendido a Trump o cualquier otro epíteto que acostumbran a decirnos los que “tiran la piedra pero esconden la mano”, por decir que apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela a través del aprendizaje de su idioma en las escuelas, liceos, universidades y centros de capacitación comunitaria, así como en espacios académicos de naturaleza privada, en los cuales existan laboratorios de idiomas que además también promuevan el conocimiento del habla oral y escrita del alemán, el italiano, el francés, el portugués y hasta del mandarín (chino).
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela y que con sus distintas representaciones diplomáticas y empresariales pueda firmar muchos convenios con un gobierno auténticamente nacional que tenga por delante el beneficio de su pueblo, y no el beneficio de una cúpula política que tanto daño le ha hecho a sus ciudadanos.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela con la posibilidad de dolarizar una economía que termine por fin con la hiperinflación y comience a recuperar el salario real de los trabajadores, destrozado por el madurismo, lo cual ha hundido a los asalariados en el hambre y la miseria, y ha humillado por completo el nombre de nuestro Libertador, al acabar con el bolívar como nuestra moneda “nacional”.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela a través de inversiones que repotencien diversas áreas del país, desde la agricultura, la ganadería, la producción industrial, el sector financiero, el turismo y los servicios hasta el comercio y, por supuesto, las asociaciones con nuestra petroquímica estatal, y ajuste sus capitales con nuestras leyes y con respeto sobre la conservación del ambiente.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela con planes de financiamiento externo que nos ayuden a mejorar nuestras condiciones de educación, salud, seguridad y servicios públicos, pero sin someternos con planes o programas de carácter neoliberal que terminan estrangulando a los pueblos.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela para que nos ayude con su desarrollo tecnológico tanto en la capacitación como en la construcción de centros de investigación científica que nos permitan elevar y consolidar espacios de permanente intercambio académico en materia de salud, ciencia y biofísica.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela con miles y miles de turistas norteamericanos que visiten nuestra geografía, pueblos y hábitats rurales y ancestrales. Que ellos y otros visitantes de diversas naciones, potencien una gran industria nacional que nos permita desde Mérida hasta Margarita, o desde el Delta hasta San Cristóbal, o entre La Guajira y Santa Elena de Uairén, así como en nuestros llanos o en la inmensa amazonia, hacer de la actividad turística un verdadero motor para el progreso y el desarrollo socioeconómico de miles y miles de familias venezolanas.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela a través de la ampliación de las grandes marcas deportivas del mundo con sede en ese país, y que pueda ayudarnos con su tecnología en la modernización de las instalaciones para tal fin, así como en la construcción de nuevas infraestructuras para el beisbol, el atletismo y la natación.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela apartado de la diatriba política que tanto daño ha causado en nuestras relaciones sociales y económicas, pero sobre todo que ha envenenado de un odio visceral a muchos venezolanos con una peligrosa y equivocada campaña de antiimperialismo, cuyos voceros hipócritas dicen estar en contra de esa forma de gobernar y de vida, pero en nuestro país o en el exterior cobran en dólares, visitan casinos, toman licores escoceses de los más finos y añejados, se visten con ropa de finas marcas reconocidas, usan perfumes de fragancias europeas, se desplazan en camionetas de lujo de fabricación norteamericana o japonesa y están residenciados en urbanizaciones lujosas.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela en la construcción de un mundo diferente al que tenemos, es decir, muy apartado de las políticas de Trump en el plano internacional, pero también alejado de la pobreza, la miseria y el neototalitarismo en los que Maduro ha sumido a Venezuela, y de la manera nefasta en que ha dirigido nuestras relaciones internacionales.
Apoyo que Estados Unidos invada a Venezuela en todos los espacios del intercambio político, económico, social y cultural, en donde la reciprocidad, el respeto y el encuentro entre lo bueno y positivo de ambos países sean los cauces que materialicen una amistad fraterna entre dos pueblos, cuya hermandad pueda estar por encima de cualquier gobierno.
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