El mundo de la industria energética es altamente complejo, competitivo, de tecnología de punta y vanguardista, de miles de millones de dólares diarios en transacciones y las operaciones de la industria energética representan al epítome del capitalismo.
La energía, conceptualmente, es la base del desarrollo. No existe posibilidad de tener una sociedad avanzada sin energía. No es posible. El avance de la humanidad desde la higuera de fuego hasta el combustible de hidrógeno es gracias a la línea de evolución de los productos energéticos.
Y el acceso a la energía (petróleo, gas, electricidad) es siempre motivo de planificación, inversiones a largo plazo, estabilidad, seguridad jurídica, tecnología, mercados y eficiencia. Aspectos que regímenes totalitarios, comunistas e inestables no pueden brindar.
El petróleo y gas tampoco son garantía inmediata de desarrollo. Vean ejemplos de países en Latinoamérica con un potencial de negocios e industria en petróleo y gas y están con sus economías hechas pelota.
Pero si el país es socialista y no tiene los recursos naturales para echar mano y financiar sus “revoluciones”, como por ejemplo Cuba, recurren a “países hermanos en la revolución” para esquilmarles sus dólares -y lo peor: sus barriles de petróleo- para poder sobrevivir y mover su de por si alicaída sociedad.
Es por ello que esos países socialistas (sin petróleo o gas) no tienen una matriz industrial desarrollada y el uso de la energía es restrictivo (vean Corea del Norte vs Corea del Sur) versus los países capitalistas con alto acceso a la energía que les permite lograr sus objetivos de sociedad: mejores modelos de desarrollo estructural, más tecnología, menos costos de acceso de la energía etc.
Para no dar vueltas: Cuba tiene la potencialidad de ser un país con una industria de petróleo y gas siempre y cuando esté bajo la luz de la libertad y democracia, con régimen comunista jamás podrá si quiera conocer esa faceta de su proceso evolutivo.
Cuba siempre vivió del petróleo venezolano y ruso, pero ahora parece que logró un nuevo “donante”: México. Porque seamos sinceros. ¿Creen ustedes que el régimen comunista cubano pague en dólares por los barriles de petróleo recibidos? Nadie lo cree. Todos sabemos que son meras transacciones en papel, en contabilidad, que a título de “hermandad revolucionaria” sirven para despilfarrar recursos naturales del país “donante”.
Alguien dijo, con mucha inteligencia que si el régimen cubano hubiera podido, materialmente, llevarse el gas natural que otrora tenía Bolivia en grandes reservas se lo llevaba; pero a Dios no hay la red de ductos que vayan desde los reservorios bolivianos hasta Venezuela y de allí en barco a Cuba.
De Venezuela, Cuba se llevó a título gratuito muchísimo petróleo. Comentarios y análisis del particular hay muchísimos de colegas de la industria con muchísima mayor experticia de quien escribe. Pero ahora parece que México es el nuevo “mecenas” energético de Cuba.
Es que sin energía una sociedad no se mueve (piense en las luces que deben iluminar las calles, carreteras, domicilios, el combustible para vehículos militares y civiles, etc).
Recientes análisis indican que México envió este 2023 a Cuba valor de más de 200 millones de dólares de petróleo (cálculos públicos del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, Estados Unidos). Esto sería como un total de 2,81 millones de barriles de crudo y derivados que desde México se ¿obsequia? a Cuba.
Además de no tener producción significativa de energía, en Cuba su sistema eléctrico y de distribución de energía está prácticamente colapsado. A gritos piden la “mano invisible” hacedora de milagros para restituir y reformar sus viejos sistemas energéticos. Pero eso no ocurrirá en un marco socialista.
Cuba sufre de apagones eléctricos diariamente y prácticamente vive del mecenazgo ruso, venezolano y ahora mexicano. Sus amigotes rusos no pueden ya cumplir envíos porque están dirigiendo cada centavo de su ya mísera economía en invadir a Ucrania, empresa que les tiene por cierto bien atareados y con pésimos resultados. Venezuela lo propio tiene una economía de subsistencia y ya no produce la cantidad de petróleo diario que le permitía antes echarse al bolsillo a las dictaduras como Cuba.
No se sabe, a ciencia cierta, si ese envío (con ese número calculado) fue objeto de una “venta” al contado, al crédito o una donación. Varios colegas amigos de México que tienen información de primera mano me confirman que no hay certeza que esa operación sea un negocio. Parece que fuera un “salvataje” para el sistema energético cubano.
Lo más seguro, me indican, es que “el pago por esos barriles de petróleo sea con médicos cubanos”. Todos sabemos de la “calidad profesional” de la medicina comunista cubana. Es poco menos que cero. ¿Se arriesgaría usted a una operación de médula, operación cerebral o simple extracción molar en Cuba o preferiría la tranquilidad del capitalismo de Houston?
La pregunta que hice sin hallar una respuesta contundente es: ¿y de dónde echará mano el régimen cubano para conseguir dólares y pagar por esos barriles de petróleo mexicano? O sencillamente México aceptará al buen rublo o la moneda china. Creo que la propia canciller mexicana estuvo ya mencionando algo de “cobrar” a Cuba. Más retórica que realidad. Entre caimanes no se muerden.
La información es que de forma sistemática México envió, desde el puerto petrolero de Veracruz, una cantidad importante de barriles de petróleo en tanqueros específicamente diseñados para el efecto por el mundo capitalista. Me hubiera gustado mucho ver un tanquero petrolero diseñado por Cuba o por la ex URSS.
Todo lo que México ¿obsequia? a Cuba bien podría venderlo en el mercado internacional y hacerse de buenos dólares para su propio uso. México tiene serios problemas en sus sistemas eléctricos que también necesitan upgrade y modernización, por ejemplo. Habrá que preguntarse de quién en México fue la “sabia” decisión de financiar la dictadura comunista cubana enviando ese petróleo, en vez de destinar ese dinero para los propios mexicanos.
En todo caso, algunos amigos cubanos que resisten en la isla, me confirman que el viejo parque automotor cubano, además de escaso en volumen, siempre está en largas filas para conseguir algo de combustible en las también avejentadas gasolineras de La Habana porque en el resto de la isla es casi imposible conseguir combustible. Unos buenos amigos españoles que estuvieron en “vacaciones” en la isla me confirman que estar en La Habana es retrasar 100 años el reloj. Los viejos vehículos consumen combustible en sus viejos motores y apenas circulan unos pocos kilómetros. Sencillamente no hay combustible. El poco que regala México es para que Cuba subsista.
El socialismo es empobrecedor, es una verdad absoluta y que Javier Milei, el que será presidente de Argentina, no se cansa en repetirnos diariamente. Ojalá la oposición mexicana preste mucha atención a ese despilfarro energético que estaría incurriendo México para financiar a la más vieja dictadura latinoamericana.
Dios bendiga a la bella Cuba, pronto saldrá de ese malandraje y será una isla de éxito y prosperidad. Tengo la certeza absoluta.
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