Al escribir esto no se sabe a ciencia cierta, después de tres reuniones o más, si el CNE va a contribuir y de qué modo con la elección primaria opositora, pautada hasta ahora para el próximo y tan cercano 22 de octubre. No importa tanto para lo que quiero decir hoy. Porque da igual la fecha y la decisión. Aunque después del ofrecimiento extorsivo de la participación del CNE, sin él se incrementan las amenazas, algunas de ellas, tajantes, expresadas por Cabello, en el sentido de que sin el CNE no las habrá.
¿De dónde y por qué surge ese repentino interés de ofrecer ayuda como hermanita de la caridad ante un supuesto herido? Ese es el meollo de este asunto. No podemos dejar de ser perspicaces, cuando menos, ante el gato ruso que cree tener el ratón presto para su juego hasta que se canse y dé el zarpazo definitivo para engullir. Alguna razón de peso hay para que hayan puesto a Amoroso en el también tierno papel de entablar a última hora reuniones con la valerosa Comisión Nacional de Primaria. Algo ocurre, ¿pero qué?
La primaria ha hecho temblar electoralmente al régimen del terror. Sin duda. Lo ha obligado temprano a redoblar esfuerzos políticos hasta callejeros y a aceitar sus maquinarias Aguas abajo. Por mi casa adelantaron elecciones de Consejos Comunales o lo que ellos llaman elecciones, sus designaciones, por ejemplo. Guarden este dato. Los candidatos opositores en la calle han despertado de nuevo una ilusión política, electoral, que estaba adormecida cuando menos. Eso duele en Miraflores y sus alrededores. Conocedores como son de los números del rechazo.
Pero, la participación del CNE implica solicitar dos elementos fundamentales: tiempo y espacio. Más tiempo para ordenar las marramucias y espacios para difuminarlas, para que se noten y se precisen menos. En esta guerra, el enemigo apreció los flancos débiles, como corresponde. Los rusos juegan. Todo lo demás es ingenuidad o imbecilidad. Y van a jugar. Si no les convino actuar directamente, días atrás, contra la primaria, encontraron otras tácticas y variaron la estrategia. Las van a carcomer desde adentro. Es la posibilidad que se puede intuir. ¿Cuántos votantes hay inscritos? ¿Pondrán los rusos a jugar a los suyos? ¿Y si se exceden? Por eso necesitan también poner la seguridad. La que jala para ellos, desde luego. Tal vez quien se excede soy yo. Pero pensar mal le ha dado buen resultado a pensadores antiguos que acertaban en sus cálculos.
¿Cuál es la razón por la que aceitar desde ya sus maquinarias aguas abajo el régimen, con elecciones de Consejos Comunales y más? Porque las pondrá a jugar. ¿Que tal si los pone a votar por alguno de los candidatos inscritos? Para ellos sí habrá gasoil y transportes por camadas. ¿Habrá tinta indeleble? Nada he oído al respecto. Están los singulares votos asistidos. ¿Y si se producen dobles, triples o cuádruples votaciones, quién lo evita, cómo? Una vez a un vendedor y a mí nos sorprendió una mujer en el pueblo que fue a pagar y sacó un fajo con no menos de veinte cédulas diferentes. Nos miramos automáticamente, sin decir nada. ¿Y si votan rusos, iraníes, colombianos, cubanos…? ¿Y si votan los muertos?
Creo que hay que considerar muy en serio el juego de los rusos. No me parece que sea caritativo este repentino ofrecimiento de ayuda, basado en la carta de solicitud añeja. Perspicacia, mejor que sorpresas de última hora. El régimen tiene más herramientas vinculadas al poder para impedir o voltear cualquier resultado, con las fichas del propio juego. Seguramente paso por alto muchas otras alternativas. Es preciso ver el juego completo en el tablero. Pudiera convertirse no sólo en una elección opositora. Debemos estar preparados para todos los escenarios. Figúrense la extrema gentileza que hasta los inhabilitados, quienes no van después, según las amenaza del régimen que inconstitucionalmente los inhabilitó, para el baile de las elecciones nacionales, fueron permisados a participar por el CNE. ¿No es razón suficiente para activar todas las alarmas, todas las sospechas?
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