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El ejemplo de Sudáfrica: “Mandela traidor”, gritaban los radicales por negociar con el gobierno 

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Nelson Mandela y Frederik de Klerk

En los años ochenta, el  surgimiento de un nuevo orden mundial de la democracia liberal puso a los líderes de Sudáfrica frente a una opción de supervivencia.

El gobierno del apartheid estaba desesperado, aislado en la escena internacional, se esforzaba por reprimir las manifestaciones contra el régimen en los municipios.

Una de las más poderosas protagonistas de esta lucha era Winnie Mandela, entonces esposa de Nelson Mandela.

Winnie, cuyo carácter estaba más próximo a un volcán que al que se supone propio de un politico estadista, estuvo presuntamente implicada en incendios, peleas callejeras y en trancas de calles.

Lo cierto es que en 1982, Nelson Mandela fue trasladado a la prisión de Pollsmoor y tuvo un «trato preferencial». De hecho  el 31 de enero de 1985, P. W. Botha, el primer ministro propone liberarlo, si rechaza «la violencia sin condiciones políticas».

Mandela  comienza las negociaciones, que  se mantendrán en secreto (una cosa que hoy parece imposible en las negociaciones venezolanas a juzgar por el famoso cable de AP y los reportajes de The Wall Street Journal) y hasta hoy no se sabe muy bien lo que se negoció (según lo declarado por Gbagbo) a excepción de algunos detalles como el hecho de que Mandela rechazó la idea de un poder de veto para las instituciones de minoría blanca en el futuro.

Entre 1988 y 1989, las negociaciones aceleraron, cuando Frederik de Klerk reemplazó a Botha, en agosto de 1989, como jefe del Estado sudafricano.

Winnie acusó a Mandela de traidor, y de estar negociando con asesinos y violadores de derechos humanos.  Y de estar buscando impunidad para unos criminales.

Mandela insistió en que la vía no era la violencia, sino que había que negociar para conducir al país a un acuerdo electoral, que acabara con el régimen del apartheid.

El Muro de Berlín cayó, el gobierno del apartheid ya no podía pretender oponerse al ANC para detener la expansión comunista, Sudáfrica estaba en el lado equivocado de la historia, tenían  que actuar con rapidez.

Fue entonces que el 2 de febrero de 1990, De Klerk anunció la liberación de Mandela y el fin de la prohibición del ANC.

El 11 de febrero Mandela cruzó a pie los últimos metros de su «largo camino hacia la libertad».

Al día siguiente dio una rueda de prensa que su partido seguía con atención, la gente esperaba que Mandela llamara a las calles, a un paro nacional, a un ultimátum del gobierno.

Lejos de eso, en medio de la hambruna y represión que vivía Sudáfrica, Mandela llamó a elecciones y a esperar. Dijo: “Guarden toda su furia, esperen las elecciones, y conquistemos el poder. Vuelvan a sus casas y no se dejen llevar por la violencia”.

Las declaraciones cayeron como un balde de agua fría sobre sus partidarios más radicales. Entonces no había Periscope ni Twitter. Sin embargo, al día siguiente aparecieron consignas en las paredes y en la vía pública. Los letreros acusaban a Mandela de traidor, de haberse vendido.

La propia Winnie Mandela dijo sentirse decepcionada y llamó a la lucha contra el régimen y sumó a su llamado desoír a los traidores de la causa negra.

Inmediatamente Mandela enfureció aún más a la línea dura del partido, cuando se anunciaron las negociaciones constitucionales sobre el futuro de Sudáfrica que comenzaría desde el gobierno del ANC, el Partido Nacional y otros movimientos negros.

Nelson Mandela dirige  las negociaciones abiertas con el Partido Nacional de FW de Klerk (el gobierno) y negocia la liberación del apartheid. El apartheid fue abolido en junio de 1991, una abolición completamente validada en marzo de 1992 por los «blancos», con todas las reformas constitucionales negociadas. Repito: N E G O C I A D A S.

En diciembre de 1993, FW de Klerk y Nelson Mandela reciben a la vez el premio Nobel de la Paz.

El 27 de abril de 1994, se dan las primeras elecciones multirraciales en la historia del país -después de 4 años de negociación- y se  da una clara victoria del ANC (65%). El presidente del partido, Nelson Mandela, fue elegido presidente.

Como ustedes saben, todos los que llamaban a Mandela traidor no solo desaparecieron de la esfera pública, sino que además años después fueron llevados a tribunales por corruptos. La propia Winnie enfrentó un juicio por corrupción. Y, Mandela, el traidor, unificó al país, acabó con el régimen de segregación, con la misma colaboración de un ala del gobierno.

Yo no creo en yerbateros. Creo en la historia.

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