El 12 de septiembre de 1943, un comando de Fallschirmjäger (paracaidistas) liderado por el coronel de las Waffen-SS Otto Skorzeny aterrizó con 12 planeadores DFS 230 frente al Hotel Campo Imperatore, en el Gran Sasso (la zona más alta de la cordillera de los Apeninos en los montes Abruzos italianos, a 132 kilómetros de Roma, pero a una altura entre 1.500 y 1.900 msnm). El primero que bajó fue el general Ferdinando Soletti, gritando: “Non sparare, lo sono italiano!/ No disparen, somos italianos”; logrando de esa manera confundir a los guardias que custodiaban a Benito Mussolini. Los carabineros tenían la orden de matar al Duce para evitar su captura por el nuevo enemigo, pero al ser sorprendidos no hubo resistencia ante unos alemanes que decían “Mani in alto!” Skorzeny seguidamente destruyó la radio, y luego miró la fachada y en el primer piso vio la gran cabeza de su objetivo; corrió hasta él y lo aisló en su cuarto con una escolta. El coronel italiano al mando le trajo una copa de vino tinto y le dijo: “Para el vencedor”. No habían pasado más de diez minutos desde su aterrizaje.
¡¿Cómo es posible que un hecho tan fascinante y audaz no tenga una película?! Y lo peor de todo es que cuenta con el relato del propio protagonista (Skorzeny), que logra transmitirnos una gran emoción, la cual no tiene nada que envidiar a las grandes ficciones bélicas. Por cierto, dicho texto son sus memorias publicadas en dos tomos en 1950: Vive peligrosamente y Luchamos y perdimos (existe un condensado que lleva por nombre Misiones secretas); y fue un best seller que es recomendado por algunos ejércitos del mundo a sus oficiales. No hay documental que explique la campaña italiana y no deje de hablar de esta operación comando; pero, además, se le han dedicado algunos a Skorzeny. En Netflix está el más reciente (2020) dirigido por Pedro de Echave y Pablo Azorín: El hombre más peligroso de Europa. Otto Skorzeny en España, el cual usa parte del archivo del coronel que está siendo examinado por el militar estadounidense que lo compró. Lo que sí se ha hecho a nivel cinematográfico, es copiar o inspirarse en la idea del rescate y crear ficciones parecidas. Un ejemplo es Where eagles dare (Brian G. Hutton, 1968) con Clint Eastwood y Richard Burton, donde un comando Aliado recupera en una zona de altas montañas alemanas a un importante oficial que sabe del desembarco en Normandía; y The Eagle has landed (Jack Higgins, 1975).
Mientras el gobierno del general Pietro Badoglio no hace nada para evitar lo que era un hecho: la ocupación alemana de Italia, e inicia de manera bastante torpe y lenta la negociación con los Aliados; Adolf Hitler desde el día siguiente de la destitución de Benito Mussolini se reunió con un conjunto de personas, de las cuales elegiría quién iba a llevar la operación de rescate del Duce. Desde ese mismo momento cuando elige a Skorzeny para la misión, este y los servicios de inteligencia alemanas se dedicarán a ubicar el lugar donde lo tienen secuestrado. Tanto la ocupación de Italia (“Operación Eje”) como el rescate de Mussolini (“Operación Roble”), fueron realizadas de manera gradual e inteligente, de modo que los italianos y los Aliados no pudieron hacer nada. La gran ventaja Aliada que significaba el dominio de los aires, el enorme potencial de fuego y cantidad de armas y soldados; tuvo el gran obstáculo de un ejército experimentado en la guerra desde 1939, en especial contra el enemigo más implacable: los soviéticos, que supo aprovechar dicha experiencia y una geografía perfecta para la defensa.
Por esta misma razón geográfica, más el límite de la autonomía de la aviación Aliada; no había otra opción de desembarco que en la bahía de Salerno (alrededor de la misma existían montículos y pequeñas colinas desde la cual ubicar los temibles cañones de 88 milímetros y nidos de ametralladoras). Por esta razón los alemanes ya se encontraban en el lugar e hicieron que toda la operación estuviera a punto de fracasar. El general estadounidense Mark W. Clark durante los primeros cinco días posteriores pensó que debían reembarcar e intentarlo en otro lugar. Las bajas fueron numerosas, y al final la situación fue salvada por la Royal Navy que destruyó con sus cañones las defensas de la Wehrmacht e incluso algunos panzer, y la superioridad aérea Aliada (3.300 contra 600 de la Luftwaffe) la cual llevó a cabo bombardeos concentrados de los pueblos cercanos. Otro factor fue el apoyo que recibieron del VIII Ejército británico del general Bernard Montgomery, que vino en su rescate desde el sur. El avance fue lento durante el resto del mes de septiembre. El máximo jefe alemán en Italia: el mariscal Albert Kesselring, consideró que lo mejor era irse retirando gradualmente a la línea defensiva que había ido construyendo más al norte de Nápoles: Gustav line. Antes, existían otras dos de menor importancia. El primero de octubre finalmente liberarían Nápoles, una ciudad portuaria que los nazis dejaron destruida como represalia ante la organizada resistencia de su pueblo (la llamada: “Le Quattro Giornate di Napoli”, de la cual hay una película de 1962 dirigida por Nanny Loy con el mismo nombre; y otras dos más).
No podemos finalizar sin comentar, con profunda admiración y alegría, que el domingo pasado 10 de septiembre de 2023 en un pueblito de Polonia llamada Markova; fue beatificada una familia entera (los padres y sus siete hijos, uno de ellos en el vientre de la madre) que fue asesinada por la Gestapo el 24 de marzo de 1944. La causa fue haber escondido por año y medio a una familia judía de 8 miembros. Ellos supieron que ante el mal (del nazismo) no podían ser indiferentes, e hicieron lo que estuvo a su alcance. En el lugar se reunieron 35.000 personas entre ellos obispos, más de 1.000 sacerdotes, gente de toda Europa, el presidente de Polonia y el rabino principal del país. Y después del Ángelus en Roma; el papa Francisco pidió un aplauso por los nuevos beatos, e invitó a los fieles a “seguir su ejemplo” y sentirnos llamados “a oponer a la fuerza de las armas la de la caridad y a la retórica de la violencia la tenacidad de la oración”. En Youtube escuché unas hermosas reflexiones del obispo emérito de Minas (Uruguay): presbítero Jaime Fuentes, sobre el significado del martirio de los Ulma. Józef y Wiktoria, Stanisława, Barbara, Władysław, Franciszek, Antoni, Maria y el bebé; rueguen por nosotros.
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