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Las elecciones venezolanas de 1958 en 21 columnas de Plinio Apuleyo Mendoza

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Por JUAN CARLOS ZAPATA

En 2022, cuando cumplió 90 años, hablé con Plinio Apuleyo Mendoza. Todavía consideraba que uno de sus grandes logros, era haber llevado en diciembre de 1957 a Gabriel García Márquez a trabajar y vivir en Caracas. Ha olvidado muchas cosas. Y, entre otras, que entre junio y diciembre de 1958 escribió veintiuna columnas sobre el proceso político y electoral de ese año frenético que vivió Venezuela.

Plinio Apuleyo Mendoza no necesita presentación. Es ampliamente conocido por los lectores de América Latina y España. Natural de Colombia, solo diremos que es uno de los mejores periodistas de la segunda mitad del siglo XX de América Latina, y que sus vínculos con Venezuela datan de 1942. Es uno de los dos periodistas aún vivos de aquella generación de grandes reporteros que nos contaron y analizaron la Venezuela y la Caracas de 1958. El otro es Juan Vené, que tiene 93 años y sigue activo.

La columna de Plinio Apuleyo Mendoza se llamaba La política de lunes a lunes y la publicaba en el diario El Mundo, recién fundado a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. El periódico vespertino era propiedad del Grupo Capriles. Su director era Ramón J. Velásquez. Y de Ramón J. Velásquez recomiendo el prólogo que escribió para el libro de Plinio Apuleyo Mendoza El sol sigue saliendo, editado por Monte Ávila en 1994.

Mientras Plinio escribía en Élite y El Mundo, García Márquez se desempeñaba como secretario de Redacción de Venezuela Gráfica, también del Grupo Capriles, en la que no firmaba sus trabajos. Las hermanas de Plinio, Soledad y Elvira, también trabajaban en Élite. Agradezco al historiador Jonathan Suju la asistencia en la investigación en la Hemeroteca Nacional de Caracas, y a Gabriela Beltrán la transcripción de los textos.

Las columnas nos proporcionan un panorama completo del clima político y la lucha electoral. Unidas, conforman un valioso documento, mejor que muchos ensayos de muchos especialistas. Plinio se paseó sobre el tema en sus libros El olor de la guayaba, La llama y el hielo y Aquellos tiempos con Gabo, pero no es lo mismo. Las columnas son datos y análisis en caliente, y escritos con un estilo magistral, con esos toques de “nuevo periodismo” que dos décadas después nos enseñaron en la Universidad Central.  Y Plinio tenía apenas 26 años. García Márquez le llevaba cinco.

Fue un año intenso, frenético. Cerró la última columna el 22 de diciembre de 1958 con esta frase: “Cae el telón sobre el año más político que más fechas ha dado en este siglo a los manuales de historia patria”. Y esta verdad seguirá siéndola por más de medio siglo. Fue “el año más accidentado en la historia contemporánea de Venezuela”, pero que terminaba con un final feliz, la elección de un presidente en elecciones libres, Rómulo Betancourt. Pero llegar allí no resultó ser una tarea fácil. El recorrido estuvo lleno de obstáculos. Desde el 23 de enero, “en solo once meses”, escribió, “después de una Revolución, después de dos tentativas de golpe y de una intensa campaña electoral, el país ha dado, de la dictadura a la democracia, un viraje político de 180 grados”.

Cada columna de La política de lunes a lunes llevaba un título de coyuntura, y cada uno expresa la fotografía del momento. Le he quitado a los títulos algunas de las mayúsculas para facilitar la lectura. Aquí la seguidilla, tal como aparecieron.

Se abre el juego con las cartas tapadas/ Candidatos a candidatos: ¿Sobran o faltan?/ Un “flirt” entre los partidos y la provincia/ La hora de pagar las cuentas/ Rumores… ¿Nada más que rumores?/ La operación limpieza/ En la cuarta mesa el primer candidato/ AD tiene la última palabra/ El secreto detrás de la puerta/ Todo volvió a su punto de partida/ La hora cero de los partidos/ Un hecho llamado “W”/ Larrazábal, Caldera y ¿…?/ En víspera del desenlace/ Tres candidatos: ¿la unidad vivió su última semana?/ La hora decisiva/ Lo que el viento se llevó/ El primer “round” de la campaña/ Tres candidatos en plena batalla/ En la recta final…/ Un año político con “happy end”.

Es una secuencia de puro suspenso. Los partidos tras el candidato único. Las reuniones de los comités de enlace de los partidos. Las convenciones de los partidos, AD, Copei, URD, el PCV. La propuesta del gobierno colegiado. Los rumores de golpe de Estado. Las intentonas golpistas. La sociedad movilizada, la “maquinaria” de movilización, la misma que se activó el 23 de enero, ahora en contra de los golpistas. El rol de la Junta Patriótica. La opinión de la Iglesia. La Junta de Gobierno. Que si Larrazábal acepta o no acepta la candidatura. Los Estados Unidos preocupados por el avance del comunismo en Venezuela. La cobertura de la prensa nacional y de los Estados Unidos. Los candidatos que aparecen y desaparecen del ruedo. Los que se toman en serio la candidatura y los más realistas o más discretos y aguardan qué resuelven los partidos. El debut del Consejo Supremo Electoral. Los partidos en acción, y los dirigentes que serán, al fin y al cabo, los candidatos que se disputen la presidencia.

Me gusta, me gusta que en la columna del 30 de junio reflejara la gira de los dirigentes a la provincia. “En diez años, nunca los políticos nacionales habían tragado tanto polvo en las carreteras y caminos vecinales de la República, nunca habían hablado tanto, nunca habían dado tantos abrazos y tantos apretones de manos”. Y así, en esa y otras columnas están reflejadas las giras de Betancourt, las giras de Jóvito Villalba, las de Larrazábal, aun presidente de la Junta de Gobierno, las de Caldera, que incluyó una al exterior, en la que se lució en Ginebra, las de Gustavo Machado y quince dirigentes comunistas por quince estados del país. Betancourt desde un principio estuvo conectado con la provincia que fue a la postre la que le dio el triunfo.

Desde un principio, todo fue muy en serio. “El partido que más tinta de imprenta gastó fue Copei. Tres millones de volantes fueron impresos invitando al pueblo al recibimiento de Caldera”, que llegaba de Ginebra. Horacio Moros y Rafael Zapata Luigi “fueron los encargados de la espectacular campaña”. URD, el partido de Jóvito Villalba, se lanzó con 100.000 cartelones y 200.000 afiches, en los que llamaba a la gente a inscribirse en el registro electoral.  Betancourt inauguró una nueva casa, y después de abrirla se fue por los caminos de Oriente, donde insistía en el olvido en que se encontraba la provincia. Y todo esto ocurría en una Venezuela en medio de una crisis económica. Ya se gestionaba un préstamo de 250 millones de dólares con la banca extranjera. Y los ministros José Antonio Mayobre y Arturo Sosa sacaban cuentas. Las cuentas de Caldera estaban por el orden de que no convenía la fractura de las fuerzas políticas. “Esto trae consigo la pugna electoral, y por más esfuerzos que hagan los dirigentes superiores, es imposible evitar que las bases partidistas entren en agresiones verbales”.

El problema urgente era la unidad. Pero cada partido tenía su propio plan. Plinio Apuleyo analizó a finales de octubre, ya a punto de arrancar la campaña de manera oficial, este enfoque de Gustavo Machado. “Gustavo Machado y el partido comunista no juzgan tan desinteresada la actuación de URD. Hablando el miércoles en El Tigre, ante 15.000 personas que salieron a recibirlo, Machado hizo un análisis propio de la situación: «Necesitamos que AD y URD se pongan de acuerdo, y entonces estamos dispuestos a apoyar su candidato. Insistimos en que URD unirá a Acción Democrática. Pero URD no hace eso, no le facilita el camino. Más bien trata de estorbarla, quiere que el contralmirante Larrazábal sea para ella sola, que nadie más lo apoye y que solo sea su candidato. Si esto no se logra ¿qué va a ocurrir? AD no tiene entonces más que dos caminos: postular a Pizani o postular a Betancourt. Con Pizani, hombre que tiene altísimos méritos, corre el riesgo de que su electorado se divida entre él y Larrazábal y esto no le conviene. Entonces no tiene más remedio que postular a Betancourt. Supongamos que Betancourt derrota a Larrazábal. Entonces no derrotaría al candidato de un partido, URD, sino al candidato del sector institucionalista del ejército que se opone al sector reaccionario. Con esto lograría unificar a los dos sectores, contra Betancourt, y esto hay que evitarlo. Repetimos: ¡es necesario que se unan URD. y AD”. Tal llamado no fue posible que se cumpliera.

Los recorridos en noviembre, el mes de campaña, se intensificaron. Aparecieron los pronósticos. Como no había encuestas, los más osados medían los mítines y de acuerdo al tamaño de las concentraciones sacaban conclusiones. Ya el 10 de noviembre, Plinio Apuleyo Mendoza reportaba que Larrazábal ganaba en Caracas y Betancourt en la provincia. Caldera no era favorito. Larrazábal redoblaba sus esfuerzos en la provincia, 24 discursos, dos escritos y 22 improvisados, en la semana del 15 al 22 de noviembre. Bajó tres kilos en 120 horas. Y creía que ganaba. Plinio Apuleyo Mendoza se hizo eco de un cálculo que le daba la victoria a Betancourt. AD era el partido con mejor organización, contaba con 600.000 militantes inscritos, si cada uno de esos arrastraba un voto más, el resultado sería un millón 200.000 votos. Betancourt ganó con un millón 284.000 votos. Se peló por apenas 84.000 votos.

En la columna con la que cerró 1958, Un año político con “Happy End”, expresó que “Betancourt, personalmente, vivió el sábado (20 de diciembre, fecha de la proclamación), la hora culminante de 30 años de agitada vida política. Su triunfo, limpiamente obtenido, en las urnas con 1.284.000 votos de carne y hueso, lo ha colocado en una posición tan excepcional como acaso ningún presidente venezolano la tuvo en el último siglo. Desde el arzobispo hasta el Partido Comunista, todos los sectores políticos y también todos los sectores económicos han expresado la intención de dar a su gobierno un pleno respaldo”.

No hay espacio para analizar cada columna. Hemos más bien   decidido hacerlo de esta manera. Precisar la mayoría de los protagonistas y lugares de aquel semestre político y electoral.

Rómulo Betancourt, expresidente, líder de Acción Democrática, candidato presidencial, ganador de las elecciones. Jóvito Villalba, líder de Unión Republicana Democrática, URD, polemista, tribuno, hombre clave en la transición. Wolfgang Larrazábal, líder del movimiento militar que tumbó a Pérez Jiménez, presidente de la Junta de Gobierno, candidato presidencial de URD, el Partido Comunista de Venezuela, PCV, y del Meni. Llegó de segundo, detrás de Betancourt. Rafael Caldera, líder de Copei, candidato de Copei, llegó de tercero. Gustavo Machado, líder del PCV, crucial para entender la estabilidad democrática del país en esos meses. Antonio Bertorelli, en cuya casa se hicieron las primeras reuniones del Comité de Enlace de los partidos, cuyos 23 miembros, 11 abogados, tres periodistas, un médico, dos pedagogos y dos obreros, detalló Plinio, buscaban una fórmula electoral para aquella Venezuela revuelta. Bertorelli, “un viejo anfitrión, que le agrada ver la política desde la contrabarrera y que conserva con los dirigentes del país una buena amistad”. Rómulo Gallegos, expresidente, primer presidente electo en 1947 en votaciones secretas y universales. Activo y respetado. Decía, como él mismo en 1947, que Betancourt haría un gobierno de concordia nacional. Luis Herrera Campins, periodista, joven dirigente de Copei, polémico, defensor a todo evento de la candidatura de Caldera. Era miembro del Comité de enlace. “Los más rotundos bigotes que hayan regresado del exilio”. Domingo Alberto Rangel, periodista, joven dirigente de AD, polémico, ariete contra Villalba. “Un periodista que entre dos adjetivos galantes clava siempre una banderilla”. Escribía en La Esfera. Gonzalo Barrios, siempre en la línea de Betancourt, miembro por AD del Comité de Enlace. Simón Sáez Mérida, miembro también por AD, en el Comité de Enlace, 29 años, secretario general de AD en la clandestinidad. Fabricio Ojeda, periodista, expresidente de la Junta Patriótica, miembro del Comité de Enlace por URD, 29 años. Luis Ignacio Arcaya, miembro del Comité de Enlace por URD. Lorenzo Fernández, miembro del Comité de Enlace por Copei. Pompeyo Márquez, dirigente del PCV, miembro del Comité de Enlace, agudo analista, siempre bien informado de los movimientos militares. Isaac Pardo, fundador de Integración Republicana, IRE, miembro del Comité de Enlace.  Arturo Uslar Pietri, escritor, que desde Integración Republicana insistía en las dos Venezuela y en el peligro de botar la riqueza petrolera. Se le da el tratamiento de “renta y no de un capital que no hay manera de reponer”, señalaba. Pedro Pablo Aguilar, joven dirigente de Copei, que ya en junio lanzaba el nombre de Rafael Caldera como candidato. Rafael Pizani, ministro de Educación, profesor universitario, uno de los primeros nombres en manejarse como candidato independiente. Escribió Plinio que Rafael Pizani “pertenece a esa categoría de inconformes idealistas que las circunstancias pueden convertir en grandes patriotas o grandes incomprendidos”. José Antonio Mayobre, Arturo Sosa, Héctor Santaella, Numa Quevedo, Edgar Sanabria, ministros, miembros de la Junta de Gobierno, Sanabria sustituto de Larrazábal en la presidencia. Julio Diez, gobernador del Distrito Federal. General Jesús María Castro León, ministro de la Defensa, líder de la intentona golpista de julio de 1958. Tenía su despacho en La Planicie. Fracasada la intentona, lo sustituyó en Defensa, el general Josué López Henríquez. Los golpistas le habían ofrecido la presidencia al ministro Arturo Sosa, quien no aceptó. Edward J. Sparks, embajador de los Estados Unidos. Martín Vegas, el primer candidato casi de consenso, que se creyó la idea, pero que al final no cuajó porque lo consideraban un personaje con méritos aunque sin arrastre popular. “Designar un candidato es un trance tan difícil como el de escoger una reina de belleza”, apostilló Plinio. Larrazábal dijo de él que era un venezolano “presidenciable”. Pero también el presidente de la Junta manejaba otros nombres, Arnoldo Gabaldón, José Antonio Mayobre y Eugenio Mendoza. La verdad es que ya en agosto sonaban los nombres de al menos 30 candidatos, aunque era Vegas, a quien URD, Copei y AD habían sugerido, en principio. Guillermo García Ponce, dirigente comunista, “miembro destacado de la Junta Patriótica”. José Luis Salcedo Bastardo, rector de la Universidad Central de Venezuela.  Julio de Armas, exministro de Educación, cuyo nombre sonó en agosto como candidato presidencial, y hasta comenzó a moverse por los barrios de Caracas. Alirio Ugarte Pelayo, dirigente de URD. Rodolfo José Cárdenas, joven dirigente de Copei. Jesús Ángel Paz Galarraga, dirigente de AD en el Zulia. Jorge Dáger, dirigente de AD. Braulio Jattar Dotti, dirigente de AD. Luis Augusto Dubuc, dirigente de AD. José Manzo  González, dirigente de AD. Eligio Anzola Anzola, dirigente de AD. Carlos Morales, otro presidenciable cuya fórmula no se concretó. Luis Beltrán Prieto Figueroa, nuevo secretario general de AD. José Hely Mendoza, Juan de Dios Moncada, comandantes; Alberto Caldera y J.M Romero de Pascuali, civiles, golpistas. Ulises Ortega, golpista. Coronel J.M Pérez Morales, jefe del Estado Mayor Conjunto, movido a la Misión Militar en Washington, bajo sospecha de estar implicado en un nuevo golpe. Juan Liscano, escritor, articulista, pesaba su firma en el análisis político, era un vocero de los independientes. Ramón Velásquez, escritor y periodista, director de El Mundo, lo entrevistaban. Eleazar López Contreras, expresidente y general, de quien se esperaba su regreso desde Nueva York. Declaró que Venezuela “estaba viviendo un periodo de ‘libertad exaltada’, semejante al que sucedió a la muerte de Gómez. Pero el proceso electoral iba bien encaminado”. Angel Cervini, banquero, empresario, alerta por la dificultad de los partidos en ponerse de acuerdo en una candidatura única. Jesús Faría, dirigente comunista, fue quien formalizó a Larrazábal como candidato del PCV.  Fidel Rotondaro, primer presidente del Consejo Supremo Electoral de la era democrática.

Si los personajes, importan, también los lugares en los que se decidió el rumbo del país.

El Palacio de Miraflores. Centro del poder. El Palacio Blanco, escenario de reuniones entre el poder político y empresarial. El Nuevo Circo de Caracas. El lugar de los grandes mítines de todos los partidos y todos los candidatos. La Casa Nacional de URD, Quinta Dalia, ubicada en la avenida Páez, a cien metros del Hipódromo Nacional. En junio aun no estaba pintada de amarillo. Oficina de Mariano Arcaya, ubicada en el 232 del edificio Norte de Simón Bolívar, donde se creó el primer Comité Procandidatiura del presidente Wolfgang Larrazábal. (Primera columna del 16 de junio). El comité comenzó a funcionar en el edificio Catuche. Misia Julia, la casa de Antonio Bertorelli, ubicada en la urbanización Campo Alegre, donde se reunían los comités de enlace, y se veía la diversa dirigencia partidista. Sede de la Gobernación del Distrito Federal. Fuerte militar de La Planicie, despacho del ministro de Defensa. Casa Nacional de AD, nueva sede, inaugurada por Rómulo Betancourt en junio de 1958, entre las esquinas de Remedios a Caridad. La UCV, con sus estudiantes y autoridades siempre movilizados contra las intentonas golpistas, o a favor de la unidad y la candidatura única. Sede del Consejo Supremo Electoral, instalado en junio de 1958. Quinta Ana Luisa, sede del partido Integración Republicana, ubicada en la urbanización San Bernardino. Casa del presidente Larrazábal, ubicada en la urbanización Santa Mónica. Quinta La Guzmania en Macuto, litoral central, donde Larrazábal madrugó al general Castro León, desbaratándole la intentona golpista. La casa de Rómulo Betancourt, asaltada por los conspiradores. El jefe de AD, precavido, no dormía en su casa desde hacía varias noches. Aeropuerto La Carlota, donde Castro León abordó el avión que lo llevó al exilio. Escuela Padre Sojo del barrio Las Delicias de Caracas, donde el 8 de agosto de 1958, el presidente del Consejo Supremo Electoral, Fidel Rotondaro, abrió la primera Junta Electoral de la Venezuela democrática. Junta Electoral de Baruta, donde se inscribieron como ciudadanos electores Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Gustavo Machado, Gonzalo Barrios, Rafael Pizani, el ministro Arturo Sosa, el rector de la UCV, José Luis Salcedo Bastardo.  Hotel Ávila, escenario del homenaje a URD. Teatro América, escenario de la Convención de AD, 300 delegados, para hablar de candidatura y rumbo político y electoral.  Teatro Boyacá, escenario de la Convención Nacional de URD, donde este partido en septiembre de 1958 concretó su apoyo a la candidatura de Wolfgang Larrazábal. A este le preguntaron si iría al teatro Boyacá, a lo que respondió: “¿Qué película dan mañana en el Boyacá?”. Sede del Meni, Movimiento Electoral Independiente, ubicada en el edificio Catuche. El Meni fue el primer grupo que hizo campaña a favor de Larrazábal. Distribuían volantes con la W de Wolfgang. Sede de la AVP, Asociación Venezolana de Periodistas, un gremio muy activo. Teatro Alcázar, escenario de la Convención Nacional de Copei donde en octubre se anunció formalmente la candidatura de Rafael Caldera. La Plaza de El Silencio, lugar de Caracas de grandes concentraciones para asustar a los conspiradores y respaldar candidaturas. Casa natal de Rómulo Betancourt en Guatire. Aquí abrió su campaña electoral el candidato de AD. Ya era noviembre.

Las fotografías que ilustraban las columnas también pueden arrojar luces de ese medio año. Vamos de la primera a la última. Caldera y Larrazábal/ Mayobre con Larrazábal al lado, el ministro explicándole las cuentas al país. El demócrata (Charles) Porter en Caracas. Reunión del comité de enlace, de frente aparecen Gustavo Machado y Gonzalo Barrios, uno al lado del otro/ Castro León. Machado. Larrazábal. Otra reunión de los partidos/ Rómulo y Jóvito (las leyendas de los dos líderes cambiadas). Ambos en acción como tribunos. Pizani. Machado con Caldera/Larrazábal, dos veces. Jóvito. López Contreras. Manifestación. Caricatura. Una mujer le dice a otra. “Apúrate mujer, que ya es hora de salir a buscar candidato”/Betancourt en la convención de AD. Jóvito. Martín Vegas./ Larrazábal, Mayobre, Pizani, Betancourt, Vegas. Jóvito inscribiéndose en el registro. Betancourt inscribiéndose. Gallegos inscribiéndose/Larrazábal. Castro León. Arturo Sosa. Manifestación. “La maquinaria que sirvió para tumbar al gobierno de la dictadura sirve para defender al gobierno de la Democracia”/ Martín Vegas. Otra reunión de partidos. Larrazábal en tres fotos/Mayobre, Pizani, Morales, Martín Vegas/ López Contreras. Larrazábal candidato. Caldera candidato/Larrazábal, Caldera, Pizani y Betancourt/ Mayobre. Ministro Numa Quevedo. Pérez Morales. Prieto, Betancourt y Sáez Mérida juntos/Tres fotos de Larrazábal, en la columna Un Hecho llamado “W”/ Larrazábal, Caldera y Betancourt. Los tres candidatos/Caldera, Larrazábal con sombrero. Mitin comunista en el Nuevo Circo. Betancourt, “sus amigos están seguros del triunfo”/ Caldera postulado. Betancourt. Gustavo Machado. Villalba comiéndose lo que parece un pincho de carne/ Villalba y Betancourt juntos. La Junta Patriótica con los partidos/ Larrazábal. Manifestación de Larrazábal en El Silencio/ Larrazábal en oriente. Betancourt en San Cristóbal. Caldera en los Andes/ La última columna no llevó fotos. Abajo hay una de Olga Guillot, pero esa es para otra reseña.

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