Los cubanos han comenzado a sepultar los cadáveres identificados del accidente aéreo del viernes que dejó 110 personas muertas. Las labores forenses para entregar los restos a los familiares marchan a toda máquina y la investigación para determinar las causas del siniestro sigue su curso.
En Holguín, hacia donde se dirigía el Boeing 737-200, familiares, amigos, vecinos y autoridades recibían los primeros féretros con restos de los pasajeros.
El más impactante de ellos fue el de la instructora de arte Suyen Lizandra Figueredo Driggs y su pequeña hija Alexa Rivas Figueredo, a quienes el pueblo de Gibara se lanzó a la calle para acompañarlas a su última morada. El funeral de madre e hija se hizo en la Casa de Cultura Municipal, lugar escogido para que todo el pueblo rindienra tributo.
El pueblo holguinero también despidió a Yunaisi Pelegrino Reyes, residente en la comunidad El Llano y trabajadora del sector del comercio, quien también perdió la vida en el accidente.
Del total de víctimas del accidente de un avión fletado por la compañía estatal Cubana de Aviación, 67 pertenecían a Holguín, provincia del extremo oriental de la isla, y procedían de los municipios de Holguín, Gibara, Mayarí, Cacocum, Calixto García, Moa, Banes, Cueto y Urbano Noris.
De los 113 pasajeros que iban en el vuelo, tres sobreviveron, todas mujeres cubanas, y continuaban en estado crítico en el hospital Calixto García de La Habana.
El doctor Carlos Alberto Martínez Blanco, director del hospital, informó al vicepresidente de Cuba, Salvador Valdés Mesa, que las tres pacientes están en estado crítico, “con posibles complicaciones en su período evolutivo”.
La holguinera Mailén Díaz Almaguer se encuentra en estado crítico, entubada y con respiración asistida. Tiene, además, una lesión cerebral moderada.
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